Ignacio Pellizzón
“Cada vez menos estudiantes elegirán Rosario como plaza y se invertirá menos”, aseguró a El Litoral el titular, Carlos Cristini. Lamenta que no haya más instituciones alzando su voz.
Ignacio Pellizzón
En una entrevista con El Litoral, el titular del Foro Regional Rosario, Carlos Cristini, fue tajante sobre cómo podría la ciudad perder futuras inversiones por el contexto violento que atraviesa. Estima que el principal impacto podría originarse a partir de que los jóvenes opten por otras ciudades para formarse y con ello las rentas del agro viren hacia otras localidades. Además, lamenta que no haya más instituciones alzando su voz y que es importante que la sociedad civil marque este tipo de situaciones.
“Yo no sé si volveremos a gozar de ser elegidos como una plaza -Rosario- para que los jóvenes vengan a estudiar, en virtud de todo este malestar que estamos viviendo con la inseguridad”, así describió el titular del Foro Regional Rosario, Carlos Cristini, la situación que está atravesando la zona más poblada de la provincia producto del impacto económico que -según entiende- está comenzando a provocar el narcotráfico.
Cristini señaló el temor de que muchos de los recursos provenientes de la industria agrícola dejen de volcarse en la ciudad y busquen otros destinos, impulsados, principalmente, por los jóvenes que miran otras localidades para ir a formarse, dado el contexto de violencia que se está viviendo.
Estima que Rosario está en un proceso “indoloro” en el que se ve que hay construcciones, pero que el problema estará con “las que tengan que venir”, porque los niveles de violencia, las balaceras y el escenario que se está observando impactarán para que se caigan futuras inversiones. De hecho, ya está sucediendo porque hay empresarios que están “dudando”.
Cristini fue tajante y recordó que “hace varios años” que vienen anticipándose a lo que está pasando en materia de seguridad y que alertaban que había que armar un plan “plurianual”, que “pasara de gobiernos y que se actuara con políticas públicas”. Ayer “eran llamados de atención”; hoy “son reclamos concretos”.
Entiende que las inversiones que Rosario dejaría de percibir se volcarían a otras ciudades como Córdoba y Mendoza, porque “lo que vos perdés, lo gana otro”. Empiezan a surgir otras localidades “que buscan ganar esta pulseada de inversiones”.
A modo de conclusión y haciendo una suerte de alegoría sobre la cocción de la rana, Cristini advirtió que el “agua se está calentando” y que lamenta que no haya muchas instituciones “que alcen la voz” y que es necesario que la sociedad civil “marque” este tipo de situaciones.
-En cuanto a inversiones en Rosario, ¿dónde estaba posicionada la ciudad hace diez años y dónde está hoy?
-Hace una década gozábamos de un lugar de privilegio. Porque somos epicentro de una región productiva agrícola, con buenos precios, que canalizaba muchos de esos resultados, más allá del campo, en inversiones de carácter inmobiliaria. Esto era concomitante con una buena imagen que se venía construyendo de la ciudad desde el 2001 en adelante.
Esto se reflejaba en que Rosario se había fortalecido en congresos y eventos, en educación universitaria, en liderazgo de investigación científica, entre otros. Todo eso generaba un clima en el que todos aquellos que quisieran invertir lo hicieran apostando a desarrollos inmobiliarios, locales y demás.
Pero no sólo eso. Ese escenario local también convocó a que muchos estudiantes que miraban, sobre todo la ciudad de Córdoba, comenzara a mirar muy fuertemente la ciudad de Rosario.
Entonces, cuando uno enfrenta una etapa crítica como esta en materia de seguridad, las inversiones comienzan a mostrar síntomas indolores, porque hoy tenés un conjunto de actividades importantes de la construcción que están en marcha, las cuales no se verán afectadas, pero sí las que van a venir.
Porque yo no sé si volvemos a gozar de ser elegidos como una plaza para que los jóvenes que empiezan a formarse vengan a estudiar a la ciudad en virtud de todo este malestar que estamos viviendo en seguridad. Entonces vos empezás a comprar problemas que no lo ves de forma inmediata, sino que lo vas a ver de forma mediata. Vas a notar que la renta agropecuaria que no encuentra necesidades de inversión en la misma materia deje de mirar a la ciudad como un espacio donde pueda traer sus proyectos.
Por eso, lo que vos perdés, lo gana otro. Empiezan a surgir otras localidades que buscan ganar esta pulseada de inversiones. Por suerte, los aspectos que mencioné como anclajes positivos siguen vigentes. No ya el de ferias y congresos, que se afectaron por la pandemia, pero sí se mantiene intacto todo lo que es lo educativo, la excelencia de la UNR. Sin embargo, hay otros rubros que nos van a empezar a afectar como el hecho de que los estudiantes no vengan más a la ciudad.
-Teniendo en cuenta que hay empresarios inmobiliarios que están investigados por lavado de dinero narco, ¿les preocupa que no se investigue el origen de los fondos de los desarrollos?
-Nos preocupa la falta de control en el buen sentido de la palabra. A mí me pasó hace años de liderar el emprendimiento del Plaza Real y como desarrollador no me gusta que se ande diciendo que la plata viene de ciertos lugares, porque las diez personas que invirtieron en ese proyecto son todos vecinos de Rosario y tienen todos actividades lícitas.
Entonces, no interesa cuando se lleva a cabo de forma correcta. Es decir, no metiendo más presiones a la burocracia, pero sí actuando. Uno tiene la Afip, que es muy eficiente y muy buena en este sentido.
El organismo opera mucho sobre el sector empresario y no tanto sobre el sector delictivo. Por eso, que haga más hincapié en este último, porque los flujos que mueven en esa área llamarían la atención de varios. Es ahí donde hay que trabajar.
Defendemos a ultranza, porque no queremos que las inversiones sean un reservorio de plata mal habida, porque tarde o temprano terminas siendo como ciudades de México donde nadie quiere llevar un peso después.
-¿Hay preocupación en el sector empresario por quedar pegados injustamente?
-Hace poco tiempo sucedió que en el Concejo Deliberante se trató a un empresario como que era quien manejaba fondos del narcotráfico, cuando en realidad no era así y, por eso, el Concejo tuvo que pagar los gastos de resarcimiento.
Este tipo de cosas son las que nos preocupan. Hay que ser cuidadosos. Si las pruebas son contundentes, cada uno tendrá que responder. Pero no alegremente decir cualquier cosa, porque esto ahuyenta.
Estamos viendo que hay un círculo que se va achicando cada vez más, y es donde estamos viendo más eficiente la seguridad, porque está saltando que si en una cueva se cambia dinero a un narcotraficante termina saliendo a la luz. A lo mejor para lo que la gente quiere tarda más, pero está saltando.
-¿Hay casos de empresarios que le dijeron que no a Rosario por este contexto?
-Sí, hoy tenés algún grado de duda. No es como antes que estaban más proactivos a invertir. Por ejemplo, antes si estabas en un desarrollo urbano como un edificio tenías comercializado y más o menos anclado el 50%, 60% del desarrollo ya estaban pensando en el próximo, mientras que hoy están más cautos.
No sucede en sectores muy top como Funes o de proyectos nuevos que explotaron por la pandemia, pero en sectores donde es un poco más difícil la comercialización es como que no encontrás tantos inversores propensos a asumir los riesgos que conlleva el desarrollo.
-Si no hay un cambio radical, ¿cuál es el pronóstico que anticipan ustedes?
-Que vamos a perder el protagonismo que se logró en los diez años posteriores a la crisis del 2000. Lo vamos a perder en manos de ciudades como Córdoba, Mendoza en segundo lugar. Nos van a comer esa torta. Todo el mundo está mirando flujo y no sería la primera vez que gente de la región invierta en otras ciudades.
Ahí vamos realmente a vernos afectados, porque vamos a salir del círculo virtuoso. Aunque parezca mentira, una sala como el Orfeo de Córdoba que trae aparejada muchos eventos, en esta década que mencionaba de Rosario ya había inversores que querían pensar algo similar aquí. Se fue ésa época y hoy no encontrás ni un loro que quiera invertir en algo así. Es esto que digo, un cachito de malestar indoloro al principio, pero de malestar fuerte después.
-Bonfatti mencionó utilizar parte de los más de 100 mil millones que recibirá la Provincia por el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación para llevar a cabo el Puerto de la Música, ¿lo ves viable?
-Creo que un desarrollo de una envergadura icónica siempre trae aparejado a través del tiempo, independientemente de qué gobierno lo hizo, un punto de tracción hacia la ciudad. Tuve la oportunidad de conocer la Ópera de Sidney y no tengo idea de qué gobierno la hizo. Estos íconos quedan, como puede ser el puente Rosario-Victoria.
-Haciendo una alegoría con cómo se cocina la rana, ¿en qué etapa de la cocción está Rosario?
-Yo creo que el agua se está calentando. A personas como es mi caso, que lideramos espacios y que alzamos la voz y no encontramos muchas instituciones que hagan lo mismo, le preocupa. Porque en algunos sectores de la olla el agua ya está hirviendo y la gente no se está dando cuenta.
Creo que le corresponde a la sociedad civil marcar este tipo de cosas. En todo sistema democrático que funciona bien, la sociedad le presenta los cordones dentro los cuales la política se tiene que desenvolver y tiene que actuar.
Cuando estos cordones se desdibujan, es posible que se vaya para cualquier lado. Es preocupante. Es el momento para que estemos todos unidos y que la olla no hierva. Este es un problema de envergadura, tiene visos muy similares a ciudades de México.
-¿Esto sucede porque durante muchos años se miró al costado?
-Y sí. Es que no hay un modelo, una articulación que supere a los gobiernos. Hay que ponerse de acuerdo y empecemos a trabajar en virtud de esto. No puede ser que en materias tan complejas como la seguridad se esté jugando cada cuatro o cada dos años a ver para qué año se cambia. No es una crítica a un político o partido, es una crítica al sistema.