Carlos Retamal
Entre enero y junio se llevan registrados 115 asesinatos, 20 más que en igual período de 2020. La violencia está prácticamente a la vuelta de cada esquina y el sicariato parece haber llegado para quedarse en el sur santafesino.
Carlos Retamal
A medida que va avanzando el año, el departamento Rosario sigue siendo una zona donde impera la violencia y la muerte. Las frías estadísticas señalan que entre enero y junio se registraron 115 asesinatos, a razón de uno cada casi 38 horas. Si bien las cifras están lejos de la década pasada, donde los picos fueron 250 en 2014 y 231 en 2015, esta saga de crímenes que parece interminable está teñida de cruda violencia, con aprendices de sicarios efectuando disparos prácticamente a diario en cualquier lugar, en especial en la ciudad de Rosario.
De las múltiples balaceras contra viviendas, algunas al voleo y otras por ajustes, amenazas o amedrentamientos a la muerte por algún impacto de bala hay muy poco espacio. En un principio fueron las noches, pero con el correr de las semanas, el eco de la abrupta explosión que se genera cuando una bala sale del cañón de un arma de fuego disparada se escucha a cualquier hora.
Fruto de esas balas y de esas armas, que parecen multiplicarse y nadie sabe de dónde salen, se llegó a la terrible cifra de 115 crímenes cometidos en el departamento Rosario en seis meses, con un registro un poco más tenebroso: de ese total, 103 fueron en la ciudad de Rosario, el resto se divide 4 en Granadero Baigorria; 1 en Pérez, 1 en Soldini y 6 en Villa Gobernador Gálvez.
En enero de este año se registraron 12 asesinatos, una cifra muy inferior a los 23 ocurridos en idéntico mes del año 2020, cuando la pandemia de coronavirus ocupaba los portales y canales de noticias internacionales, ya que estaba muy lejos de Sudamérica.
De esos 12, tres ocurrieron en la vecina ciudad de Granadero Baigorria, y los 9 restantes se repartieron en su mayoría entre las zonas sur, suroeste y oeste. Pero el más “llamativo” tuvo lugar en el barrio Azcuénaga, que se ubica dentro del distrito Centro rosarino, donde un hombre fue maniatado, golpeado y apuñalado en el interior de su casa por 3 personas que fueron detenidas semanas después. El móvil del violento episodio en el que resultó muerto Fabián Iunnisi, que en su momento conmocionó al barrio y gran parte de la sociedad rosarina, fue la búsqueda del título de una propiedad ubicada en la zona norte, que no se llevaron porque en lugar del original, había una escritura.
El segundo mes del año arrojó un total de 24 asesinatos, tres menos que en 2020; veinte de ellos ocurrieron en Rosario, 1 en Granadero Baigorria, 1 en Pérez y los dos restantes en Villa Gobernador Gálvez. Las zonas más calientes fueron nuevamente el sudoeste y el oeste rosarino, aunque los crímenes más resonantes ocurrieron en Villa Gobernador Gálvez. El 21 de febrero fue asesinado Javier Alejandro Procopp, cuando estaba en la puerta de su casa, ubicada en el barrio Pueblo Nuevo de esa ciudad. Y dos días más tarde murió su hermano Marcelo Daniel, acribillado a tiros a media mañana en un claro hecho mafioso cometido a metros del ingreso al cementerio municipal de esa ciudad, cuando estaba esperando la llegada del cortejo fúnebre con los restos de su hermano.
El mayor de los Procopp había salido por televisión el día después que asesinaran a su hermano, para decir que su hermano no se metía con nadie y que no sabía los motivos por los cuales fue atacado. Al día siguiente, 4 sicarios en moto lo fueron a buscar hasta la puerta del cementerio y le efectuaron entre 10 y 12 disparos, algunos desde muy corta distancia.
Tras su muerte, los investigadores señalaron que la principal hipótesis era que el crimen fue perpetrado por sicarios y que la mayor sospecha sobre el móvil del hecho apuntaba a vínculos con bandas narco.
En el tercer mes del año hubo 20 homicidios (dos de ellos en Villa Gobernador Gálvez). La cifra fue un tanto superior a la registrada en 2020, cuando se cometieron 16 asesinatos. Las zonas más sangrientas fueron el noroeste y el oeste, y uno de los más resonantes fue el triple homicidio registrado minutos antes de las 24 del 12 de marzo, cuando aparecieron dos personas en una moto y atacaron a tiros a un grupo que estaba en la puerta de un pasillo ubicado sobre calle Manantiales al 3700 (calle que luego se denomina Cerrillos y desemboca en bulevar Seguí), a pocos metros de “la curva de Seguí”, en la zona conocida como Vía Honda.
Al menos cuatro hombres recibieron múltiples impactos y fueron llevados en distintos vehículos hasta el hospital de emergencias. Las víctimas fatales fueron identificadas como Brian Nahuel Zarza, de 27 años; Lucas Ariel Lujan, de 28 y Esteban Damián Benítez, de 36. Mientras que Miguel Ángel A., de 41 años, quedó internado en grave estado.
Ese mes hubo otro hecho múltiple. Ocurrió en la noche del viernes 26, en la zona conocida como “barrio Empalme” o “Cullen y Sorrento”, del distrito Noroeste, donde fueron asesinados Leopoldo Jacinto Medina de 36 años y Uriel Luciano Aguirre de 16 años, por cuatro personas que se movilizaban en dos motos.
El cuarto mes de 2021 marcó una diferencia abismal con el año pasado, ya que se registraron 22 asesinatos en el departamento Rosario (21 en la ciudad cabecera y el restante en jurisdicción de Soldini). En 2020, el registro difundido por el Ministerio Público de la Acusación indicó que se cometieron 4 homicidios. Cabe remarcar que en abril del año pasado se registró el aislamiento social preventivo obligatorio (aspo) en todo el territorio nacional.
Las zonas oeste, sur y noroeste fueron los lugares con más crímenes, algunos de ellos de gran repercusión mediática.
Quizás el más violento fue el ocurrido en la tarde del jueves 8 de abril, cuando la ciudad de Rosario fue azotada por un temporal de lluvia y viento. Poco antes de las 16, un joven identificado como Diego C. fue abordado por dos personas en moto instantes después de estacionar una camioneta frente a la casa de su padre, ubicada en el barrio Fisherton (distrito Noroeste).
Venía de realizar una operación cambiaria en una financiera del centro de Rosario, trayendo en una mochila 2 mil dólares y 2.400 pesos. Bajo amenazas, los motociclistas le sustrajeron la mochila y se dieron a la fuga. -tras esto, el joven se subió a la camioneta y comenzó a perseguir a la moto, hasta que a seis cuadras del lugar del robo, el conductor de la camioneta arrolló a los dos motociclistas y terminó subiendo con la chata sobre la vereda, para terminar chocando contra una columna, lo que disparó los airbag del vehículo.
Como consecuencia del fortísimo impacto, uno de los motociclistas falleció antes de la llegada de una ambulancia, mientras que su compañero sufrió múltiples lesiones y fue trasladado hasta el Hospital de Emergencias, donde falleció el día después.
Tras el choque y muerte, el joven quedó detenido y a disposición de la Justicia. El caso tomó amplia trascendencia hasta en los medios de prensa nacionales y en redes sociales, donde a medida que pasaban las horas se multiplicaban los pedidos para que el joven sea liberado.
Tres semanas después, y luego de varias marchas por las calles del barrio, la Justicia liberó al conductor de la camioneta, quien sigue imputado por homicidio simple.
En plena tarde del 16 de abril, Marcelo Nicolás “Fino” Ocampo, señalado como mano derecha del presunto narco Esteban Alvarado, fue asesinado cuando volvía a su casa ubicada en Ocampo al 6600, con su pequeño hijo de menos de dos años, a quien había llevado a dar una vuelta en camioneta para que se durmiera.
Dos sicarios en moto aparecieron cerca de las 15.30, se acercaron hasta la camioneta doble cabina de color blanco y uno de ellos efectuó varios disparos que impactaron en el parabrisas delantero y en el cuerpo de Ocampo, quien murió a los pocos minutos.
“El Fino” era considerado un miembro clave en la banda de Esteban Lindor Alvarado. En 2019 fue imputado por el delito de “amenazas coactivas” y en un juicio abreviado, fue condenado a 3 años de prisión. En agosto del año pasado salió en libertad condicional y a los pocos días, mientras estaba en su casa bajo el régimen de prisión domiciliaria, desconocidos atacaron a balazos la vivienda y como prueba de ello un portón recibió al menos 10 impactos de bala. Ante esto, la Justicia dispuso que policías realicen trabajos de protección en esa casa, aunque no quedó claro dónde estaba la custodia al momento del mortal ataque.
Casi un mes después, a través de una investigación que incluía escuchas telefónicas en el penal de Piñero, se conoció que su asesinato había sido ordenado desde la cárcel por sicarios que están presos.
Minutos antes de las 13 de este lunes 26 de abril, Vanesa Hernández, una mujer que trabajaba como remisera con un VW Fox, acudió a un llamado que le hizo una amiga para trasladar a algunos integrantes de su familia desde Piñero a Rosario, quienes habían ido a buscar a un hombre que salía en libertad tras cumplir condena por homicidio.
El auto en el que había llegado la familia del convicto hasta la cárcel, poco antes del mediodía, una Renault Kangoo de color bordó, tuvo un desperfecto mecánico, por lo que llamaron a una remisera amiga, quien llegó al lugar casi una hora después.
Para no dejar la camioneta en el lugar, la ataron con una soga a la parte trasera del VW Fox. Un hermano del ex convicto se subió como acompañante de la remisera, mientras que quien salió de prisión, su hermana y una tercera persona, se sentaron en la Kangoo.
Volvían a Rosario, pero a la altura del kilómetro 6 de la ruta provincial 14, en jurisdicción de Soldini, fueron interceptados por una camioneta Toyota Hilux de color gris con al menos tres ocupantes, algunos de ellos armados. Según fuentes de la investigación, efectuaron más de una decena de disparos contra el VW Fox, hiriendo a sus dos ocupantes.
La conductora del auto perdió el control y terminó cayendo sobre la zanja, y murió poco antes de la llegada de una ambulancia, mientras que el hombre que iba en el asiento del acompañante recibió un disparo en el abdomen, por el que recibió asistencia médica en el lugar y luego fue internado en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.
Veinticuatro fueron los asesinatos cometidos en mayo en el departamento Rosario (uno de ellos en Villa Gobernador Gálvez y todos los demás en Rosario, triplicando la cifra de los registrados en el año 2020). Exceptuando a la zona o distrito Centro, los homicidios se repartieron prácticamente en forma equitativa en los otros cinco distritos en los que se divide la ciudad: Norte, Noroeste, Oeste, Sudoeste y Sur.
Quizás el más violento tuvo lugar en la zona norte en la tarde del 1° de mayo, cuando sicarios aparecieron caminando y acribillaron a tiros a Cristian Marcelo Bogalino, de 23 años, que tenía domicilio en uno de los monoblocks ubicados sobre calle Baigorria 2473, que era conocido en el barrio como Rulo y estaba bajo el régimen de prisión domiciliaria (tenía una tobillera de monitoreo activada) y César Navarro, de 36 años, domiciliado en Casiano Casas al 2800, que se hacía llamar Rambito.
Y el otro hecho que podría ser catalogado como de suma violencia ocurrió en la tarde del domingo 30, cuando 3 personas fueron atacadas a tiros cuando estaban en inmediaciones de Martínez de Estrada a 7800, a pocos metros de un espacio verde en el cual había varias familias charlando y tomando un poco de sol.
Una de las víctimas, identificada como Ezequiel Mauricio Canteros, de 37 años, recibió entre 3 y 5 disparos de arma de fuego y murió prácticamente en el acto. Y otra de las personas heridas, Lautaro Agustín Gómez, de 24, fue llevado al hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, con cinco impactos de arma de fuego y pese a los esfuerzos del personal médico, falleció poco después de las 23.
En el mes de junio se contabilizaron 13 asesinatos, 12 en Rosario y uno en Villa Gobernador Gálvez, cifra que marcó un descenso con la cantidad de crímenes registrados en 2020, cuando se cometieron 17. Las zonas sur y oeste fueron las que más registraron muertes violentas.
El homicidio de mayor violencia se registró minutos antes de las 14.30 del domingo 20 de junio, cuando varias personas llegaron en dos motos hasta el pasaje Ancaste al 3.500, a pocos metros del cruce de los bulevares Seguí y Avellaneda, en la zona oeste de Rosario.
Uno de los motociclistas se bajó y fue hasta una vivienda, tocó a la puerta y cuando salió una mujer, le preguntó por "Daniel". La señora resultó ser la madre del joven de 26 años identificado como Daniel Nicolás Velázquez, quien recibió dos tiros en el pecho y murió en el área de terapia intensiva del Hospital de Emergencias.
Poco más de 24 horas después, alrededor de las 21 del lunes 21, una seguidilla de disparos hizo estremecer a los vecinos de la zona de Lamadrid y Balcarce, en el distrito Sudoeste. Cuando llegó la policía, encontró un automóvil Chevrolet Celta estacionado, con unos 20 impactos de disparos de arma de fuego en gran parte de la carrocería, y varias vainas sobre la cinta asfáltica.
En el habitáculo había manchas de sangre, y vecinos de la zona les contaron que eran de un joven que fue llevado en un auto particular hasta el hospital de emergencias, donde ingresó en el área de terapia intensiva. El herido, identificado como Damián Gastón Gómez, de 24 años, tenía impactos en la zona del tórax, y falleció alrededor de las 4.30 del martes 22. Vivía a unas cinco cuadras del lugar donde ocurrió el ataque, y en su momento se investigó si había salido instantes antes de su casa o si volvía a ella, y también si los autores de la fatal balacera lo venían siguiendo.