Una investigación en base a documentos desclasificados
"El rol de la Iglesia durante la dictadura es una historia que está llena de grises"
Con el nombre de "La verdad los hará libres", la obra está organizada en varios tomos, en los que se trabajó durante más de seis años en base a material de la Conferencia Episcopal Argentina. Este lunes será presentada en Paraná y el martes en la ciudad de Santa Fe.
El pbro. Luis Liberti (der.)es uno de los autores del libro que será presentado el lunes en Paraná y el martes en Santa Fe, junto al pbro. Antonio Grande (izq.).
"Monumental e inédita". Así se presenta la obra desarrollada en tres tomos (el tercero estará disponible a fin de año) que con el título "La verdad los hará libres" reúne más de 200 mil documentos sobre la actuación de la Iglesia Católica en los procesos de violencia en Argentina, entre 1966 y 1983.
Editado por Planeta, el desarrollo del libro estuvo dirigido por la Facultad de Teología de la UCA a pedido de la Conferencia Episcopal Argentina y a partir del estudio de una vastísima documentación de los archivos desclasificados de la Iglesia.
La presentación, que desde hace varios meses se viene desarrollando en distintos puntos del país, será este lunes a las 18 en la sede Paraná de la UCA (Buenos Aires 239) y el martes a las 20 en la Universidad Católica de Santa Fe (Echagüe 7151).
En ambas ocasiones, estará a cargo del Pbro. Dr. Antonio Grande y del Pbro. Dr. Luis Liberti svd, con quien dialogó el Litoral.
- ¿Cómo se hizo esta investigación y con qué objetivo?
- La obra es una solicitud de la Conferencia Episcopal Argentina. En el año 2012 hubo una resolución de la Asamblea Plenaria de los obispos para que se realice una investigación histórica fundada en los archivos. A principios del año 2018, el presidente de la Conferencia Episcopal solicitó formalmente a la Facultad de Teología de la Universidad Católica que realice esa investigación. Así que desde ese año hasta hace un par de semanas, cuando entregamos el tercer tomo, fueron más de seis años de trabajo. Ahí está el resultado de una solicitud expresa de los obispos.
- ¿Qué es lo que se quiso indagar con este pedido?
- La idea fue que la Iglesia pudiera abrir sus archivos y que se constatara qué es lo que hizo, qué no hizo, qué dejó de hacer, dada la cantidad de publicaciones, estudios o ensayos escritos sobre este tema. Esto era escribir, no ya sobre hipótesis, sino sobre documentos que la Iglesia resguardó de este período tan trágico y tan único de la historia argentina con la violencia que situamos, en el tomo 1, en el año '66 como un parámetro histórico, y en el tomo 2, estrictamente en el período de terrorismo de Estado 1976-1983.
- A la luz de los documentos que lograron recuperar e investigar, ¿a qué conclusión llegaron? ¿La Iglesia hizo todo lo que tenía que hacer, dejó de hacer lo que hubiese podido hacer?
- Particularmente en el tomo 2 pudimos elaborar conclusiones porque era el periodo más acotado. Fue también hablar estrictamente del cuerpo episcopal argentino, no de los obispos en forma individual, sino organizados en la Conferencia Episcopal y obviamente en vínculo con la Santa Sede. Después de investigar cientos de miles de documentos, fuimos poniendo algunas conclusiones parciales y otras finales acerca de lo que la Iglesia hizo, lo que la Iglesia no hizo y lo que la hubiera podido hacer. Pero eso con el diario del día lunes.
Pudimos reconocer conversaciones con el presidente o con la Junta Militar o documentos muy contundentes que el mismo nuncio (Pio Laghi) le entregó a Videla. La figura de Pio Laghi que aquí en la Argentina quedó con cierta oscuridad, si se lee ahora lo que hemos publicado en el tomo 2, se ve que ha hecho mucho más de lo que se dijo. En total, estamos hablando de que el nuncio pidió por 3.115 personas.
No fuimos a investigar cada archivo diocesano, sino que investigamos a partir de lo que los obispos enviaban al archivo de la Conferencia Episcopal. Y allí uno puede ver que no todo fue ni tan oscuro ni tan claro: hay grises como en toda historia. No contamos ni una historia rosa ni una historia negra, sino la historia que dicen los documentos. Me refiero a actas de asambleas, actas de reuniones, entrevistas que tuvo la dirigencia de la Conferencia Episcopal con el gobierno o con ministros o el mismo nuncio que era invitado por el presidente a conversar, los informes de la Conferencia Episcopal a la Santa Sede y las devoluciones de la Santa Sede.
A principios de año se pudieron entregar a la justicia documentos que sabíamos que existían pero que, después de estos años de investigación, pudimos encontrar en una totalidad que nos sorprendió.
La figura de Mons. Vicente Zaspe está incorporada en el tomo 2 de la obra, en el marco del debate por la Biblia Latinoamericana y el planteo que el arzobispo santafesino realizó ante la Conferencia Episcopal Argentina.
- ¿Cuántas personas trabajaron en este proyecto que involucró un volumen de documentación tan importante?
- Hemos dado vuelta más de 200 ó 250.000 documentos. Son los que están en el archivo de la Conferencia Episcopal Argentina y a los que accedimos en la Secretaría de Estado del Vaticano que incluye la Nunciatura Argentina. Quienes trabajamos en los tomos 1 y 2, que son netamente históricos y donde no hay ninguna interpretación, fuimos unas 20 personas.
Fue un trabajo en equipo como nunca se hizo en una investigación aquí, en la Argentina. La obra no fue pensada como un número de capítulos, sino como una estructura. Pensamos en lo que iba a colocar cada autor sobre cada aspecto que se abordaba; de cada capítulo todos sabíamos lo que estábamos haciendo. Hubo hasta cuatro redacciones de capítulos y cuando decidimos que estaban listos se los dimos a terceros para que los leyeran.
Trabajamos durante cinco años, incluída la pandemia, en un espíritu de colaboración. Si bien aparecemos algunos como editores, todos sabemos lo que pasó y cómo se escribieron estos libros.
- ¿Las conclusiones de la investigación van a estar en el tomo 3?
- Desde que comenzamos esta obra pensamos que si los tomos 1 y 2 son de historia, el tomo 3 (que saldrá el 1ª de noviembre) sería de interpretaciones variadas de esta historia. Tiene un tono de cruce interdisciplinar entre historia, sociología, ciencia política, filosofía y teología. Es un tomo que va a interpretar, ya no a narrar historias porque para eso hubo casi 2000 páginas. Este tercer tomo va a ser más corto, con capítulos más acotados en los que participaron académicos de la Argentina y del extranjero tratando de dar interpretaciones de la violencia que vivió la Argentina, y la Iglesia también, entre 1966 y 1983.
- ¿Cree que este es el momento oportuno para que se revise un proceso que de una u otra manera nos atravesó a todos?
- Con algunos colegas pensamos que estábamos como 20 años atrasados pero nunca es tarde para hacer una memoria histórica. Y ahora vamos a presentar una lectura y diversas interpretaciones, en las cuales no todos los editores estamos de acuerdo, pero donde exponemos que es necesario dialogar, conversar, presentar posicionamientos y justificarlos en diversidad ya que la memoria se sigue construyendo; no es una memoria meramente cronológica. En este momento, a 40 años de la recuperación de la democracia, es importante que la iglesia católica como institución, la única que lo hizo hasta ahora, realice una revisión de lo que vivió en ese periodo. Ese es el desafío que asumimos.
- ¿Cómo lo atravesó a usted este proceso?
- Junto con mi compañero y colega Federico Tavelli y sobre todo en el tomo 2 que fue el más duro, tuvimos sentimientos de que cada papel que tomábamos era una persona. Y no fuimos indiferentes al dolor y al destrato, al trato o al cuidado porque sabíamos que ese documento representaba a alguien que pudo haber sido salvado o que no lo fue. Nuestro posicionamiento fue, de entrada, que esto no era contar mesas ni sillas, sino que sabíamos que detrás de cada gestión, pedido, solicitud, diálogo o silencio había una vida.
Para mí fue un posicionamiento muy emotivo y cargado de sentimientos porque escribíamos la historia de mi propia iglesia también con dolor y algunas satisfacciones que fueron las mínimas. La satisfacción más grande fue que pudimos dar voz a aquellos que no la pudieron tener o a quienes no se les permitió.
El título
Bajo el título de "La verdad los hará libres", cada tomo, de los que hasta ahora hay dos editados, tiene su propio subtítulo. En el primero, "La Iglesia Católica en la espiral de violencia en la Argentina 1966-1983". Y el segundo, "La Conferencia Episcopal Argentina y la Santa Sede frente al terrorismo de Estado 1976-1983".
Luis Liberti, uno de los autores recuerda que "el título del libro fue discutido hasta el momento en que entraba a la máquina". "Es una frase bíblica en boca de Jesús. Y también fue el resultado de un diálogo con la editorial que nos ayudó a decidir". En ese punto, anticipa que en el tercer tomo habrá una interpretación del significado de esa frase, "que también fue parte de una oración que durante todos estos años nos acompañó y que terminaba así: que la verdad que podamos escribir con humildad y sencillez permita que nos haga libres".
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