Rodrigo Pretto
Jorge Cingolani, un empleado de Correo de la ciudad de Sastre, halló la millonaria suma de dinero en la vía pública. Hizo la publicación en redes sociales y logró dar con el dueño. "Eran los ahorros de toda su vida. Me ofreció $ 100.000, pero no los quise", sostuvo y agregó bromeando: "Sólo le pedí un cordero para fin de año". Ejemplo de solidaridad y honestidad.
Rodrigo Pretto
Como cada tarde, Jorge Cingolani regresaba a su casa luego de cumplir con su jornada laboral en la sucursal del Correo Argentino existente en la ciudad de Sastre. Era viernes y el reloj marcaba las 15.30 cuando el vecino de la cabecera del departamento San Martín se topó con un bolso en la vía pública. Alertado al verlo, decidió levantarlo y revisar su interior. Para sorpresa, el contenido era una suma de dinero que superaba los tres millones de pesos. "Por suerte apareció el dueño. Eran los ahorros de toda su vida. Lloramos juntos cuando llegó a mi casa. Me ofreció una recompensa, cien mil pesos, pero no los acepté. Lo que no es mío, no me pertenece. Sólo le pedí un cordero para festejar año nuevo", bromeó el empleado al borde de las lágrimas en diálogo con este medio.
En momentos de controversias sociales y donde las buenas acciones humanas no son moneda corriente, la honestidad y solidaridad pasan a ser noticia. Y Cingolani merece un reconocimiento por su acto. Encontró más de 3 millones de pesos, logró dar con el dueño del dinero y no aceptó recompensa.
La historia enorgullece. Y a pocos de días de haber ocurrido, el propio protagonista aún continúa emocionado. "El viernes, como es habitual y al terminar mi trabajo, me fui para mi casa. En el camino vi un bolsito y decidí levantarlo. Me di cuenta que tenía dinero adentro. Al llegar a mi domicilio le conté a mi mujer y de manera instantánea lo publiqué en redes sociales", comenzó a detallar el paso a paso de la historia.
Inicialmente, por la cabeza de Cingolani se cruzó la idea de hacer público lo que había en el interior del bolso. Sin embargo, se arrepintió y optó por tomar otra decisión. "Entendía que podía aparecer mucha gente diciendo que le pertenecía. Entonces lo que hice fue ponerlo boca abajo y sacarle una foto porque tenía un logo en el frente".
Luego de almorzar y tomar un descanso, su teléfono sonó. Había pasado una hora y media de aquel posteo en redes sociales. "Se contactaron conmigo. Era un hombre que me decía que lo que había encontrado era de él. Le pedí que me detalle el logo y el contenido del bolso. Me dio todos los detalles y supe que era el dueño. Me agradeció mucho y terminamos llorando juntos", recuerda el empleado del Correo.
El encuentro entre ambos fue más fuerte aún. Al llegar a la casa de Cingolani, el propietario del bolso explicó era un empleado rural, que venía viajando a dedo en la chata de una camioneta al momento de extraviar el dinero. Y se trataba, ni más ni menos, que los ahorros de toda la vida. "Por razones de seguridad no quise revelar nunca sus datos porque se trata dasane mucha plata, y hoy p muchas cosas. Me quiso dar una recompensa, un fajo de cien mil pesos, pero no lo agarré. Lo que es de él, es de él", afirma con seguridad hasta el día de hoy el sastrense.
"Pacquiao", como lo conocen en la ciudad por su admiración al boxeador filipino, reiteró su negativa a recibir algún tipo de remuneración por su acto solidario. "No sentí que debía aceptar la recompensa. Si la agarraba, le estaba sacando algo que es de él. Lo único que le dije es que quería un cordero para fin de año. Nunca fue mi intención quedarme con la plata o que me den dinero a cambio. Sentía que si agarraba algo era aprovecharme de él. Ver llorar a esa persona fue demasiado. Lloramos los dos juntos".
El trabajador de la sucursal del Correo ubicado en la cabecera del departamento San Martín recordó que al llegar a su hogar, la familia entera avaló su decisión. "Mi mujer y mis hijos me dijeron que hubiesen hecho lo mismo. Eso me deja tranquilo porque se que estoy rodeado de personas como yo", y agregó orgulloso: "Sigo emocionado. Si lo tengo que volver a hacer, lo hago".