Perspectiva de género y diálogo para allanar la "ruta crítica" en denuncias por violencia
Asumió al frente del Ministerio el 23 de diciembre último, en un momento bisagra entre el primer y el segundo tramo de la gestión provincial, y entre la pandemia y ¿la post? pandemia. Militancia, feminismo, proyectos y una rica experiencia intergeneracional.
Flavio Raina Florencia Marinaro, en su oficina del Ministerio de Igualdad, Género y Diversidad, antes de la charla con El Litoral.
En la puerta de entrada al Ministerio de Igualdad, Género y Diversidad no hay cartel. Pero la ubicación está escrita en grandes letras y números: Corrientes 2879. "Lo vamos a colocar cuando termine la reestructuración del edificio que era una subsecretaría (en la gestión anterior) y ahora es Ministerio. Así lo explica Florencia Marinaro, flamante ministra del área que hasta el 23 de diciembre estuvo a cargo de Celia Arena (ahora al frente de Gobierno del gobierno provincial).
Marinaro conoce bien la cartera que ahora lidera porque hasta la última semana de 2021 era Secretaria de Mujeres, Géneros y Diversidad, tres temáticas en las que viene militando desde hace mucho; desde antes de ser abogada, apoderada del partido que la representa y ministra.
En su oficina, luminosa y vecina a un patio interno que asegura la ventilación para posibilitar esta nota en forma presencial, hay diplomas y reconocimientos junto con objetos que recuerdan y homenajean a Micaela García y a la histórica "Chola" Manzur que falleció hace casi un año, y un cuadro que trajo desde el estudio jurídico que compartía con dos colegas y donde se lee "No hay justicia sin igualdad", obsequio de su tía.
- En tu perfil en las redes sociales te presentás como peronista, feminista, abogada y (desde diciembre) Ministra. ¿Esa descripción tienen un orden de "aparición"?
- Es una trayectoria, es el camino por el que llegué a ser ministra. La política no es una carrera meritocrática, sino una trayectoria de mucho recorrido personal y laboral porque para mi es inescindible ser peronista, feminista y abogada. Lo de abogada, además, es un orgullo personal porque soy la primera generación profesional universitaria en mi familia: soy nieta de inmigrantes, nieta de ferroviarios, de abuelas trabajadoras en sus casas e hija de padres laburantes. Las militancias feminista y peronista iban por dos carriles separados hasta que en un momento las conjugué; el feminismo atravesó también a los partidos políticos. Yo venía de esa trayectoria cuando el movimiento de mujeres no tenía la masividad que tiene ahora. Empecé a los 22 ó 23 años a militar en la Multisectorial de Mujeres y la persona de mayor cercanía de edad conmigo tenía 40 años o más. Ahí aprendí a tener compañeras y amigas de otras edades; la transversalidad más allá de los partidos políticos es una escuela muy importante para las mujeres de la política. Y la militancia partidaria se dio muy focalizada al ser apoderada: como estudiaba Abogacía, me empezaron a llevar a distintos lugares de la provincia a capacitar sobre boleta única y militábamos.
Después fui apoderada de lista, más tarde del partido y de frentes electorales. Y me hice un camino en un ambiente muy masculinizado. Lo digo con orgullo porque fue de mucho esfuerzo y muchos obstáculos: era joven, mujer y recién recibida.
Flavio Raina Tenemos que pensar en una respuesta integral, entendiendo que las mujeres son las que menos ganan, las más desocupadas, las que tienen mayor jornada laboral con las tareas de cuidado y del hogar .
"Tenemos que pensar en una respuesta integral, entendiendo que las mujeres son las que menos ganan, las más desocupadas, las que tienen mayor jornada laboral con las tareas de cuidado y del hogar".Foto: Flavio Raina
- ¿Cuándo te recibiste de Abogada?
- En 2011, tenía 25 años, muy joven me recibí. Tenía muchas ganas de independizarme económicamente, y muchas ganas de trabajar. Siempre amé y ejercí el Derecho, y siempre pensé que lo profesional y lo que me daba la Universidad pública era una herramienta que llevaba a la política. Y le servía mucho más a la política si estaba recibida que como una eterna estudiante.
- Cuando arrancaste a militar en el feminismo la realidad seguramente era distinta de la de ahora, cuando el movimiento de mujeres tiene una presencia fuerte e indiscutible. De hecho te tocó atravesar, no la ley de cupo que rige desde antes, pero si la de paridad que era casi imposible de imaginar en aquel momento. ¿Qué cambió en todos estos años?
- Uf. Primero cambió muchísimo la visibilidad que tuvo el movimiento de mujeres en las calles y como hito histórico pienso en el Ni una Menos en 2015. Lo segundo es que pudimos introducir la agenda del movimiento de mujeres no solo en la política, sino también en las universidades, las escuelas, las casas, las familias y las relaciones de pareja. Y pudimos sacar a las violencias del ámbito familiar y llevarlas al ámbito de las violencias por razones de género, además de hablar de las desigualdades. No hay lugar o espacio en el que nos relacionemos donde no se hable de estos temas: sacarlo de lo privado fue el mayor logro.
Los logros se fueron dando, además, en avances en lo legislativo y en las políticas públicas de los ejecutivos provinciales y municipales. También hay un impacto en el Poder Judicial con la Ley Micaela, y en las escuelas con la ESI. El desafío en las políticas públicas es, hoy, la transversalidad.
Venimos de un proceso económico y político en la provincia y en la Argentina con una pobreza estructural muy fuerte y sabemos que eso afecta mucho más a mujeres y disidencias. Tenemos que pensar en una respuesta integral con perspectiva de género, entendiendo que las mujeres son las que menos ganan, las más desocupadas, las que tienen mayor jornada laboral con las tareas de cuidado y del hogar. Si tenemos esos "lentes violetas" para entender los problemas estructurales, los cambios van a ser mucho mejores como sociedad. No lo digo yo, lo dicen los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, los tratados internacionales y, de hecho, los países con mayor desarrollo económico y social son los que tienen incorporada esta perspectiva de género.
- Última pregunta nostálgica y luego hablamos del futuro. Cuando arrancaban en esa militancia, ¿qué veías como objetivo de máxima? ¿Se materializó?
- En la política, veía como objetivo que las mujeres lleguemos a los espacios decisivos de poder. Ese era un desafío enorme y un objetivo, no en términos personales porque siempre decimos "si llega una, llegan todas". El hecho de que Cristina (Fernández de Kirchner) sea presidenta era inimaginable para mi que soy joven y tengo 36 años.
En cuanto al reclamo del movimiento de mujeres, uno de los temas que más milité fue la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE, sancionada el 30 de diciembre de 2020). Fue una de las primeras banderas que me abrazó al movimiento de mujeres, sobre todo la historia de Ana María Acevedo. Tengo un especial afecto por la causa porque formé parte del equipo jurídico en la última instancia y porque tengo mucho cariño y respeto por Norma y Aroldo (madre y padre de la joven).
El día que salió la ley de IVE fue uno de los más felices. La ESI fue una gran conquista en 2006, las leyes de salud sexual y reproductiva también y faltaba consagrar la interrupción como un derecho. Además, fue muy festejada la ley de los 1000 días porque tiene que ver con que el Estado va a acompañar el proyecto de vida que decidan las mujeres.
En cuanto a la Ley de Paridad también la trabajé muchísimo; en la Mesa éramos muy pocas al principio; estábamos las mujeres de distintos espacios políticos y era una lucha transversal. Empezamos con la media sanción de Diputados, el rechazo del Senado y... finalmente se aprobó. Lo veo como un logro: soy hija de las mujeres que ocuparon las bancas por el cupo y la paridad es una consagración muy importante.
- ¿Y a futuro qué desafíos tenés para vos y con qué soñás ahora que parece que ya se alcanzó todo? ¿Qué falta?
- En lo personal, haber llegado a ser ministra es la consagración más grande que tuve como militante política. Y en esto tuvo mucho que ver Celia (Arena) y la forma de construcción de gestión que hizo porque nos preparó a todas las compañeras que estábamos en el ministerio para que cualquiera de nosotras pudiera continuar. Y después estuvo la confianza del gobernador por haber apostado a una mujer joven, sin experiencia en gestión pública, y a una representación generacional.
Mi sueño tiene que ver con dejar institucionalizadas las políticas públicas en la provincia de Santa Fe, que este Ministerio (con los dos años de gestión que pasaron y los dos que quedan) sean la base para seguir avanzando en la transversalidad, en el presupuesto con perspectiva de género, en los recursos. Y lo tercero en achicar la ruta crítica de las denuncias que atraviesan mujeres y disidencias.
- Hablás de la ruta crítica para mujeres o disidencias que tienen que hacer una denuncia por violencia de género. Hay un acompañamiento desde el Estado a través de las políticas del Ejecutivo, hay leyes, ¿está cambiando también la respuesta en el Poder Judicial?
- Cambió pero todavía le tenemos que decir "ruta crítica". Santa Fe es una provincia muy heterogénea en recursos económicos y accesibilidad. Esas diferencias se ven en la respuesta que hay a las violencias: en los pueblos más chicos existe sólo la comisaría y un Juzgado de Pequeñas Causas, si es que existe. El desafío es la perspectiva de género para entender que esas y esos operadores estatales pueden mejorarle la vida a una mujer o conducirla a una fatalidad. Y lo otro tiene que ver con el diálogo institucional: si no dialogamos entre las instituciones estamos haciendo acciones aisladas que no terminan de dar una solución integral, y ahí aparece el segundo desafío. Y lo tercero tiene que ver con fortalecer los proyectos de vida autónomos para establecer qué pasa en el momento posterior: la mayoría de mujeres que recurren al sistema de protección integral contra las violencias tienen necesidades habitacionales, laborales, alimentarias y sociales. Entonces, en el "post" encontramos un proyecto truncado. No lo puede responder (sólo) este ministerio, la respuesta tiene que ser transversal, pero también social y del sector privado. Hoy se está hablando del compromiso que el sector privado tiene que aportar como un actor fundamental en el cambio social. Fortalecer la relación con las cámaras empresariales para que incorporen esta mirada también es un desafío para la gestión.
- Representás a una generación que estuvo en la calle para manifestarse fuertemente por el reclamo de Ni una Menos, y luego por la IVE. Pero en esas manifestaciones estuvieron presentes también las otras generaciones. ¿Qué lectura hacés de este fenómeno que es muy rico e interesante?
- Creo que a toda mujer en el trayecto de su vida hay algo que la moviliza y el feminismo está declamando. No importa la edad, la postura con respecto al aborto legal ni la clase social. La maternidad, la violencia, el acoso, la vejez, los cuidados son temas que a las mujeres en algún momento nos atraviesan. Lo intergeneracional tiene que ver con eso: nos unen distintas subjetividades pero en todas nos atraviesa nuestra condición de mujeres y las luchas internas que damos desde que empezamos en nuestro desarrollo personal en esto de dar pequeñas batallas en distintos ámbitos. Hay una frase que se repite: "A mi el feminismo no me representa", y el feminismo no busca representar a las mujeres, lo que busca es ser la voz de las mujeres que no tienen voz. Creo que la resistencia que genera la palabra "feminismo" en algunos sectores sociales tienen que ver con el desconocimiento y con una intencionalidad de menoscabar y bajar su cuota de importancia.
Lo que tenemos que transmitir, no desde el feminismo sino desde la grupalidad es que "nos tenemos" entre las mujeres y las disidencias.
- ¿Cuáles son los proyectos a corto y largo plazo en los dos años que restan en la gestión?
- Una pata muy fuerte es la política de cuidados con Cuidar Santa Fe. Nuestro objetivo es extenderlo en el territorio, llevarlo a municipios y comunas, y el sector privado. Es el año de los cuidados en la etapa post pandemia (si podemos hablar de pos pandemia). Lo más importante es abordar este tema en una mesa interministerial para que todos tengan una mirada sobre este tema.
Otro objetivo es trabajar sobre el convenio 190 de la OIT de prevención de violencias de género en los ámbitos laborales. Es necesario que el Estado de una respuesta legislativa y operativa en el sector privado y el público.
Otra meta es trabajar con el sistema de protección integral contra las violencias, reforzar los equipos y, sobre todo, la acción con municipios y comunas porque para nosotras fue un objetivo fundamental el diálogo en territorio. Santa Fe es una provincia enorme y muy desigual; hay que pensar en lo macro para una respuesta mucho más local.
Además, con diversidad estamos inaugurando los ingresos del cupo laboral trans. Somos el primer poder de los tres que están obligados por ley, que lo está cumpliendo.
"Desde el movimiento de mujeres pudimos sacar a las violencias del ámbito familiar y llevarlas al ámbito de las violencias por razones de género, además de hablar de las desigualdades".
"Tenemos que pensar en una respuesta integral con perspectiva de género, entendiendo que las mujeres son las que menos ganan, las más desocupadas, las que tienen mayor jornada laboral con las tareas de cuidado y del hogar".
"Santa Fe es una provincia muy heterogénea en recursos económicos y accesibilidad. Esas diferencias se ven en la respuesta que hay a las violencias".
"La mayoría de mujeres que recurren al sistema de protección integral contra las violencias tienen necesidades habitacionales, laborales, alimentarias y sociales. El desafío es dar una respuesta en el momento posterior a la denuncia".
"Creo que a toda mujer en el trayecto de su vida hay algo que la moviliza y el feminismo está declamando. No importa la edad, la postura con respecto al aborto legal ni la clase social".