"Antes las familias iban al mercado de crédito a comprar futuro, ahora van a resolver su pasado"
El sociólogo Ariel Wilkis explora los 40 años de la democracia a partir de las deudas de los hogares argentinos, en su libro "Una historia de como nos endeudamos”.
Ariel Wilkis, Doctor en Sociología por la École des Hautes Études de Sciencies Sociales y la UBA. Foto: Luis Cetraro
La historia de la democracia argentina desde 1983 ha sido contada de muchas maneras: a través de la economía, la política, los militares, los derechos humanos, la música, la cultura, la relación con Estados Unidos, y hasta a través de lo que se conoció como el destape. Ariel Wilkis, Doctor en Sociología por la École des Hautes Études de Sciencies Sociales y la UBA, decidió contarla a través de la descripción de los procesos de endeudamiento de las familias argentinas en los últimos 40 años.
El libro de Wilkis hace una descripción de los procesos de endeudamiento de las familias argentinas en los últimos 40 años. Foto: Luis Cetraro
"Antes las familias iban al mercado de crédito a comprar futuro, ahora van a resolver su pasado" dice en “Una historia de como nos endeudamos. Créditos, cuotas y otros fantasmas de la experiencia argentina” que publicó Siglo Veintiuno. “El mercado de crédito está tan estratificado como la sociedad. Los ricos van al mercado de crédito y obtienen instrumentos que les permiten proteger y ampliar su riqueza mientras que los pobres van al mercado de crédito y obtienen instrumentos que los mantiene en la situación que se encuentran y en el mejor de los casos les permite evitar caer más abajo”, reflexiona.
-Trazás una historia de la democracia argentina desde 1983 a partir de las deudas de las familias. ¿Qué dice?
-El libro cuenta una historia que no está presente en la comprensión pública y que a veces tampoco está tenida en cuenta en las memorias de las familias. Cuando hablamos de deuda en Argentina, nos referimos a la pública, a las negociación con el FMI, y quedan afuera las otras, las de la familia lo que resulta paradójico porque estas deudas son claves para el bienestar, para sus posibilidades de ascenso social y, pese a esta centralidad, no son parte ni de la conversación pública ni de la cotidiana. Muchas veces, cuando tuvimos que hacer trabajos de campo, le preguntábamos a las personas si tenían deudas y la mayoría de las veces nos decían que no. Pero seguíamos interrogando y descubríamos que las tenían.
Créditos vs. deudas
-¿Por qué la gente niega a tener deudas?
-Las personas celebran cuando hablan de tener un crédito, pero silencian cuando tienen una deuda. Niegan que deben. Hay una especie de jerarquía moral entre crédito, que es celebrado, aprobado, reivindicado; y deuda, que tiene una jerarquía moral negativa, que es silenciada, negada y dejada de lado. Por eso la importancia del trabajo sociológico para construir esta historia de cómo nos endeudamos porque mira más allá de las estadísticas oficiales y trata de reconstruir trayectorias, memorias y biografías a lo largo del tiempo en torno a las dinámicas de endeudamiento.
Para el entrevistado, "en los sectores de bajos ingresos, el riesgo que implica no pagar una deuda es mucho más alto que en el caso de los sectores de altos ingresos". Foto: Archivo
-El libro está organizado en torno de periodos presidenciales. Y todos tienen una trayectoria similar: esperanza por la recuperación y mal fin, es como una característica trágica de la Argentina, no hay forma que las cosas terminen bien.
-No fue de mi intención describir en términos trágicos o dramáticos esa historia, sino que ha sido el desarrollo de esa dinámica la que se desenvolvió en esos términos. Lo que me interesaba era ligar esta historia de las deudas con las de la democracia desde el 83 hasta nuestros días. Construir la historia de las deudas de los hogares como un capítulo importante para entender las promesas y los fracasos de la democracia, construir la dinámica del endeudamiento como un momento donde la democracia se pone a prueba.
Dinámica de promesas y fracasos
-En el libro escribís que las deudas explican el fracaso de la democracia en Argentina.
-Porque implican una dinámica de promesas y lamentablemente de fracasos porque chocan con limitantes de la estructura económica argentina. Y ese choque impacta en la biografía de las personas, condiciona sus expectativas sobre las instituciones políticas de la democracia. En los últimos 40 años se han narrado los fracasos de la democracia de muchas maneras, desde la pobreza, la corrupción, el mercado de trabajo, el desencanto con la política y este libro trata de narrar otra vez esa historia pero desde un lugar original porque además conecta varios niveles, la economía individual con los procesos políticos más generales, las biografías de las familias con la historia social y política del país.
"Hasta mediados de los 90 las familias argentinas iban al mercado de crédito a comprar futuro", señala el especialista. Foto: Luis Cetraro
-Describís en el libro cómo la deuda pasó de ser una herramienta del ascenso social, un crédito hipotecario, por ejemplo; a un instrumento para evitar frenar aún más el descenso social.
-Trato de mostrar cómo el mercado de crédito es un ámbito donde las promesas de la democracia se expresan y al mismo tiempo fracasan. El arco narrativo del libro va de 1983 hasta el día de hoy y uno puede decir que hasta mediados de los 90 las familias argentinas iban al mercado de crédito a comprar futuro, créditos para comprar una vivienda o un auto. Hoy las familias argentinas van al mercado de crédito no a comprar futuro, sino a resolver su pasado. Van a buscar crédito para resolver sus deudas, para conseguir ingresos que les permita pagar sus alimentos y medicamentos. Esa transformación del mercado de crédito entre uno que podía proponer expectativas de ascenso social a otro que propone, en el mejor de los casos, no caer más de lo que se cayó es la expresión más acabada de la transformación regresiva de la estructura social argentina.
Mercado estratificado
-Reflejás que hay como dos tipos de créditos, los destinados a la punta de la pirámide y a los de la base donde opera la informalidad, los vínculos familiares ¿Cómo funciona?
-El mercado de crédito está tan estratificado como la sociedad. Los ricos van al mercado de crédito y obtienen instrumentos que les permiten proteger y ampliar su riqueza mientras que los pobres van al mercado de crédito y obtienen instrumentos que los mantiene en la situación que se encuentran y en el mejor de los casos les permite evitar caer más abajo.
"El mercado de crédito está tan estratificado como la sociedad", sostiene el autor. Imagen ilustrativa
- ¿El crédito también explica la división de la sociedad?
-Contribuye. Uno no puede entender la dinámica de estratificación social sin entender diferentes circuitos monetarios, entre ellos los asociados al mercado formal e informal de crédito. La riqueza se reproduce con instrumentos de crédito más favorables para los ricos que les permite acrecentar su patrimonio a largo plazo con tasas de interés bajas. Los pobres tienen instrumentos de crédito de bajo monto a tasas de interés elevadas que no les permite ampliar su patrimonio. Además, en el caso de los ricos les absorve una parte ínfima de sus ingresos y en el caso de los pobres una gran parte. Esta dinámica estratificada contribuye a reproducir las desigualdades y cuando uno va a ver las dinámicas de endeudamiento encuentra que la informalidad está presente arriba y abajo de la pirámide, porque es muy fuerte en los sectores de bajos ingresos pero también esta presente en los sectores altos, sobre todo en un país donde buena parte del mercado financiero transcurre por fuera de canales formales, bajo relaciones informales e interpersonales.
Los riesgos de la informalidad
-En un país con al menos la mitad de su economía en la informalidad, la informalidad está en todas partes.
-Sí, la diferencia sustantiva son las condiciones en las cuales se accede a ese préstamo y los riesgos, punto este que me parece importante. En los sectores de bajos ingresos, el riesgo que implica no pagar una deuda es mucho más alto que en el caso de los sectores de altos ingresos. No pagar una deuda contraído en el mercado formal implica, por ejemplo, entrar en el Veraz y remontar esa situación se vuelva casi imposible. Y el otro riesgo es la exposición a la violencia física en contextos de préstamos de dinero donde la informalidad está mezclada con la ilegalidad.
"Las deudas ponen a prueba vínculos sociales", marca Ariel Wilkis para hablar del endeudamiento en la vida cotidiana. Foto: Luis Centraro
-¿Cómo funciona el estar endeudado en la vida cotidiana? ¿De qué manera afecta el día a día convivir con gente a la que le debes plata y en muchos casos no le podes devolver?
-A mí me gusta decir que las deudas ponen a prueba vínculos sociales. Podemos pensar todos en situaciones en las que nos enojamos porque un amigo, un hermano o un conocido no nos prestó. Pero cuando nos prestan se genera una situación de cooperación, de acompañamiento, de protección por parte del otro. Las deudas están para generar conflictos, pero también para generar vínculos, cohesión. Por otro lado, cuando esas deudas son pesadas pueden poner en riesgo el bienestar de las personas, de los hogares y también el vínculo con otras personas, pueden generar aflicciones físicas, psicológicas. En los trabajos de campo encontramos la idea recurrente de que las personas no duermen cuando tienen deudas porque hacen cuentas para ver cómo saldarlas. Las dinámicas de endeudamiento transcurren materialmente, monetariamente y también físicamente
Endeudarse en pandemia
- ¿Cómo operó la pandemia en el tema del endeudamiento, donde era imposible para muchos hacerse de recursos para pagarlas?
-En el capítulo sobre la pandemia, Santa Fe ocupa un lugar muy importante porque gran parte del trabajo de campo lo realizamos en la ciudad con entrevistas a comerciantes, a personas que viven en barrios carenciados. Las dinámicas del endeudamiento durante la pandemia, por un lado, crecieron, dado que cayeron los ingresos. Pero también crecieron lo que en el libro llamamos deudas de cuidado que sobre todo caen sobre los hombros de las mujeres que son las que se hacen cargo de resolver las cuestiones de alimentación, salud, escolares. Con la caída de los ingresos, la interrupción de la actividad económica y el confinamiento, sobre todo de niños y niñas en los hogares, las dinámicas de endeudamiento fueron creciendo cada vez más. Tomar deuda para cuidar a la familia.
- ¿La pandemia profundizó esta división entre los que tienen y los que no tienen y también la de los formales e informales?
-La pandemia partió a la sociedad entre quienes tenían garantizados sus ingresos el primero de cada mes, y quienes dependían del cuentapropismo, del trabajo independiente; eso fue un parteaguas que fue transversal. Sectores medios y sectores bajos fueron atravesados por este quiebre de ingresos regulares y fijos que produjo la pandemia. Eso implicó un crecimiento de las dinámicas de endeudamiento también transversales. Se ve retraso en el pago de alquileres y tarjetas de crédito, pese que había el Estado había dictado una moratoria y había lanzado propuestas de instrumentos como los créditos a Tasa Cero, que no fueron los únicos, para que sectores que habían perdido sus ingresos puedan recomponerse endeudándose.
"La pandemia partió a la sociedad entre quienes tenían garantizados sus ingresos el primero de cada mes, y quienes dependían del trabajo independiente; eso fue un parteaguas que fue transversal", se explayó el entrevistado. Foto: Archivo El Litoral
-¿Por qué todo ese esfuerzo que hizo el Estado, desde el pago de sueldo a empresa, los créditos de tasa cero, el IFE, no se vio reflejado electoralmente? ¿Qué vínculo hay ahí?
-El periodo de la pandemia y de la pospandemia estuvo marcado por un lado por una gran intervención del Estado en la economía transfiriendo recursos y al mismo tiempo por una gran expectativa por parte del gobierno de que la sociedad reconozca el esfuerzo que se estaba haciendo. Ahora, cuando entrevistábamos a las familias que se endeudaban, estas percibían que el esfuerzo y el sacrificio que hacían para llegar a fin de mes, cuidar a los hijos y conseguir un préstamo para poder pagar alimentos y medicamentos, era mucho más grande del que estaba haciendo el Estado. La percepción de que la política no estuvo a la altura de todo el sacrificio que las familias hicieron durante la pandemia y la post-pandemia en un contexto de alta inflación, llevó a ese desencuentro que luego derivó, de alguna manera, en apoyar una oferta política antiestatal y a unoutsider.
-Una de las promesas más importantes de la campaña de Milei fue la dolarización de la economía. ¿Qué cosas activa este tema en el imaginario colectivo de los argentinos para ir a votar por una propuesta que pensada racionalmente es imposible de concretar?
-Durante la campaña electoral pasaron muchas cosas singulares. Una de ellas fue que un candidato proponía como una oferta política central la dolarización mientras todo el espectro de economistas heterodoxos y ortodoxos, salvo dos o tres, decían que era técnicamente inviable. Sin embargo tuvo diferentes grados de aceptación. Ese enigma sociológico en parte permite ser resuelto tomando en cuenta lo que dije antes. La idea que las familias durante la pandemia y luego se habían sacrificado más que la política y que el Estado y que el esfuerzo que ellas habían hecho no era correspondido con las élites políticas, las predispuso a que aceptasen una propuesta que tenía dos componentes claves que se alimentaban. Por un lado uno de estabilización y por el otro una propuesta de castigo a aquella clase política. Ahí la dolarización tiene un componente moral además de económico y social. Resolvía el tema de la inflación y a la vez castigaba a quienes no estuvieron a la altura de las circunstancias para resolver las situaciones que estaba transitando la sociedad argentina.
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