- ¿Por qué sentimos que el domingo de las PASO atravesamos un tsunami? ¿Qué es lo que sorprendió tanto de los resultados?
Carlos Fara, especialista en opinión pública y campañas electorales, ofrece una reflexión sobre los resultados del último domingo. Para quién juega el ausentismo, los votos para el liberal en barrios empobrecidos. Las perspectivas para octubre y la puerta abierta al balotaje. Una sociedad "que no quiere regalar nada" y la pregunta del millón (que esta vez formula el entrevistado).
- ¿Por qué sentimos que el domingo de las PASO atravesamos un tsunami? ¿Qué es lo que sorprendió tanto de los resultados?
- En primer lugar, los resultados se evalúan en función de las expectativas previas. Si todos pensábamos que (Milei) iba a sacar entre 20 y 22 puntos y saca 30, es una súper sorpresa. Y además no solo que saca 30 sino que queda primero, así que doble sorpresa..
Las expectativas previas que se habían armado eran más modestas y todo el mundo suponía que Juntos por el Cambio iba a salir primero. Entonces, hubo una revolución de expectativas: nadie suponía que Unión por la Patria iba a ganar, así que eso llama menos la atención.
Segundo, el que sale primero no solamente saca 30 puntos, sino que además es un personaje que viene de afuera de la política: llegó hace dos años, pero sigue siendo un outsider. Y más allá del número nacional, sorprendió la extensión de la "mancha" (violeta, color con que se identifica La Libertad Avanza), porque ganó en dos tercios de los distritos, incluido a Juntos por el Cambio en tres provincias donde se supone que éste debía ganar cómodo: Mendoza que gobierna, Santa Fe que puede gobernar y Córdoba que le hizo ganar a Macri en 2015 y achicó la diferencia en 2019.
Y, en el fondo, lo que sociológicamente es más fuerte, es que por primera vez en 80 años aparece un actor que le disputa el voto al peronismo en clase baja y lo hace sin Estado, sin clientelismo, sin estructura y sin fiscales.
Con todo esos datos sobre la mesa, fue un tsunami.
- ¿Cómo se leen esos votos a Milei, por ejemplo, en los barrios empobrecidos?
- Argentina viene de tres gobiernos seguidos con balance negativo y eso, per se, es un elemento que, además de predisponer mal (al electorado) con las dos coaliciones que estuvieron en el poder, termina de horadar la base social del peronismo. Eso ocurre en lo concreto y en lo simbólico, porque a esos sectores el peronismo les decía "por lo menos estoy un poco mejor".
Es la primera vez en su historia que el peronismo llega al gobierno para apagar un incendio y está dejando otro peor del que recibió. Eso tenía un límite, mucho más con las generaciones jóvenes, que tienen identidades políticas menos solidificadas o más lábiles, o no tienen ninguna identidad política, comparado con otras generaciones. Y son los que peor la pasaron en la pandemia y los que sufren más la desocupación. Milei le está generando una expectativa a ese público que no quiere caerse de la estantería y al que el peronismo ya no lo satisface ni simbólica ni materialmente.
Ahí se produce un quiebre fuerte para un peronismo que ya venía con un deterioro, al que se le había roto el piso en 2021. Y que el domingo pasado terminamos de ver que la rotura es más fuerte de la que podíamos suponer.
Hay en el voto a Milei de clase baja más joven claramente un estado de insatisfacción, de público desahuciado, con impotencia y sin futuro. Es una persona que no quiere vivir del plan, ni con un trabajo precario; quiere un trabajo en blanco, quiere tener una expectativa y no tiene nada de eso. Para ese sector históricamente ligado al peronismo, éste ya no tiene cómo dárselo y ninguna expectativa de que se lo pueda dar a futuro.
- En la campaña previa a las PASO los candidatos se guardaron sus propuestas o no las comunicaron con claridad, o tal vez la gente no se informó lo suficiente. Hubo más peleas entre los dos grupos mayoritarios o que se proyectaban como tales que plataforma concreta.
- Primero, es natural que suceda, porque hay dos fases. Por lo cual no podés cantar todas las cartas que tenés en la mano, porque después te esperan las generales. Luego, las dos coaliciones tuvieron primarias al mismo tiempo, cosa que nunca había sucedido, y la de Juntos por el Cambio era especialmente competitiva.
Las dos se concentraron en las peleas y no hicieron propuestas: el gobierno porque está en el gobierno y no tiene nada para decir, y JxC no tuvo ninguna actitud de generar una propuesta conjunta, más que algunos títulos genéricos, y después era una discusión de quién tenía mejores atributos para encarar la Presidencia. Pero lo que estuvo sobre la mesa fue la pelea.
Juntos por el Cambio subestimó el escenario, pensó que ya tenía ganada la elección y que como "lo que quiere la gente es sacar al kirchnerismo" los iban a votar. Y nunca hicieron autocrítica en cuatro años: las que hizo Macri fueron medio curiosas. Se autocriticó no haber ido más rápido. Pero no se discutió qué perfil ideológico iban a tener, cómo iban a funcionar en el gobierno, si como coalición o partido único. Todas esas cuestiones terminaron de advertir que "son uno más de la casta".
- Hay que ver si esa foto de "unidad" que se logró el miércoles entre Larreta y Bullrich contribuye a crear una imagen de trabajo en conjunto o ni siquiera alcanza. Parecen más unidos por el espanto que por el amor.
- Ahora no creo que el problema sean las peleas entre Patricia y Horacio o entre halcones y palomas; me parece que el problema de Bullrich hoy es Macri.
- ¿Cuál es el rol que está insinuando o cumpliendo Macri en este momento?
- Creo que en el fondo de su alma siempre se convenció de que hay que hacer un ajuste importante de la economía argentina y que lo que dice Milei es, en el fondo, lo que "habría que hacer". Y que si hay que pagar un costo, si hace falta un gran mesiánico contra la Argentina corporativa, si Patricia no se anima, que lo haga Milei. Como es más importante para él ese objetivo, creo que ve con simpatía que Milei se mantenga, que esté en competencia, que llegue al balotaje y, después, que gane "el más mejor". Me parece que dentro de JxC va a haber un debate fuerte sobre el rol de Macri.
- ¿Qué opinión tiene sobre el porcentaje de ausentismo que hubo en las PASO? ¿Quiénes son los que no votaron?
- El peronismo tiene dos problemas: uno es Milei y otro es la abstención. Ya pasó en 2021 que muchos votantes propios no quisieron votar. Ocurrió en Santa Fe en las primarias de julio y en otras provincias donde una parte del voto propio decidió quedarse en la casa, no ir a votar a Juntos por el Cambio porque no lo entusiasma y tampoco lo mueve Milei. El principal perjudicado es el peronismo, cuyo aparato hoy moviliza menos que en toda su historia. Ese también es un detalle interesante del tsunami del domingo pasado.
La abstención es un signo de desafectación con el sistema político, lo cual para un país como la Argentina, que siempre tuvo un nivel de votación alto, más allá de la obligatoriedad y aún cuando las sanciones prácticamente no existen, es un llamado de atención para todos. Hasta que la Argentina no vuelva a crecer y a generar cierto estado positivo en la economía y la gente vuelva a tener una expectativa sobre el futuro, es muy difícil que vuelva al sistema político, porque es la triple frustración de tres gobiernos seguidos con balance negativo. Eso lleva a mucha gente a pensar que no tiene sentido votar, porque gane quien gane es lo mismo.
- ¿Ese es el voto que tendría que conquistar el peronismo?
- El peronismo en el sector bajo, sin dudas. De 2021 para acá no hizo más que confirmar que no estaba a la altura de encontrar una solución a la crisis. Así que en teoría puede ajustar un poco las tuercas a los gobernadores que trabajaron a media máquina, pero tampoco es la gran solución.
- ¿Qué panorama se abre de cara al 22 de octubre? Y después, ¿vamos a un balotaje?
- Con la fotografía de hoy, sí. Veo muy difícil que la elección se polarice fácilmente. Primero, porque lo que la sociedad hizo fue ponerlos a todos en una misma línea de largada. Ahora empieza una fase nueva, que es: "Alguien muéstreme por qué puede ser un mejor liderazgo para enfrentar la crisis" que es, en el fondo, lo que a la gente le interesa. Después, al electorado de Juntos por el Cambio también le interesa sacar al kirchnerismo.
Como en el último año antes de las elecciones ningún candidato llegó a los 30 puntos en intención de votos, me parece que tenemos una sociedad que no quiere regalar nada, no se la quiere hacer fácil a ninguno; están los tres en la gatera y ahora veremos quién puede generar más expectativa o se equivoca menos en este proceso.
El peronismo tiene un núcleo duro que lo va a volver a votar y por ahí alguito más. Juntos por el Cambio tiene un tanque de reserva entre quienes no fueron a votar en las PASO. Y Milei, con la corriente de entusiasmo que generó y con la que salió primero, puede entusiasmar a otros que el domingo se quedaron en su casa.
Ninguno de los tres está hoy para perder; la discusión más fuerte es cómo se reparte la torta de los que no fueron a votar en las PASO y van a votar en la general.
Con ese camino me parece que lo más probable es que vayamos a balotaje. La única otra vez que ocurrió eso fue (en 2015) cuando el primero (Daniel Scioli) sacó 37% y el segundo (Mauricio Macri) 34% en la general.
- Un país como la Argentina, ¿está preparado para que lo gobierne Milei?
- Me parece que no, en el sentido que es un presidencialismo, con todo lo que eso implica en el sentido de liderazgo. Y sumemos la crisis económica. Más allá de Miei, el tema es que si en la general se volviera a replicar la foto del domingo, tendríamos una Argentina más fragmentada que nunca desde el punto de vista político, con un presidente de un partido, la provincia de Buenos Aires con otro, un Congreso dividido y una liga de gobernadores pareja: Juntos por el Cambio puede llegar a gobernar en diez distritos.
Con ese esquema y un peronismo más minusválido que nunca en el Senado, en general es difícil para una estructura política profesional y con experiencia, y para una persona que nunca administró en materia de Estado y nunca gestionó políticamente, me parece muy complejo. Siempre puede despertarse un genio, como dice el propio Milei. Pero parece raro: Argentina es un país grande y complejo, y está atravesando dos crisis, una económica y una de representatividad política. Lo que vienen a traer la abstención y Milei es ese llamado de atención al establishment político.
- Y los argentinos, ¿estaríamos preparados para recibir una política como la que está planteando Milei?
- Creemos que Argentina no se corrió a la derecha, se corrió al centro respecto de 2019. Creo que la sociedad no quiere 180º, quiere resultados: a más desesperación, más cheque en blanco. Un poco como Menem '89, cuando estaba el fenómeno de la Ucede, que había crecido porque la inflación era muy alta y traía una formula para hacer frente a eso.
Pero ojo, porque la sociedad no está para giros de 180º. Si se agrava la situación de aquí a diciembre, podemos estar más cerca de que la gente extienda ese cheque en blanco.
La Argentina es muy exigente en materia de liderazgo. Es la primera vez que un outsider gana una instancia presidencial. Aunque no sea la definitiva, advierte sobre la cuestión.
Hay países de América Latina que están mucho más acostumbrados a tener estas figuras, como Perú. Entonces, la pregunta del millón sería: ¿es la misma Argentina de antes o es otra Argentina distinta y todas las reglas se empiezan a reescribir? Me parece que esa es la pregunta más importante del tsunami.
Carlos Fara, especialista en opinión pública y campañas electorales, ofrece una reflexión sobre los resultados del último domingo. Para quién juega el ausentismo, los votos para el liberal en barrios empobrecidos. Las perspectivas para octubre y la puerta abierta al balotaje. Una sociedad "que no quiere regalar nada" y la pregunta del millón (que esta vez formula el entrevistado).
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