El presidente Alberto Fernández designó este domingo por la noche a Silvina Batakis como nueva ministra de Economía, en reemplazo del renunciante Martín Guzmán.
El nombre habría sido propuesta por la vicepresidente y contó con el acuerdo de Fernández y de Sergio Massa.
El presidente Alberto Fernández designó este domingo por la noche a Silvina Batakis como nueva ministra de Economía, en reemplazo del renunciante Martín Guzmán.
Batakis, quien se desempeñaba como secretaria de Provincias del Ministerio del Interior, había ocupado el puesto de titular de hacienda de la provincia de Buenos Aires durante la gobernación de Daniel Scioli.
La designación fue confirmada por la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, a través de su cuenta de la red social Twitter.
"El Presidente @alferdez designó a Silvina Batakis al frente del Ministerio de Ecomía. Batakis es una reconocida economista que cumplió esa función en la provincia de Buenos Aires entre 2011 y 2015", sostuvo la funcionaria.
El nombre de Batakis surgió del consenso entre el Presidente, la vicepresidenta, Cristina Kirchner, y el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, al que se logró tras largas conversaciones desarrolladas este domingo.
Cabe recordar que la renuncia de Guzmán a la conducción del Palacio de Hacienda se dio a conocer sorpresivamente el sábado, en simultáneo con un acto en memoria de Juan Domingo Perón que encabezaba la titular del Senado en la localidad bonaerense de Ensenada.
Mientras la vicepresidenta señalaba sus reparos a la intransigencia en las políticas de reducción del déficit fiscal, Guzmán -que en la semana había vuelto a insistir con la necesidad de reducirlo- daba un paso al costado a través de una extensa carta difundida al mismo tiempo desde su cuenta de Twitter.
La vacancia en uno de los puestos centrales de la administración federal despertó automáticamente una frenética especulación sobre nombres y funciones. Desde el sábado por la noche, la Quinta presidencial de Olivos se convirtió en el epicentro de la política nacional.
Ya en la mañana del domingo, Alberto Fernández fue recibiendo a sus colaboradores y tuvo tiempo para compartir unas primeras impresiones antes de la llegada del titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, quien arribó minutos antes de las 11 en la camioneta Hyundai de color negro en la que suele desplazarse entre la Ciudad y el norte del conurbano bonaerense.
Hasta las 14, el jefe de Estado dialogó de manera extensa con el titular del Frente Renovador quien, además de ser uno de los socios "fundadores" de la coalición de Gobierno, sirvió de articulador con los restantes sectores involucrados.
Fue por esa hora que el exintendente de Tigre se retiró de Olivos para dialogar con personas de su confianza y, cerca de las 17, volvió a la Quinta para continuar con las negociaciones para la reorganización del Ejecutivo, que podrían incluir su ingreso al Gabinete en un rol central para la administración.
A las 17.30, ingresó a la residencia el jefe de Gabinete, Juan Manzur, quien a primera hora había llegado a Buenos Aires desde su natal Tucumán para sumarse al cónclave. Con él llegó el mensaje de los gobernadores y del peronismo: todos se encontraban expectantes de la redefinición, pidiendo el diálogo entre Fernández y Cristina Kirchner.
También la oposición se mostró preocupada por la situación y la mesa nacional de Juntos por el Cambio pidió "la máxima responsabilidad institucional" al Gobierno nacional.
Mientras tanto, fueron pocos los dirigentes del FdT que quisieron expresarse públicamente con las excepciones del diputado sanjuanino José Luis Gioja y el senador formoseño José Mayans, y, en general, primó la cautela a la espera de la definición.
Recién las 20:13, el Presidente se encerró en su despacho y llamó a Cristina Fernández de Kirchner para discutir el cambio de Gabinete. Después de pasar toda la tarde junto a su círculo de confianza, decidió negociar una tregua con su compañera de fórmula. La conversación se habría producido tras la intercesión de Estela Carlotto, quien mantiene buenas relaciones con ambos dirigentes.
Durante toda la tarde Cristina Kirchner había esperado un llamado de Alberto Fernández que destrabe la negociación por la nueva conformación del Gabinete. Sin embargo, por información que obtuvo a través de interlocutores, advirtió que él no quería llamarla. No quería hablarle.
Desde el entorno de la Vicepresidente aseguraron que ella siempre estuvo dispuesta a hablar, pero que Fernández no tenía intenciones de llamarla. Esa determinación se quebró minutos después de las 20, cuando el Presidente decidió entablar la comunicación telefónica.
Hasta el llamado a la Vicepresidenta, el Gobierno evaluaba declarar un feriado bancario este lunes como consecuencia de la falta de acuerdo para designar un ministro de Economía. Durante la tarde, el Presidente se había comunicado con el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y acordaron tomar una decisión en las últimas horas del domingo.