El porteño Belgrano se distinguió en su faz militar y político. No obstante, también supo destacarse en otros ámbitos. Se graduó de bachiller en leyes (abogado) de la Universidad de Valladolid e incursionó en otras facetas. “Cuando él está en España, se educa y lee libros prohibidos. Eso le permite también conocer cinco idiomas: inglés, francés, italiano, latín y castellano. Lo que le permite a su vez leer periódicos extranjeros, leer enciclopedias. Eso lo absorbe y lo trae a América”, asegura Grassi.
“Es el primer periodista rioplatense nativo que tenemos. Sin desprestigiar la figura de Mariano Moreno, pero él fue el primer periodista que creó una vasta red de corresponsales en todo el virreinato. Incluso acá en Rosario tenía también su corresponsal. Tenía en Mendoza, en el Paraguay. Con las noticias que le llegaban de todos esos corresponsales él las enviaba y en Madrid se las devolvían casi sin ningún tipo de corrección. Era una forma tan sencilla, pero tan perfecta de escribir que no necesitaba ser corregido”, agrega Eduardo Grassi.
Manuel Belgrano escribió en distintas publicaciones como el Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata (de Buenos Aires), el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio (de Buenos Aires) y el semanario Diario Militar del Ejército Auxiliador del Perú.
Este miembro del Instituto Belgraniano de Rosario también pondera su rol de pionero en materia educativa: “50 años antes que Sarmiento, él ya prepara un proyecto de educación. En principio, estatal, gratuita y obligatoria. Esos tres conceptos los tiene bien asimilados y los lleva durante toda su vida, inclusive en las campañas militares. Por ejemplo, en la campaña al Alto Perú, llevaba la idea de poder propagar la educación en esos ámbitos”. “Decía que las mujeres tenían que estudiar, tenían que dejar el ámbito de la casa para estudiar y después transmitirlo a sus hijos”, agrega Grassi. “Estaba en todas. Él tenía una mente privilegiada que le permitía abarcar todos los ámbitos de desarrollo que en ese momento tenía el Virreinato del Río de la Plata”, dice Eduardo.
Fernando Nicola
Foto: Fernando Nicola
Contra la guerra entre federales y unitarios
Manuel Belgrano se opuso a los enfrentamientos internos en Argentina. Así lo dejó asentado claramente en una carta enviada en abril de 1819 a Ignacio Álvarez Thomas, jefe del ejército porteño preparado para batallar contra las tropas de Estanislao López.
Aquí, el inicio de la misiva: “Mi deseo es la conclusión de una guerra tan desastrosa para emplearme en acabar con los enemigos exteriores. Convengo en la proposición de que se retire este ejército a San Nicolás, y el auxiliar del Perú fuera de los límites de la jurisdicción de Santa Fe, con tal que las fuerzas de ésta y del entre Ríos se sitúen en la otra parte del Salado, mientras se concluye el tratado definitivo”.
Su paso por la ciudad de Santa Fe
La presentación de la bandera de la nación nueva del 27 de febrero de 1812 en Rosario por parte de Manuel Belgrano es famosa. No tan conocido es su paso por lo que hoy es Santo Tomé y por la ciudad de Santa Fe en septiembre y octubre de 1810.
“Belgrano tiene dos grandes pasos por la provincia de Santa Fe, si bien estuvo cuatro veces. La primera vez fue en la campaña que tuvo que hacer al Paraguay. Se instaló lo que vendría a ser el campamento del ejército, en lo que hoy es Santo Tomé, cruzó el río y fue recibido con gran benevolencia por lo que era el pueblo de Santa Fe. Santa Fe dio muchísimo para esa campaña. No solamente en cuestiones materiales, sino que ofertó una compañía de lo que era el cuerpo de blandengues. De las cuales participó nuestro caudillo, el brigadier general (Estanislao) López”, explica Bello.