Cuando diputados del oficialismo y de la oposición recargaban municiones de cara a la sesión del miércoles, se produjo un "giro en la trama" que cambió el curso de los acontecimientos. .
En medio de la escalada beligerante a raíz de la ofensiva judicial contra la vicepresidenta Cristina Kirchner y la reacción súbita de una militancia K resurgida, se suspendió hasta nuevo aviso la sesión especial prevista para este miércoles en la que iban a tratarse una batería de proyectos de ley.
Cuando diputados del oficialismo y de la oposición recargaban municiones de cara a la sesión del miércoles, se produjo un "giro en la trama" que cambió el curso de los acontecimientos. .
Las escenas de máxima tensión del sábado pasado frente a la residencia de Cristina Kirchner, protagonizadas por la militancia que fue a llevarle su adhesión a "la Jefa" y la Policía de la Ciudad que aplicó un polémico vallado en las inmediaciones del lugar, alteraron el humor social en el arco político.
Lógicamente, eso tuvo un correlato en los diputados que intercambiaron misiles a través de los medios y las redes sociales. Ese clima beligerante terminó de dinamitar las negociaciones.
"El contexto político superaba las posibilidades de poder negociar una sesión. Iban a ser cuatro o cinco horas de cuestiones de privilegio y eso iba a desnaturalizar el propósito de la Cámara de Diputados que es discutir leyes", explicaron a NA fuentes parlamentarias del oficialismo. .
Con la negativa de Juntos por el Cambio a acompañar la ley para prorrogar seis impuestos nacionales, sumado a las vacilaciones en los diputados de las bancadas intermedias, las cuentas para el Frente de Todos estaban demasiado ajustadas como para tomar el riesgo.
A partir de ahora, la idea del oficialismo es recuperar el diálogo y llegar a un acuerdo para acomodar la sesión la semana que viene, la última disponible antes del desembarco del Presupuesto 2023.
No iba ser una sesión más, por varios factores. En primer lugar, lo ya mencionado: el ensanchamiento de la grieta que aconteció en los últimos días, en que la centralidad de una re- empoderada Cristina Kirchner corrió el foco del desbarajuste de las principales variables de la economía y el programa de ajuste fiscal del Gobierno.
Las escaramuzas en Recoleta, frente al domicilio de la ex presidenta (que Andrés "Cuervo" Larroque caracterizó como un "santuario") no hicieron más que agigantar las llamas. Los chispazos de los choques reavivaron también el conflicto la interna opositora, con Patricia Bullrich corriendo por derecha al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, a quien le facturó falta de "carácter" y de autoridad para barrer el campamento K en Recoleta.
El pedido de juicio político por parte de diputados de Juntos por el Cambio contra Alberto Fernández por su desafortunada comparación entre el fiscal Diego Luciani, acusador de Cristina Kirchner en la causa Vialidad, y el fallecido Alberto Nisman ("ojalá no se suicide como él") tampoco contribuía a bajar los decibeles. .
Este es el telón de fondo que iba a marcar el debut de Cecilia Moreau como presidenta de la Cámara de Diputados en una sesión.
Quedará para la semana que viene, o para más adelante. Una prueba sumamente difícil que pondrá a prueba sus habilidades para sacar adelante la votación de las leyes en medio de las granadas que se arrojarán desde ambas trincheras. .
La suspensión de la sesión sorprendió a quienes eran ajenos a las negociaciones. Hasta el sábado, no había nadie que no diera por descontada la convocatoria, por más que no hubiera sido cursada formalmente. De hecho, ya habían llegado a Buenos Aires diputados de las provincias especialmente para asistir a la cita legislativa, y otros tenían vuelos programados para las próximas horas.
En la sesión, que ahora habrá que ver para cuando se reprograma, se iban a tratar la ley de Consenso Fiscal, la prórroga de seis impuestos nacionales, la renovación de la vigencia del Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego y la creación de las universidades nacionales del Delta, de Pilar y Saladillo. En signo de interrogación aparecía la ley de Enfermería, que ya tenía dictámenes firmados.
A propósito de la ley de Consenso Fiscal, Juntos por el Cambio anticipó objeciones y de hecho firmó un dictamen de minoría con 20 firmas, pero la aprobación es segura para el oficialismo. Ello ocurre en virtud de los votos de fuerzas intermedias y también de los legisladores de la UCR que responden a los tres gobernadores radicales que suscribieron el pacto con el presidente el 27 de diciembre del año pasado.
El PRO tenía resuelto votar en contra en el recinto junto a la Coalición Cívica y Evolución Radical, por considerar que la norma habilita la suba de impuestos, mientras que la UCR se iba a dividir.
En cambio, reinaba la incertidumbre en relación al otro proyecto, que tiene que ver con la prórroga de la vigencia de seis impuestos nacionales hasta el 31 de diciembre de 2027: el impuesto a las Ganancias, Bienes Personales, el impuesto sobre los créditos y débitos en cuenta corriente bancaria (impuesto al cheque), el impuesto adicional de emergencia sobre el precio final de venta de cigarrillos, los impuestos del régimen simplificado para pequeños contribuyentes (monotributo), y el de Capital de Cooperativas. Además, se prorrogan las asignaciones específicas del IVA.
El viernes, distintos voceros de Juntos por el Cambio habían dejado trascender que pese a estar de acuerdo con la extensión de la vigencia de cuatro de los impuestos, no acompañarían con el voto positivo en el recinto porque no querían avalar los aumentos implementados a fines del año pasado sobre el impuesto a los Bienes Personales. También apuntan a modificar aspectos del impuesto al cheque.
Antes de dar por cerrada la postura y comunicarlo públicamente, Juntos por el Cambio había intentado gestiones con el oficialismo para pedir que cada impuesto se tratara por separado, pero la respuesta fue un no terminante, y el escenario quedó partido. Aquí el oficialismo no tiene garantizada la votación, ya que aún se desconoce cómo votarán los diputados del interbloque Federal (el cordobés Ignacio García Aresca no firmó ningún dictamen en la Comisión de Presupuesto) y del Frente de Izquierda. En cambio, sí contará -en el momento en que el tema se debate en sesión- con el aporte del interbloque Provincias Unidas.
En el temario de la sesión ya había quedado afuera el proyecto de promoción agroindustrial, donde existen puntos en común pero la firma del dictamen está trabado por la coyuntura de discusiones por el tipo de cambio de las exportaciones y la falta de liquidación de divisas por parte del campo. También quedaba afuera la ley de Alcohol Cero, que se encuentra en compás de espera en la comisión de Transportes.
Parálisis
Diputados no sesiona desde el 2 de agosto pasado, cuando se trató la renuncia de Massa como titular del cuerpo y se aprobó la designación en su lugar de Cecilia Moreau. La última vez que la Cámara baja se había reunido para votar proyectos había sido el 5 de julio pasado, hace casi dos meses.
Confirmación de Laspina
El rechazo fue confirmado el sábado pasado por el vicepresidente de la comisión de Presupuesto, el macrista Luciano Laspina, pese a que en un principio había sido él quien había dejado la puerta abierta a prorrogar los impuestos "para no desfinanciar al Estado".
"ACLARACIÓN: NO HAY ACUERDO CON EL OFICIALISMO para la prórroga de impuestos. Vamos a VOTAR EN CONTRA del proyecto del oficialismo para intentar imponer EL NUESTRO QUE BAJA IMPUESTOS. En particular, Bs Ps y Cheque. NOTA: @mauriciomacri fue el único presidente que bajó impuestos!", tuiteó la principal espada económica del macrismo en Diputados.