Militantes permanecían este lunes por la mañana en las inmediaciones de la casa de la vicepresidente Cristina Kirchner, en la esquina de las calles Uruguay y Juncal del barrio porteño de Recoleta, después de haber pasado en ese lugar el fin de semana en señal de la respaldo a la exmandataria ante el pedido de prisión en su contra en la causa conocida como Vialidad.
Aunque en número más reducido, un grupo de seguidores se mantenía expectante durante la mañana en la zona del edificio donde vive Fernández de Kirchner, y donde muchos de ellos tuvieron ayer la oportunidad de saludar a la exmandataria.
La vicepresidente salió este domingo al mediodía de su domicilio y regresó pasadas las 20, y en ambas oportunidades se tomó unos minutos para saludar a la concurrencia, que pudo tomarle la mano, sacarse fotos o pedirle una firma para el libro de su autoría "Sinceramente".
El momento más tenso de esta vigilia se vivió el sábado cuando se produjeron incidentes entre los presente y la policía de la Ciudad de Buenos Aires.
En medio de los disturbios quedó Máximo Kirchner, hijo de Cristina y actual diputado nacional del Frente de Todos (FdT).
Esa misma noche, la vicepresidente dio un breve discurso en el que advirtió que "el único lugar donde se produjo violencia fue en la ciudad de Buenos Aires" y le pidió a sus seguidores que fueran a "descansar".