Por Eloy Rodríguez
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Para tratar de explicar la extensa y devastadora sequía por la que atraviesa el departamento 9 de Julio, período iniciado en 2004 y que según las estadísticas de ciclos anteriores puede extenderse por 15 años, es necesario dividir el análisis en dos aspectos: el climático, propiamente dicho, y el antrópico, referido a la acción del productor para enfrentar la situación de aridez permanente, que actúa en detrimento de su explotación agropecuaria.
La principal característica del noroeste santafesino es la presencia de un clima subtropical con estación seca, que necesita de una media anual de lluvias de 850 mm, pero el déficit acumulativo de los últimos siete años, torna a esta marca como algo inalcanzable.
Si bien los últimos tres años los registros anuales, 797 mm. en 2009; 726 en 2010 y 805 en 2011, encuadrarían en la media requerida, los 405 mm. precipitados en 2008 hablan de una falta de recuperación en la humedad del suelo, ya que las napas freáticas se encuentran muy deprimidas, 3 ó 4 metros más profundas que en el período secano de la década de 1960.
Un balance hídrico exige que los meses apropiados para los registros sean marzo y diciembre, incluso con humedad superior a la necesidad del perfil, porque aunque en enero y febrero las precipitaciones ocurran con cierta frecuencia e intensidad, no alcanzan para el desarrollo de los cultivos como consecuencia de la evapotranspiración, las elevadas temperaturas y la vigencia de días más largos.
Todos los cultivos se encuentran en un estado de estrés hídrico. Por ejemplo, la soja perdió su primera cosecha y no se ha vuelto a sembrar debido a la falta de agua. El maíz y el sorgo se están secando y los productores ya han adoptado picarlo para destinarlos a forraje.
Con respecto a la ganadería comenzó a producirse la muerte de animales y el éxodo de algunos productores y el stock de casi 1.000.000 de cabezas, existentes antes del año 2008, disminuyó a 500.000, producto de la sequía de dicho año, cifra que también tiende a menguar por la persistencia de la aridez reinante, obligando al productor a fletear el transporte de agua para el brebaje de sus animales. Se puede aclarar que un pequeño productor, con 500 animales, necesita 40.000 litros de agua por día, a razón de 80 litros por animal. Esto conlleva a su descapitalización por el costo elevado del flete, aprovechando el estado de desesperación, ya que cada tres o cuatro acarreos estaría perdiendo un animal.
Acciones antrópicas
El canal a cielo abierto, realizado en forma paralela a la Ruta Provincial Nº 91-S ha paliado la situación proveyendo del vital elemento a las localidades de Pozo Borrado, Villa Minetti y San Bernardo, pero en la actualidad a estas comunidades no llega el agua. Algunos argumentan la colmatización del canal y otros a las extracciones de agua, por estado de necesidad, anteriores a dichas localidades, realizadas en forma particular para llevar el agua hacia sus explotaciones y a la carga de los camiones, que extraen agua de dicho canal, 40.000 litros cada uno, para transportarla a los distintos establecimientos agropecuarios en estado de crisis.
Estos últimos aducen que si el bombeo sobre el canal a cielo abierto se mantiene con la misma intensidad y habría algún “taponamiento” el canal rebalsaría saliéndose de su cauce, como esto no ocurre la razón de que a Pozo Borrado y Villa Minetti no llegue el agua habría que buscarla por el lado de las derivaciones particulares, pudiéndose observar en el trayecto del canal la existencia de molinos y caños que la desviarían hacia distintas explotaciones agropecuarias. Incluso la agricultura, después de la primera lluvia, requerirá de la fumigación (por la existencia de algas, ácaros, insectos, etc.), para lo cual precisará la provisión de agua dulce.
En la actualidad estaría haciendo falta un volumen superior al bombeo que se realiza sobre el canal a cielo abierto.
Lamentablemente los criterios de manejo del agua fueron por caminos antinaturales, pretendiendo hacer escurrir a un sistema que naturalmente se defiende acumulando (por eso son bajos) y tratando de adaptarlo a un sistema productivo traído de otras zonas de producción.
“No se comparte la idea de que nada debe modificarse y que la producción es incompatible con el medio ambiente; se asume, que todo tiene un límite con su equilibrio correspondiente y a éste lo fija el conocimiento”, dijo una vez el ex senador Terré.
La sequía está instalada y ha venido a quedarse por varios años.