En un nuevo capítulo de revelaciones, el financista rosarino Gustavo Shanahan señaló que con Pujol participaron de la licitación de los casinos de Melincué y Santa Fe. Por un problema societario el tema terminó en la Justicia.
Germán de los Santos
Corresponsalía Rosario
La saga podría llamarse “confesiones de un financista”. El protagonista del folletín sigue siendo Gustavo Shanahan, empresario que estuvo ligado al Puerto de Rosario y al proceso de licitación de los casinos en la provincia. A partir de sus dichos al diario español El Mundo, con la clara intención de revelar negocios turbios en Rosario y Santa Fe de su ex socio Jordi Pujol Ferrusola, se empieza a cristalizar información del pasado del Puerto de Rosario y de la licitación de las casas de juego en la provincia.
Como publicó El Litoral el domingo pasado, Shanahan llegó a ser accionista mayoritario de Terminal Puerto Rosario en febrero pasado terminó de traspasar su capital a Aotsa, firma ligada al grupo Vicentín y socio de Pujol Ferrusola, que era el representante internacional de la concesión con el 30 por ciento de acciones clase B. Pero la explotación de los muelles I y II terminó en un escándalo, con una convocatoria de acreedores en la que se verificó una deuda de más de 86 millones de pesos. Shanahan, el financista que prendió el ventilador ante la prensa española, reveló que Pujol lavó 12 millones de dólares en el Puerto de Rosario a través de paraísos fiscales como Andorra, Suiza y Panamá.
La otra apuesta
Pero no sólo actuó en sociedad con Jordi Ferrusola en el puerto rosarino. También apostaron a entrar en el negocio del juego en 2005, luego de la sanción de la Ley Provincial 11.998, que habilitaba el llamado a licitación y explotación de tres casinos en la provincia de Santa Fe. Por medio de tres sociedades, como Rosaricasinos, Carey Turismo y Villa Hermosa, Pujol y Shanahan, se asociaron en 2005 con el grupo Peralada, cuya cabeza visible es Artur Suqué Puig, un empresario que según recordó el diario español estuvo acusado en los 90’ de traspasar 6 millones de euros a Convergencia (el partido autonomista que domina la familia Pujol) con facturas truchas.
Durante la gestión de Jorge Obeid se adjudicaron los casinos de Santa Fe y Melincué a un consorcio encabezado por Inverama, del grupo Peralada, de la familia Suqué, y otras firmas locales, como Boldt SA, Rosaricasino, Turismo Carey y Villa Hermosa. Las últimas tres empresas tenían vinculación cercana con Shanahan y Pujol Ferrusola.
El Litoral publicó el 14 de enero de 2006 declaraciones del propio Suqué que delineaba un perfil armonioso de la empresa: “El grupo tiene una tradición generacional en diferentes sectores industriales, agroalimentarios y turísticos en España. La aventura empresarial se inició con la fábrica de automóviles La Hispano-Suiza, tradición industrial de la que nació Inverama-Grupo Peralada”.
El casino de Rosario
El grupo catalán y argentino pretendía quedarse también con el casino de Rosario, pero no lograron imponerse en la licitación a Casino Rosario SA, cuyo principal accionista tenía mayor capacidad de lobby: el empresario kirchnerista Cristóbal López. El proyecto del complejo de juegos en Rosario incluía la construcción de un hotel. La idea tentadora de este grupo era que el predio del complejo se edificara en la zona que hoy se conoce como Puerto Norte. Allí tenían previsto levantar un hotel cinco estrellas. Por aquellos tiempos Shanahan salía a anunciar que podría instalarse la cadena Sheraton. El lugar que había elegido con su socio Pujol Ferrusola era una zona que pertenecía a la empresa Servicios Portuarios, que opera actualmente la terminal granelera. Pero después cambiaron de lugar.
El proyecto ambicioso quedó reducido a simples recortes de diarios amarillentos. Porque en el medio se desató un conflicto entre los socios, que terminó en la Justicia. Y el casino de Rosario fue adjudicado a Cristóbal López.
En los mails que revela Shanahan ahora, se interpreta que el financista rosarino y su socio catalán “quedaron afuera” del manejo de los dos casinos de Melincué y Santa Fe que obtuvo el grupo encabezado por Inverama. “Que tenga en cuenta (Suqué, que controla Inverama) que gracias a nosotros y a esta inversión está en Melincué, donde nos dejó afuera, y en Santa Fe donde también nos dejó afuera”, le escribió el 8 de noviembre de 2006 Pujol a Shanahan.
A juicio
En 2007 Villa Hermosa le inició juicio a Boldt por incumplimiento del contrato en la licitación de los casinos. El expediente Nº 751/07 fue a la cámara arbitral de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. Según señala el fallo al que tuvo acceso El Litoral, Villa Hermosa promovió una demanda contra Boldt e Inverama (quienes se quedaron con la explotación de los casinos) por “incumplimiento contractual”. Shanahan y Pujol exigieron que cada firma les debía pagar 3 millones de dólares (más intereses). El proyecto faraónico del hotel cinco estrellas en Rosario se cayó después de que Cristóbal López ganara la licitación de la sala de juegos en esa ciudad. Villa Hermosa tenía previsto comprar una parte del predio contiguo al shopping Alto Rosario, que pertenecía a Alto Palermo (Apsa). En la Memoria y Estados Contables Ejercicios económicos finalizados el 30 de junio de 2008 y 2007, el grupo Irsa señala “al 31 de diciembre de 2007, ante incumplimientos contractuales por parte de Villa Hermosa S.A., Apsa decidió rescindir la operación”.
El diario El Cronista del 3 de enero de 2006 daba cuenta de la operación que después terminó en juicio. “Alto Palermo, dueña del contiguo shopping Alto Rosario y del predio donde se instalará el edificio, le vendió una parcela de tierra a la desarrolladora inmobiliaria Villa Hermosa. La transacción se cerró en 3 millones de euros (unos $ 10,9 millones), de los cuales el comprador ya adelantó un 10%, o sea 300.000 euros”.
Altos del Jockey Gustavo Shanahan, de 57 años, contador público nacional, que se mostró como una especie de arrepentido al admitir en una entrevista en el diario El Mundo, que Jordi Pujol (h) lavó 12 millones de dólares en el puerto de Rosario es muy conocido en el ambiente de los negocios en Rosario, a través de decenas de sociedades y empresas que se crearon para participar en distintos sectores de la vida económica de la ciudad, desde inversiones inmobiliarias millonarias, el manejo de los muelles I y II, participación en el sector financiero, en hotelería y hasta en los juegos de azar. Shanahan empezó a transitar los despachos oficiales antes de convertirse en accionista de Terminal Puerto Rosario. Los rumores sobre sus actividades y los fondos que obtenía para emprendimientos en medio de la crisis despertaron ciertos indicios. Pero el arribo de inversiones a una ciudad que estaba golpeada por la crisis posdevaluatoria disimulaba las asperezas. A principios de la década pasada Shanahan, junto con otros empresarios importantes de la ciudad, proyectaron un megaproyecto urbanístico para desarrollarlo en un predio de 190 hectáreas del Jockey Club. La idea era hacer un country de lujo, exclusivo, donde sólo pudieran compartir un espacio vecinos del mismo linaje. Este emprendimiento se creó a partir del “Fideicomiso del Jockey Club”, que estaba gerenciado y administrado por Proyectos Urbanísticos Sociedad Anónima. Luego de extensas negociaciones con el Municipio, que le exigía a los desarrolladores una serie de inversiones para la comunidad escuelas, centro de salud, parque público, en una asamblea que se realizó el 19 de junio de 2007 los socios del Jockey Club dieron el visto bueno a la propuesta de Proyectos Urbanísticos SA. El presidente de esta sociedad y el que estaba al frente del Fideicomiso del Jockey era Gustavo Shanahan. Luego de una serie de problemas financieros e incumplimientos severos en las inversiones prometidas, la sociedad anónima Proyectos Urbanísticos, que controlaba el Fideicomiso del Jockey, separó de la conducción a Gustavo Shanahan, que era el titular del negocio. La situación financiera del emprendimiento se tornó insostenible luego de que Shanahan, el principal inversor del negocio y hasta ahora su administrador, dejara de hacer los aportes comprometidos al fideicomiso para obras de infraestructura (cerca de 500 mil pesos al mes) provocando que se amontonaran deudas por más de 3,5 millones de pesos en cheques rebotados que se emitieron para el pago de proveedores y constructoras. Ese movimiento generó más preocupación en el resto de los inversores originales, y fue así que el grupo Rosental, casi como señal de protesta, dejó también de hacer su aporte financiero al fideicomiso, actitud que otros también copiaron. Y en mayo, la deuda se tornó insostenible. Por este motivo, el entonces diputado provincial Marcelo Gastaldi solicitó al gobernador Hermes Binner que gestionara el apartamiento de Shanahan del directorio del Enapro, luego de conocerse que la sociedad anónima Proyectos Urbanísticos, que controla el Fideicomiso del Jockey, lo separó de la conducción por acumular una deuda de 3,5 millones de pesos en cheques rebotados emitidos para pago de proveedores y constructoras.