Tan grave como la crisis energética inédita que afectó a todo el país, es la crisis en la información que la acompañó por más de tres horas.
Tan grave como la crisis energética inédita que afectó a todo el país, es la crisis en la información que la acompañó por más de tres horas.
Los gráficos que muestran un país con cero consumo de kilovatios, son simplemente inauditos. Y cuando ocurre lo imposible, la información confiable es tan importante como la solución del problema.
El gobierno nacional demoró su respuesta comunicacional más de dos horas y media. La crisis se acercaba a su tercera hora para cuando aparecieron unas primeras explicaciones -en potencial- en algunos medios de comunicación de la Capital Federal: los periodistas solo habían logrado unos comentarios en off the récord de las autoridades.
Mientras tanto, el vacío informativo fue llenado con comunicaciones de voceros de las empresas distribuidoras de energía eléctrica. Son quienes habitualmente dan las explicaciones por los cortes de luz, en cada ciudad, pero cuando lo que se daña es el sistema energético a nivel nacional, nada pueden hacer. Tampoco ellos fueron informados a tiempo por las autoridades nacionales.
En Santa Fe, fue particularmente útil que la secretaria de Energía de la provincia, Verónica Geese, salga de inmediato -en cuanto comenzó el apagón- a explicar que para la EPE no había chances de recuperar el servicio sin suministro nacional. Y a llevar tranquilidad respecto de la atención a los prestadores públicos y privados la de salud, así como respecto de los pacientes electrodependientes que la compañía tiene identificados.
Recién para cuando en la ciudad de Santa Fe volvía parcialmente la energía, aproximadamente a las 11 horas, hubo un comunicado oficial de la Secretaría de Energía de la Nación que sostiene que un grave desperfecto en una de las líneas alimentadas desde la represa hidroeléctrica de Yacyretá arrastró a todo el sistema de transporte de la energía.
Es una explicación por lo menos inquietante, porque si en efecto es eso lo que ha ocurrido, debe pensarse que para que colapse todo el sistema también debieron fallar todas las protecciones anteriores al centro del sistema, es decir, a su cerebro. Por casi cuatro horas, la Argentina se apagó.