La presidenta Cristina Fernández relató hoy que, sin saber la historia que estaba detrás, guardó durante varios años "dos banquitos" que habían sido fabricados por Silvia Suppo, sobreviviente de la última dictadura, testigo en juicio a represores y asesinada semanas atrás en la provincia de Santa Fe.
Al hablar en el acto inaugural de la planta procesadora de derivados de la leche en la provincia de Córdoba, acto el que participó también el gobernador santafesino, Hermes Binner, la mandataria contó que a poco de bajar del helicóptero que la llevó al lugar se le acercó una persona y le preguntó por los banquitos.
"Son dos banquitos chiquitos, que no sirven para sentarse ni nada", relató, "pero los guardé en mi casa de El Calafate porque dicen "Néstor" y "Cristina" y este hombre me dijo entonces: "Se los regalé yo, los hacía Silvia Suppo"".
La presidenta interpretó la circunstancia de haber guardado durante tanto tiempo algo que, confesó, "no pegaba" con el mobiliario de su casa en Santa Cruz fue "una señal porque las cosas no pasan por pasar, tienen un símbolo, una señal". Fue entonces que contó que en las últimas horas había recibido en la Casa de Gobierno a familiares de Suppo que habían concurrido para expresarle al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, su desacuerdo con la versión de la Justicia santafesina sobre la muerte de su pariente.
El 29 de marzo pasado, dos jóvenes que admitieron luego que habían tomado alcohol y pastillas la noche anterior, ingresaron al comercio de artesanías "Siempre Cuero", propiedad de Suppo, para pedir monedas y se retiraron. Sin embargo, minutos después regresaron convencidos de que sería fácil asaltar a la mujer, quien se encontraba sola, pero que esta se habría resistido al robo y los delincuentes la mataron a puñaladas. La investigación descartó que el asesinato haya sido por encargo y relacionado con los juicios en los que Suppo fue testigo.
DYN