"Era moralmente violento tener que optar por todo o por nada"
Rodolfo Frontera es abogado y escribano que, a los 85 años y ya retirado de la vida profesional, sigue radicado en Coronda. En 1994 formó parte de la lista de convencionales del Movimiento por la Dignidad y la Independencia (Modin), en aquel momento la tercera fuerza política nacional.
Rodolfo Frontera contó algunos de los momentos que consideró más destacados de aquella "cocina de la nueva Constitución".
Como un signo reivindicatorio de lo que fue Coronda para la génesis de la provincia y lo que debería ser hoy en consecuencia, en la sanción de la Constitución Nacional del 1° de mayo de 1853, de los 25 diputados presentes, sólo dos fueron santafesinos, Juan Francisco Seguí y Manuel Leiva. Y el último de ellos era corondino. Una condición que Rodolfo Frontera comparte y se encargó de resaltar, porque además en 1994 se cumplieron 200 años del natalicio de Leiva.
"En mi discurso inicial, cuando asumí como reformista, hablé de Manuel Leiva. Yo era escribano y de Coronda y compartí la dicha de haber sido colega de otro corondino que también era escribano y que se llamaba Manuel Leiva. Él estudió derecho en Córdoba y le escribía los contratos a la gente, tenía el mote de escribano, lo hacía de oficio, en ese momento no existía la profesión, y era corondino… Me sentí orgulloso de compartir con un conciudadano el cargo de constituyente de la Nación" y agregó que "fue un hombre que terminó pobre y olvidado en Paraná, por sus peleas con Rosas. No me interesa ser pobre, pero me gustaría que no se olviden de mí…".
Rodolfo Frontera dialogó con El Litoral y contó algunos de los momentos que consideró más destacados de aquella "cocina de la nueva Constitución". "Tengo recuerdos, buenos, malos, graciosos, un día se apersonó en mi estudio el capitán Salerno, hombre de Aldo Rico y del Modin, y me dijeron que por ser yo un hombre de prestigio, según él, debía ser candidato a convencional constituyente. La emoción que tuve fue tremenda".
En cuanto a ese prestigio, el escribano remarcó que "tenía 30 años de profesión, sin problemas y ejercidos correctamente. Además era profesor de Derecho Notarial en la UNL y fui jefe de trabajos prácticos de esa cátedra. Ellos decidieron que valía mucho eso, y que podía ser candidato. En el sur tenían otro, que era Repetto". En su caso, alguien que nunca estuvo "en política, pero suceden las elecciones y salimos terceros y fui como diputado convencional. La alegría que fue eso, fue una sorpresa inolvidable".
Sobre anécdotas, Frontera recordó a dos mujeres, luego protagonistas de la historia reciente del país. "Cristina Fernández de Kirchner y Adelina Dalesio de Viola eran jóvenes y muy lindas. Se paseaban por la convención, y nosotros, enloquecidos (risas), se destacaban en todo" y luego se refirió a un aporte polémico que hizo el desaparecido periodista rosarino Evaristo Monti. "Dijo que Arturo Illia, presidente de la Nación en un momento en que Juan Domingo Perón estaba en un avión en Brasil y parecía que se venía para acá, le habría dicho a las fuerzas armadas que si ese avión cruzaba el cielo argentino, lo bajaran. Y se fue a dormir. Esas acusaciones, dijo que tenían testigos. 'El testigo está acá', dije yo. Era Vázquez, un viejo radical, muy amigo de Carlos H. Perette, vice de Illia, y que terminó siendo parte del Modin. Se armó un lío bárbaro".
Sobre aspectos negativos de aquellas comisiones y discusiones, Frontera recordó "la discusión por el pacto de Olivos: Menem quería la reelección y Alfonsín el tercer senador. Hicieron un proyecto con una serie de puntos y que debía aprobarse totalmente o rechazarse en forma total. Creíamos que era moralmente violento. Nosotros acordábamos con una parte, no correspondía tener que optar por todo o nada".
Acerca de lo bueno, Frontera consideró que "lo principal fue que en 4 meses, trabajamos duro, y se hizo la reforma constitucional, gracias a la Ley del Pacto de Olivos, que nos obligó a trabajar. Se empezó y se terminó como correspondía". Y recordó discursos sobresalientes: "uno fue de López de Zavalía, que era del General Bussi, de los republicanos de Tucumán, y la revelación que fue Lilita Carrió. Era joven, profesora de Derecho Constitucional en el Chaco y brindó un discurso inolvidable".
Sin embargo "el acto más importante fue la cláusula transitoria sobre la Soberanía argentina en las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich de Sur. Se aprobó por unanimidad, de pie y con aplausos. Los demás temas se discutían, peleábamos. Pero esto no, fue muy emotivo, fue lo mejor. Como viejo nacionalista que soy me pareció muy emocionante", recalcó, visiblemente conmovido por el recuerdo.
Nunca pudieron conseguir la unificación de representatividad en las comisiones. "Se mantenía la misma proporción de representación según las elecciones. Siempre eran mayoría ellos, peronistas y radicales. A veces con apoyo del Frepaso". Pero destacó que "lo más importante fue la reelección de Carlos Menem y el tercer senador de Alfonsín. Tres por provincia, dos por mayoría y uno por la minoría, que por entonces generalmente era radical". Y a su parecer, debió incluirse el Consejo Federal Económico y Social, que no fue tratado.
Casi como un picardía, y con una sonrisa en sus labios toldados por un cano bigote pleno, recordó la jura realizada en el Palacio San José, la casa de Urquiza, en Concepción del Uruguay: "Cada convencional tenía su banca, su silla, y en cada sillón había un diploma y una Constitución de lujo. Al lado mío estaba la silla que era de Alfredo Bravo, diputado socialista por San Juan y que no fue a jurarla. Fue un problema político, no quería hacerlo con Menem. Pero… era la Constitución, no la juró. A pesar de todas las discrepancias, era la ley fundamental argentina. ¿Qué hice yo? Me quedé con la Constitución de él y por eso tengo dos".
Finalmente, lo que dejó aquel protagonismo histórico en la reforma discutida especialmente en el Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral, Frontera explicó que "tras eso me llamaban de todas las escuelas para dar charlas, el intendente Ricardo Ramírez me hizo un homenaje, la bandera de Coronda fue un regalo del gobierno municipal. Lo tomé como un agradecimiento de Coronda que me hizo él" y "la UNL también, a cada uno de los constituyentes que fue egresado de esa facultad se le hizo un almuerzo muy importante", sin embargo, "el Colegio de Escribanos quedó en deuda conmigo. Fue el único escribano santafesino convencional, y no hicieron nada para destacar eso".
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