Belén Fedullo
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La asociación fundadora de la escuela agroecológica llegó a un acuerdo con una institución gubernamental y está cerca de tener un espacio propio para llevar adelante sus actividades. Está en una zona estratégica.
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La primera aula de educación ambiental y sustentable de la Argentina comenzó a construirse en Concordia. Según contaron, el espacio contará con acceso a zonas naturales y tendrá objetivos de conservación.
El proyecto se llevará a cabo tras un convenio entre la Corporación de Desarrollo de Salto Grande (Codesal) y la Asociación Civil “Luz del Ibirá”, con apoyo del Consejo General de Educación (CGE) entrerriano.
El lugar elegido para montar las estructuras es la zona del Perilago de Salto Grande y la construcción se llevará a cabo en conjunto con “Tagma internacional”, una ONG uruguaya dedicada a desarrollar proyectos con eje en educación y sustentabilidad en Latinoamérica.
Además, informaron que la obra se realizará a través de talleres de bioconstrucción, acorde a la modalidad de construcción colectiva de voluntarios y, según especificaron, en el proyecto también participarán ingenieros del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) sede Concordia y la Municipalidad.
Ilusión y proyectos, de cara a la apertura
La institución académica de formación en agroecología y conservación, un proyecto de “Luz del Ibirá”, funciona actualmente en un espacio que no le es propio, en calle Belgrano 1984, por eso es importante el proyecto de construcción de un espacio acorde a las necesidades institucionales.
La profesora Mariana Acosta forma parte de la asociación y, en diálogo con Mirador Entre Ríos, detalló de qué se trata el proyecto. “El aula es sustentable porque tiene sistemas de construcción naturales. Está hecha con madera de la zona y habrá un proceso de bioconstrucción, con adobe, es decir que se hace con elementos de la naturaleza y reciclados, por ejemplo postes de luz que están en desuso, y un sistema de energía de mantenimiento con paneles fotovoltaicos, entre otras cosas”, explicó.
“Nosotros creíamos, en los 90, que las casas del futuro iban a ser totalmente tecnológicas, casi robóticas, pero no teníamos en cuenta el factor climático y que nosotros como seres vivos debemos procurar por el cuidado del mantenimiento de la temperatura, humedad, presión y que hay que tener en cuenta que hay personas que no pueden pagar para refrigerar el lugar en verano y calentarlo en invierno, por eso las casas del futuro serán parecidas a esta aula, con diseño bioclimático y con la optimización de los recursos”, señaló la docente.
Sobre el espacio elegido para la construcción, especificó: “Ese lugar es un punto estratégico sobre todo para que sea observada. Si la escondemos no tiene sentido porque no se hace una visualización del proceso, y nosotros queremos que se vea, que se entienda lo que significa. Además tenemos proyectos que tienen que ver con la investigación y recuperación de espacios naturales, tenemos el convenio que tenemos con la Codesal, que tiene un plan de manejo de fuego con restauración ambiental. Nosotros vamos a colaborar con la elaboración de vivero de plantas nativas y de arbustos nativos para repoblar ese lugar. Así que eso tiene un objetivo, nos sumamos a la restauración que hace esta institución en ese lugar que tiene bosques forestales”.
Educación ambiental
-¿Qué contenidos se aprenderán en ese lugar?
-Es un aula de educación ambiental y funcionará para eso. El programa de la organización Tagma indica que eso es lo que debe hacerse. Hay colaboración de DirecTV, que pone fondos porque tiene dentro de sus programas de responsabilidad social uno que se llama “aula escuela plus”, con experiencias en Uruguay, en Chile, y ahora con la nuestra que se centrará en agroecología y conservación. Las próximas serán en Ecuador, Colombia y Perú.
Todo tendrá que ver con la educación ambiental en cada región y nosotros haremos nuestra parte en Argentina, seremos un nodo.
-¿Cuánto falta para poder usar el espacio?
-La próxima semana, si todo sigue como viene, la tendremos terminada. Son procesos rápidos de construcción, así que una vez que esté concluida podremos utilizarla, no solo para Luz del Ibirá sino para cualquier institución que quiera hacerlo, tanto escuelas como otras de educación no formal, boy scouts, algunos clubes, gente que haga talleres y estará abierta a todos aquellos que tengan actividades relacionadas con educación ambiental.
El aula no es solo la estructura que levantamos, sino que habrá dispositivos educativos alrededor como el diseño de huertas circulares, verticales, invernaderos internos y además hay un sendero educativo autogestionado con casas de insectos como para ir restaurando el ecosistema de ese lugar. Hay mucho para aprender y nosotros tenemos mucho para explicar. Estamos ilusionados y expectantes.
-¿Se ve un cambio en la mentalidad de la gente o todavía falta mucho?
-El común de la gente tiene conciencia del cambio que es necesario, pero hay algunas estructuras, sobre todo políticas, que no. Nosotros venimos haciendo este trabajo hace dos años y pudimos establecer algunos convenios de colaboración, siempre de manera gratuita, y mucha gente se ha sumado. Tenemos una trayectoria local, regional, nacional e internacional, con la feria de ambiente, y eso es lo que genera un ida y vuelta con quienes se interesan por el ambiente.
Hay gente que vino como voluntaria a construir el aula y hay estudiantes voluntarios que pagan el curso y el aprendizaje en servicio es la construcción en sistemas naturales. Vinieron personas de Tucumán, de Bariloche, arquitectos, ingenieros, todos como voluntarios para hacer el aula y creo que eso es una muestra cabal del interés por conservar nuestro lugar.