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El mandatario ratificó su decisión de impulsar el proceso, pese a las dudas que se manifestaron antes de la pausa legislativa de invierno.
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El gobernador Miguel Lifschitz se esperanzó en que con la reanudación de la actividad legislativa esta semana, se pueda producir algún avance en el estancado proceso de reforma de la Constitución provincial. “Ojalá haya alguna novedad”, dijo el mandatario ante la pregunta de El Litoral.
En rigor, los propios legisladores del oficialismo en la Cámara de Diputados sembraron de dudas el terreno, y advirtieron antes del receso invernal -dos semanas atrás- que después de esa pausa, se produciría algún hecho político que le evitase al Frente Progresista un fracaso deliberado.
Sin embargo, el fin de semana y a través de una carta pública, el propio Lifschitz redobló la apuesta. Aclaró que dejaba de lado el eventual intento por lograr su reelección, y advirtió que peleará por la reforma “hasta el último día” de su gestión.
Este lunes, en declaraciones a la prensa y consultado por este diario, el gobernador ratificó esa posición. “Ojalá haya alguna novedad (en la Legislatura). Es lo que estamos esperando. Lógicamente que el proyecto que enviamos en abril de este año ya lleva tres meses en las cámaras; esperamos que haya un tratamiento y debate”, reclamó.
En el mismo sentido, Lifschitz recordó que el mensaje enviado por su gobierno “no es un núcleo de coincidencias básicas cerrado como lo fue el Pacto de Olivos. El proyecto -afirmó- es una propuesta abierta al debate de los legisladores. Pretendemos que se hagan aportes, que se introduzcan cambios, pero que finalmente se ponga en debate la iniciativa y haya una sanción positiva de la ley en las dos cámaras”.
Otra carta
También en las últimas horas se conoció una carta abierta del diputado justicialista Luis Rubeo, autor de otro de los proyectos de reforma ingresados en la Cámara Baja.
En su misiva, el legislador advirtió que la propuesta oficial de reforma “no cuenta con los consensos necesarios”, aunque destacó que “el empuje que le dio (el gobernador) al tema, permitió llegar más lejos que ningún otro mandatario”. “Pero esa propuesta -insistió- no cuenta con los consensos necesarios; no porque no haya voluntad reformista de las fuerzas políticas que componen el cuerpo legislativo, sino porque los tiempos propuestos no son los apropiados ni para el proceso eleccionario de los constituyentes ni para el funcionamiento de la Convención”.
“Es un secreto a voces que lo comprimido de los plazos está directamente relacionado con la posibilidad de su reelección”, alertó Rubeo. “Pero para lograrlo, deberíamos forzar decisiones que requieren de más análisis; deberíamos obviar las internas abiertas y deberíamos poner a los constituyentes a trabajar contrarreloj sin margen para consultas y tiempo suficiente para el debate”, sostuvo.
Para el diputado, exigir que la discusión se dé en el corto plazo sólo está vinculado con la posibilidad de obtener la reelección del actual gobernador.
“Quiero manifestar que soy reformista y mi partido también lo es. Por eso, cuando presenté el proyecto de necesidad de la reforma, lo hice con la intención de aprovechar ese impulso que Usted (en alusión al gobernador) le dio al tema, pero con plazos que lo hagan posible. La llave de la reforma no está en el contenido sino en los plazos”, enfatizó.
Rubeo, en cambio, propone elegir convencionales constituyentes en la misma fecha de las próximas elecciones a gobernador (en 2019) y establece que la Convención Reformadora deberá comenzar a trabajar el 1º de marzo de 2020.
“Las fechas propuestas tienen varias ventajas: contaríamos con el tiempo suficiente para que los proyectos puedan ser debidamente analizados por ambas cámaras; no nos veríamos en la necesidad de evitar las internas abiertas como manda nuestra ley electoral, y despejaríamos la especulación política por la reelección, ya que nadie sabe de qué partido va a ser el próximo gobernador”, planteó.
A su criterio, “con los convencionales ya electos, y al fijar en la ley de convocatoria una fecha de inicio, el próximo gobierno sólo tendría que ocuparse de la instrumentación de la Convención. Al darle un plazo más prolongado, permitiríamos que los convencionales puedan escuchar todas las voces y debatir con el tiempo y la tranquilidad que una tarea como ésta lo requiere”, concluyó.
“(El proyecto) no es un núcleo de coincidencias básicas cerrado como lo fue el Pacto de Olivos. Es una propuesta abierta al debate” Miguel Lifschitz. Gobernador