Jueves 26.10.2023
/Última actualización 21:04
La divulgación de ciencia es el arte de volver fácil esa disciplina, de llevar la ciencia a la calle. Por las nuevas tecnologías, la rama científica es más accesible que nunca, sin embargo existe un escollo: los informes científicos muchas veces resultan tediosos.
Para comprender qué rol cumplen los científicos y científicas del Conicet, este medio entrevistó al doctor en Ciencias Biológicas y empresario Hugo Menzella, director del Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos Rosario (Iprobyq). Ciencia y producción, equipo de profesionales y destacados científicos que lo integran fueron algunos de los ejes de la charla.
Menzella contó que trabajan como tecnólogos, eso implica que los investigadores encuentran problemas que afronta la humanidad, como la crisis por los alimentos o la alta cantidad de residuos que crean las actividades industriales. Miden el costo del problema específico y se modela el costo de una solución.
El Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos Rosario (IPROByQ), donde numerosos proyectos biotecnológicos tienen posibilidades de convertirse en startups.Iprobyq se ha transformado en uno de los institutos más prestigiosos y destacados de la provincia de Santa Fe.
-¿Cómo llevamos el conocimiento al área educativa?
-Reduciendo el presupuesto de las universidades tanto como sea necesario hasta asegurar que las escuelas primarias y secundarias posean los recursos para una educación de excelencia. Abriendo los institutos todos los días, incluidos los fines de semana a la comunidad. Que quien lo desee pueda acercarse a ver trabajar a los científicos y los reciba un comunicador para explicar correctamente lo que se hace y para que se hace.
-¿Qué le inspira en su trabajo?
-En primer lugar, combatir la injusticia. Argentina es un país muy injusto. El sistema actual favorece a quienes pueden pagar educación primaria y secundaria privada, y luego les subvenciona sus estudios universitarios en detrimento de quienes deben educarse en escuelas sin ningún tipo de recursos. En segundo lugar, contribuir al sistema productivo.
Los caminos de la ciencia
-¿Qué tipo de experiencia pudiste aplicar en el Conicet?
-Haber trabajado en muchos oficios desde mi adolescencia creo que me permitió tener una perspectiva un poco más amplia. También sentirme cómodo en el sector industrial, y sobre todo entender sus necesidades y sus tiempos.
-Dependiendo del tema, ¿cuánto tiempo hay en el marco de la investigación científica hasta los resultados finales?
-La investigación científica genera conocimientos y no debe estar restringida a tiempos. Todo lo contrario de lo que debe ser el desarrollo tecnológico, donde el método consiste en realizar análisis de factibilidad para luego fracasar mucho, rápido y barato para que el éxito llegue por decantación. La ciencia argentina es excelente, pero no tenemos cultura de innovación tecnológica. En Rosario hay 500 investigadores de Conicet y debe haber más de mil docentes de UNR que tienen funciones de investigación y desarrollo.
"El único espacio que funciona exclusivamente desarrollando tecnología es un instituto con 11 investigadores que estuvo tres años sin funcionar porque se derrumbó el edificio donde trabajaba y nadie movió un dedo. De no ser por la gestión actual de Conicet y la de la Provincia de Santa Fe, no existiría más", expresó Menzella.
"Volviendo a los tiempos, desde que volvió a funcionar en 2022 hasta hoy, logró atraer en un año más inversiones privadas de lo que se había conseguido en 200 años de existencia de la ciudad. Todo eso se hubiera perdido", agregó.
-¿Qué beneficios trae la nueva planta piloto de fermentación y procesamiento del Instituto?
-Permite simular el escalado de proyectos para reducir margen de errores, lo cual permitió formar en unos años más empresas que en toda la historia de la ciudad de Rosario. Desgraciadamente hubo que esperar 37 años para que nuestros alumnos pudieran tener esta posibilidad en la Licenciatura en Biotecnología de Rosario. Hace 5 años gestionamos la donación de una planta a la Universidad Nacional de Rosario, pero fueron incapaces de encontrar 100 m2 de superficie para instalarla. Esto hizo que el Estado nacional, por medio de Conicet, la Agencia Nacional y la Secretaría de Ciencia y Técnica provincial debieran gastar mucho dinero en volver a comprar los equipos. Además del derroche de recursos, hubo cinco camadas de biotecnólogos que egresaron sin tener contacto con el equipamiento que le hubiera permitido desarrollar su carrera en sectores industriales, donde más necesarios son. Es decir que, lejos de ser algo para celebrar, debería ser un llamado de atención muy grande que nos permita poner la lupa en la idoneidad de quienes gestionan recursos en la educación superior.
La ciencia de lo cotidiano
-¿Es importante el periodismo científico para acercar la ciencia a la sociedad?
-Sí, necesitamos comunicadores para explicar por qué en un país pobre en el cual 50% de los chicos no come todos los días porque se nos paga salarios. Si no comunicamos lo que hacemos, nuestro trabajo no tiene sentido. En el mundo del siglo 21 la única forma por la que un país puede salir de la pobreza es desarrollando tecnología que lo haga más competitivo en mercados globales. En este sentido el rol del periodismo científico debería ser el de exigir resultados al sistema de ciencia y tecnología. Creo que esa es la función más importante de ustedes, junto a la de despertar vocaciones.
Balance
-Si hace la vista atrás, ¿cómo ve el pasado y su evolución profesional desde su actual función en el Conicet?
-Me hubiera gustado haber sido más enérgico desde adentro del sistema para contribuir más a cambiar cosas que recién ahora están cambiando. Durante muchos años la principal amenaza del sistema de CyT fue el mismo sistema. Hoy ha comenzado a ser mucho más transparente en Cnicet. Intento formar alumnos que sean muy críticos del propio sistema, es la única forma de crecer.
¿Qué es IPROByQ?
El Iprobyq es una institución formada por profesionales de distintas disciplinas que utilizan conocimientos científicos para desarrollar tecnologías de impacto socio-económico medible.
Desde su fundación en 2014, el instituto ha enfocado sus esfuerzos en el desarrollo y transferencia de procesos químicos y biotecnológicos, que en forma directa o por medio de sus productos reemplacen procesos industriales que contaminan el medio ambiente.
Investigadoras desarrollaron un biocuero a partir de hongos que crecen sobre residuos de la industria alimentaria.En todos los casos, se busca que las tecnologías desarrolladas incrementen además la productividad de los procesos obsoletos, a fin de favorecer su rápida adopción por parte del sector industrial.
Sus profesionales dedican gran parte de su tiempo a formar tecnólogos con una visión integral, que enfoquen sus esfuerzos en aquellos proyectos capaces de generar el mayor impacto en el sector productivo. Además de la formación técnica específica, el instituto ha iniciado programas de formación de sus becarios en áreas de análisis de propiedad intelectual, gerenciamiento de proyectos, análisis de negocios y de aspectos regulatorios.
El objetivo prioritario es formar recursos humanos con capacidades de generar nuevas empresas o se integren en empresas existentes y contribuyan con sus conocimientos a incrementar la competitividad de la industria nacional y la creación de empleos.
Además de sus logros académicos, en pocos años, los profesionales de Iprobyq han generado un importante impacto socio-económico formando un gran número de empresas de base tecnológica (EBTs), algunas de ellas obteniendo patentes internacionales. Las EBTs formadas por Iprobyq han logrado que empresas nacionales y capitales extranjeros inviertan importantes sumas en Argentina.