A tres años: familiares del estudiante de la UTN asesinado en Rosario reclaman justicia
Juan Cruz Ibáñez dormía en su departamento de Zeballos al 2100, cuando el 29 de junio de 2018 un ladrón escaló y lo atacó para robarle. El acusado confesó pero sigue en prisión preventiva y el juicio oral se demora por la pandemia, mientras familiares y amigos reclaman justicia.
Facebook Carolina Moreyra
12:04
Por Hagar Blau Makaroff
Este martes se cumplieron tres años del asesinato a sangre fría del estudiante de Ingeniería en la UTN Rosario, Juan Cruz Ibáñez, en su departamento de Zeballos al 2100, cuando un ladrón escaló desde la calle hasta una ventana del primer piso y lo atacó mientras dormía.
La madre de Juan Cruz, Sonia Sanchi, destacó en diálogo con Mirador que a la familia le resulta “incomprensible cómo no se haya avanzado con la sentencia cuando el detenido se declaró único culpable, y ya pasaron tres años del hecho”.
El fiscal Guillermo Corbella les informa cada novedad de la causa, y ya se le realizaron al acusado dos peritajes psiquiátricos por “supuestos ataques de histeria”, explicó, y adelantó que en julio se realizaría otro examen similar, así como una nueva prórroga de su prisión preventiva. A los deudos les aseguran que el joven que se confesó homicida seguirá en esa condición hasta la sentencia.
Los Ibáñez son oriundos de Murphy, la localidad de la que es oriundo el ministro de Seguridad, Jorge Lagna, y tuvieron la oportunidad de dialogar con él sobre la causa, donde les prometió que el acusado no será puesto en libertad. El asunto es que la familia no quiere “que se dicten dos años más de preventiva nuevamente, sino que finalmente sea condenado a la pena más alta posible”, expresó la madre del joven fallecido, ya que siempre persigue a la familia “un fantasma de cualquier posibilidad de una excarcelación”.
El detenido asesinó a Juan Cruz cuando tenía 17 años, y a los pocos meses fue mayor de edad. Se encuentra detenido en la Unidad Penitenciaria de Piñero, a la espera del juicio oral que se dilata, "supuestamente por la pandemia, pero no entendemos qué pruebas les faltan a los jueces para condenarlo", dijo la madre de la víctima.
“Tenemos mucha bronca e impotencia porque no nos escuchan, piensan que con el tiempo dejaremos de reclamar su condena, pero no dejaremos de hacerlo porque es un asesino: no fue una muerte en un robo en la calle con forcejeo. Juan Cruz dormía en su casa cuando escaló y lo mató con saña", distinguió Sonia.
El joven Juan Cruz Ibáñez fue asesinado a puñaladas en el interior del departamento en el que vivía, en el primer piso de Zeballos 2133, el 29 de junio de 2018. Intentó defenderse pero murió desangrado por las heridas sufridas.
El homicida estuvo cuatro horas más en el departamento, se duchó y se vistió con ropas de la víctima. Cargó una notebook y otros bienes, e intentó marcharse con el auto de Juan Cruz. Pero no supo cómo sacarlo de la cochera, entonces se marchó en un taxi. Se hizo llevar hasta la villa de La Siberia y no le pagó al taxista, quien al otro día lo relacionó con la noticia del crimen, y denunció a la policía.
Una misa y un árbol por año
Los padres del joven asesinado, Daniel Ibáñez y Sonia Sanchi lo recuerdan cada año con misas en su memoria en el pueblo de Murphy, y este martes se hacía una misa íntima en la Parroquia “Santa Teresita del Niño Jesús”, sólo ellos con el cura, por protocolo covid.
"El año pasado fue por Zoom, y este año ya nos llamaron miles de amigos desde anoche, pero queremos hacerlo solos ya que ambos somos de riesgo y estamos recién vacunados, y acá aún hay muchos contagios", destacó Sonia.
Cada 17 de agosto, que cae un nuevo cumpleaños de Juan Cruz, su madre Sonia planta un árbol, como símbolo de vida y regalo al lugar que lo vio nacer y crecer. Para el próximo cumpleaños, si bajan los contagios, esperan pintar una estrella roja frente al departamento de Zeballos y Oroño para recordar a Juan Cruz en Rosario también. Por lo pronto plantarán un Ombú en la plazoleta del ingreso al pueblo junto a la ruta.
“En 2019 plantamos un pino en el patio de casa, que es el árbol que más se conecta con la tierra y el cielo, y lo colocamos en el lugar donde Juan Cruz solía sentarse siempre. El año pasado elegimos un olivo, el árbol de la paz, y lo plantamos en una placita de Murphy. Y así voy a seguir mientras viva, cada año, plantando un árbol por mi hijo. Cuando no esté lo seguirá otro”, finalizó Sonia con la fortaleza de su lucha por justicia.