Con Gustavo Sierra como protagonista, se llevó a cabo una nueva charla del ciclo “Embajadores”, en este caso, en el salón de actos de la Escuela “Soldado Argentino”, de 1º de Mayo al 6800. A partir de las fotos que se mostraron en el video de presentación para introducir al protagonista, todo empezó con uno de los temas que imaginamos sería el ideal para romper el hielo con los alumnos presentes: su presencia en “Patinando por un Sueño 2”, de Marcelo Tinelli. “En realidad, haber participado en ese concurso fue bastante decepcionante, porque contrastaron los objetivos de la pareja: yo fui a competir y tratar de ganar el concurso demostrando en la pista todo lo que sabía, y mi compañera hacía gala de la frivolidad que todo el mundo se imagina de ese show: llegaba diez minutos antes de empezar los entrenamientos y hablaba todo el tiempo por celular, mientras yo entraba en calor en la pista. Así, por supuesto que fuimos eliminados en la segunda gala; esa noche me la pasé llorando por la bronca que tenía... Después, con mayor frialdad, te das cuenta de un montón de cosas, entre ellas, que la parte deportiva es secundaria”.
Cosiendo lentejuelas
Al igual que en los encuentros anteriores, en un determinado momento se abordó el tema de la representación nacional y los recuerdos que Gustavo tiene sobre aquellos campeonatos en los que participó. “Todos los sacrificios que hice valieron la pena para llegar a tener el privilegio de representar a mi país: levantarse a las cinco de la mañana todos los días para tomar el colectivo a Esperanza, entrenar desde las seis, después dar clases, volver a entrenar... y así durante todo el día. Ese esfuerzo fue increíble, pero como recompensa al momento de entrar a la pista, no lo podía creer; “Mirá dónde estoy”, pensaba en ese momento, a punto de participar del máximo evento a nivel mundial con patinadores que había visto por televisión, en fotos o, personalmente, en cursos de perfeccionamiento que tuve la oportunidad de hacer. Representar a mi país fue algo increíble”.
Consultado respecto del apoyo que recibió a lo largo de su carrera deportiva, el relato no se diferenció del de muchos otros protagonistas de estos encuentros, que tuvieron que sacar dinero de sus propios bolsillos para competir. “Ninguno, absolutamente. Rifas, venta de empanadas, bordar y coser las lentejuelas de mi propia casaca, hecha con la tela de raso más cara para impactar al momento de entrar a la pista -la indumentaria y los modelos que un participante utiliza también influyen en el puntaje de los jueces-, fueron cosas que tuve que hacer para “rebuscármelas” y poder competir. Encima, cuando me designaron para representar al país, tuve que pagarme todo, porque solamente al patinador que entraba como número uno del equipo le pagaban medio pasaje”.
Los valores del deporte
Gustavo se subió a los patines por primera vez a los 11 años, y a los 15 empezó a competir. Se desarrolló como atleta y, en un momento dado, se graduó como profesor de Educación Física y de entrenador, para comenzar a enseñar, actividad que desarrolla en Santa Fe, Esperanza y Rafaela. “Siempre trato de enseñar no sólo lo específico del patinaje, sino también los otros valores que el deporte me enseñó, entre ellos el respeto, por ejemplo, que es muy importante en el desarrollo de la persona; hacia sus técnicos, sus rivales, a ganar y perder, a reconocer errores y aciertos, pero, por sobre todas las cosas, a que patinen con pasión”.
El patinaje está mayormente identificado como una actividad que aprenden y practican las chicas. “Solamente tengo tres o cuatro patinadores varones, la mayoría de mis alumnas son mujeres, y eso hace que tenga mucha relación con sus mamás, que me cuentan de los problemas que tienen las chicas según las edades; a veces, hay muchas cosas de las que yo me entero, pero que no puedo hablar con ellas y debo manejarlas”.
Dicen que el patinaje es uno de los cinco deportes más difíciles, porque demanda diferentes habilidades: motricidad fina, elasticidad, plasticidad, destreza en los distintos tipos de baile, un buen oído para escuchar atentamente la música que uno debe seguir, muchísima concentración para acordarse de la coreografía y, por supuesto, un gran estado físico. “Con cuarenta y cinco años compito con chicos de veinte, pero mi estilo de vida y mi pasión por lo que hago me permiten estar pendiente a esta altura de las circunstancias de una nueva posibilidad de clasificar a un campeonato mundial”.
El embajador
Nombre: Gustavo Sierra.
Edad: 44 años.
Deporte: Patín.
Logros más destacados: Campeón nacional de patín danza por parejas.
A lo largo de su carrera, fue campeón sudamericano, subcampeón panamericano e integrante del Seleccionado Nacional en distintos campeonatos mundiales.
Elección
Visitá el sitio de los Premios El Litoral al Deporte. Alli podrás acceder al sector de votación, donde están los 15 deportistas preseleccionados con sus datos, y elegir al que consideres el mejor de 2010.