Santiago Balague
El músico, multinstrumentista y luthier falleció el 2 de noviembre de 2011 en Suiza, donde vivía desde hacía más de dos décadas. Fue un precursor y referente para la generación de rockeros de los '80 y compartió escenario con muchos artistas más destacados de la escena nacional.
Santiago Balague
Un 2 de noviembre del año 2011 dejaba este mundo uno de los más grandes artistas que dio la ciudad de Venado Tuerto: José Luis Asaresi. “Sartén”, apodo que lo acompañó gran parte de su vida, estaba viviendo en Suiza desde hacía más de 20 años y falleció a los 53 años de cáncer.
Fue un precursor y referente para la generación de rockeros de los ’80. Tocó con muchos de los músicos más destacados de la escena nacional y era reconocido por sus colegas. A comienzos de los ’90 decidió irse a vivir a Europa, primero a España e Italia y finalmente se radicó en Ginebra, Suiza.
Multinstrumentista autodidacta, apasionado por el sonido, luthier y dueño de un oído absoluto, fue para muchos el primer disc jockey de Venado Tuerto y compartió su arte junto a grandes como Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Lito Vitale, Rubén Rada, Pedro Aznar, Mezo Bigarrena, Juan Carlos Baglietto, Horacio Fontova y Suéter, entre muchos otros.
Desde muy chico empezó a mostrar virtudes para la música: “Soy la quinta generación de los Asaresi músicos, comencé tocando la batería a los 8 años gracias a poder ver tocar a los hermanos Dubois, con los que somos primos segundos, luego por accidente empecé con la guitarra y el bajo”, contaba en una entrevista en el año 2010.
Ya en su adolescencia comenzó a tocar guitarra y teclados en diferentes bandas con amigos del colegio en Venado Tuerto, donde ya aparecían nombres como el de Jota Morelli. Tocó la batería en la segunda formación del recordado grupo Thelonius, pero al poco tiempo formó su propia banda con fuerte influencia spinetteana. Luego se fue a Junín, de donde era originaria su familia, para integrar el grupo Espectros, su primera experiencia semiprofesional donde era guitarrista, arreglador y programador.
Fue en esa época en Junín donde nació el apodo de “Sartén”, que lo identificaría para siempre. Se lo pusieron “por lo molesto, es una abreviación de ‘filo de sartén’. Eso fue a fines de los ’70, porque mi hiperactividad patológica post-adolescente hacía de mí alguien muy pero muy hincha”, contaba el propio músico.
En 1982 Sartén decide instalarse en Buenos Aires, y su primera banda fue Suéter, junto a Miguel Zavaleta. Después de trabajar como músico sesionista y llevar adelante su propio proyecto Sarten System (con el que grabó un único cassette a comienzos de los ’90, “Hoy por hoy”), decidió irse a Europa. “El país no me quedó chico, las que se achicaron fueron las posibilidades, como para todo el mundo, y la situación me obliga a alejarme de mi elección de vida. Me fui sin ganas de irme, pero no vi otra alternativa. Quedarme significaba seguir viviendo situaciones y viendo caras que no me eran saludables, ni psíquica ni físicamente. No me faltaban nuevas posibilidades sonoras, dónde mejor las iba a encontrar que tocando con Spinetta, Gustavo Donés, Mono Fontana, Javier Malosetti, Miguel Zavaleta, Jota Morelli, Claudio Cardone o Lucho González”, contaba.
Sartén junto a Miguel Zavaleta y Gustavo Donés en 1987. Foto de la revista Pelo, de una entrevista sobre el disco Misión ciudadano I.
Aterrizó en España a principios del ’92, pasó por Italia y definitivamente se instaló en Ginebra porque “Italia y España se parecen mucho a Argentina en muchos aspectos de los cuales estaba tratando de evitar revivir, y para tener que volver a ver la misma película hubiese preferido volverme a Argentina”. En Suiza montó su laboratorio de sonido en el que “además de música hago luthiería, electrónica, circuitos, carpintería, pintura, reparo, rompo, armo, desarmo, invento, copio, fabrico, etc., lo mismo que hice siempre”.
Su principal actividad durante los últimos años fue la composición de música para obras de teatro y películas, sin dejar de lado la experimentación permanente con el sonido. Sin embargo, no fue olvidado por sus viejos compañeros de ruta como Luis Alberto Spinetta, quien lo invitó a participar del disco “Un mañana” en 2008, donde Sartén grabó el solo de guitarra de la canción “Mi elemento”.
José Luis Asaresi fue una guía para muchos otros músicos locales, principalmente para Jota Morelli y Leo Genovese.
En este sentido, Jota expresó: “Junto con mi padre, es mi gran inspirador en la música. Sartén era un genio que estaba adelantado a su tiempo. Ya en la década del ’70 era nuestro ídolo, no solo por el talento innato que demostraba al agarrar cualquier instrumento, sino por haber tenido la humanidad para compartirlo con sus amigos”.
A su vez recuerda que en Buenos Aires “formamos el grupo Preset, donde también estaba Gaby Lazzarini, con el que llegamos a presentarnos en Venado. Además tuve la suerte de grabar en el disco de Sarten System, que capaz que dentro de 20 años vende millones de discos porque estaba adelantado”. Y disparó: “Yo siempre le decía que tenía que irse a Estados Unidos o Inglaterra porque podía tocar con cualquiera, pero él no quería saber nada, decía que ahí estaba tranquilo. Era de otro planeta”.
Por su lado, Leo Genovese estuvo con Sartén el día que se enteró de la presencia del cáncer. “Esa noche, después de nuestro concierto en Ginebra con Esperanza Spalding, nos fuimos a su estudio y luego a su casa. Escuchamos horas y horas de música que él compuso, de tangos a cosas de música clásica contemporánea, jazz, jazzrock, música africana, ukeleles y guitarras, máquinas industriales, todo… había de todo en su computadora. Me dijo que tenía más de 3 mil canciones escritas y grabadas. Tengo en el corazón la memoria de su espíritu, que es su música. Su sonido queda entre nosotros, sería muy bueno que todos escuchemos las melodías de nuestro amigo. Recen y toquen por Sartén”, sentenció.