José Curiotto
@josecuriotto
Santa Fe recibirá esta semana a más de 60 representantes de ciudades latinoamericanas y de organismos internacionales.
José Curiotto
@josecuriotto
Administrar cualquier tipo de organización implica la imperiosa necesidad de adoptar medidas coyunturales. Sin embargo, con esto no alcanza. A la búsqueda de soluciones a problemas cotidianos, se le deben añadir decisiones estratégicas que permitan pensar en el mediano y largo plazo. No importa si se trata de una familia, de una pequeña empresa o de una multinacional.
Las mismas reglas rigen para la administración de la cosa pública, ya sea en el Estado nacional, provincial o municipal. Es que no se trata de una cuestión de escala, sino de visión. Los problemas existen, resultan evidentes y por momentos perturbadores. Pero el eterno presente sólo puede desembocar en un laberinto que conduce inevitablemente a la decadencia y al fracaso.
El hecho de que la ciudad de Santa Fe se convierta durante esta semana en el escenario elegido para el desarrollo de la XXI Cumbre de Mercociudades, forma parte del resultado de este tipo de decisiones estratégicas que fueron adoptadas hace tiempo y con visión de futuro.
Santa Fe no sólo será sede de un encuentro que reunirá a representantes de más de 60 ciudades de Latinoamérica, sino que recibirá también a enviados de la Organizaciones Unidas, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), la Cooperación Francesa, la Unión Europea, el Mercosur y la Fundación Rockefeller, entre otros organismos con alcance internacional.
Además, hasta el próximo encuentro de Mercociudades que se realizará en un año, Santa Fe presidirá esta organización. No parece poco, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un lugar de privilegio que en el pasado fue ocupado por verdaderas megalópolis o capitales nacionales.
Organizar este tipo de encuentros y lograr estos reconocimientos resulta fundamental para avanzar en la búsqueda de alternativas que permitan adoptar decisiones que se adelanten a los grandes desafíos.
Existen ejemplos claros que reflejan la importancia que reviste la inserción de una ciudad como Santa Fe en el plano internacional. En diciembre de 2014, el Fondo Francés para el Ambiente Mundial (FFEM) seleccionó el proyecto santafesino denominado Reserva Natural Urbana y Gestión de Riesgos Climáticos para otorgarle 1 millón de euros destinados a la preservación y reconversión de zonas de reservorios que comprenden 140 hectáreas ubicadas en a la vera de la circunvalación oeste de la ciudad, entre calles Hernandarias (al norte) e Iturraspe (al sur).
El dinero ayuda (el resto de la inversión debe ser encarada con fondos propios), pero quizá lo más importante es que esta decisión permitió el acercamiento y el intercambio de experiencias con ciudades francesas que también vienen trabajando en proyectos de recuperación de espacios públicos.
Otro hecho de particular relevancia representó la inclusión de Santa Fe en la red “100 Ciudades Resistentes” (100CR), de la Fundación Rockefeller. A partir de ese momento, se abrieron las puertas de una exclusiva red de ciudades entre las que se cuentan París, Londres y Barcelona, además de Boston, Chicago y Milán, entre otras.
De esta manera, Santa Fe accedió a la posibilidad de recibir asesoramiento para definir estrategias y generar equipos destinados a enfrentar los problemas estructurales de la ciudad. 100CR es un proyecto creado en el marco de la Fundación Rockefeller, con una inversión global de 100 millones de dólares que vienen siendo destinados al trabajo conjunto con urbes reconocidas por su compromiso para sobreponerse a los desafíos con los que les toca lidiar.
Ninguno de estos logros es fruto de la casualidad. De hecho, desde 2011 Santa Fe cuente con una Agencia de Cooperación, Inversiones y Comercio Exterior, desde donde se trabaja para fomentar el vínculo internacional y facilitar el flujo de inversiones, tanto públicas como privadas.
La Cumbre de Mercociudades que se realizará durante esta semana es un hecho importante en sí mismo. Sin embargo, lo fundamental radica en las posibilidades que se abren a futuro. Por eso, más allá de quién gobierne, Santa Fe deberá prepararse para saber aprovecharlas.