Rodrigo Pretto | [email protected]
A través del programa ESPUMA, la escuela Patricias Mendocinas de esa ciudad puso en marcha el proyecto que involucra a estudiantes de primero a quinto año. La venta de la producción queda en manos de la promoción que está próxima a egresar para solventar gastos de fin de año. Este viernes la iniciativa será declarada de interés municipal.
Rodrigo Pretto | [email protected]
Con el objetivo de avanzar en la colaboración con el medioambiente y la concientización ciudadana, la escuela Patricias Mendocinas de la ciudad de Sastre – cabecera del departamento San Martín – puso en marcha el Programa ESPUMA. Se trata de una iniciativa que ya se aplica en diferentes puntos del país y que llegó de la mano de un grupo de mujeres de Agricultores Federados Argentinos (AFA). El proyecto se basa en la recolección de aceites comestibles usadas (ACU) para transformarlas en jabones y detergentes biodegradables. De todo el ciclo se encargan los alumnos de primero a quinto año. “Tiene un triple impacto: económico, social y ambiental. A fines de agosto los productos finales ya estarán en la calle”, se entusiasmó Nicolás Biolatto, joven santafesino líder nacional de la movida, en diálogo con este medio.
Lo que para muchos es basura, para otros puede ser una oportunidad. Tal es el caso de Nicolás Biolatto, quien se encargó de crear el Programa ESPUMA y comenzar a tejer una red de burbujas por diferentes puntos del país con plena conciencia ambiental. El proyecto comunitario propone la producción de jabones y detergentes líquidos mediante el reciclado de ACU. “Nosotros dotamos a instituciones y barrios vulnerables del conocimiento para que luego puedan desarrollar los productos y tengan un rédito económico. Pensemos que los aceites son residuos muy peligrosos y contaminantes en su mal desecho. Los transformamos de manera artesanal y a través de un saber en jabonería pasan a ser un bien de cambio para convertirlo en un producto 100% biodegradable, o sea que vuelve a la tierra sin contaminar”, destacó el santafesino.
El programa, que se encuentra en su fase inicial en la cabecera del departamento San Martín, desembarcó en Sastre por medio de una reunión realizada en Montes de Oca – Córdoba – donde el propio Biolatto había sido convocado para disertar. Allí fue cuando mujeres de Agricultores Federados Argentinos tomaron contacto con el propio joven. “Me contactaron e hicieron las gestiones con la escuela técnica Patricias Mendocinas. A raíz de eso pudimos llevar la burbuja a la localidad y comenzamos a desarrollarla dentro del establecimiento educativo”, recordó.
El trabajo es netamente colaborativo con el cuerpo docente, la cooperadora de la escuela, los alumnos y la comunidad, donde intervienen alumnos de primero a quinto año. En los dos primeros se encargan de la campaña de recolección de las ACU, enfocando las tareas a los desechos y la concientización comunitaria.
Así, cada curso y dependiendo de su materia aplicada, poseen determinadas actividades diseñadas a seguir. “Hay química, salud y adolescencia, educación en contextos laborales y laboratorios. La idea es que todas las tareas sean complementarias dentro del programa para que los estudiantes, a medida que van avanzando en el ciclo educativo, vayan desarrollando todo el circuito teórico-productivo. El cierre es en quinto año, donde los adolescentes son los encargados de la producción de los jabones y detergentes para la venta. Y este bien de cambio los va a ayudar económicamente para recaudar fondos para su egreso escolar”, destacó.
En Sastre, el proyecto ya comenzó a desarrollarse hace más de un mes con su fase inicial y se espera que en las próximas semanas se ponga en marcha la etapa productiva. Estiman que, entre fines de agosto y principios de septiembre, el producto final ya esté en el mercado local. A su vez, la Municipalidad ya puso a disposición puntos de recolección de ACU.
ESPUMA se trata de un proyecto sustentable con un fuerte impacto ambiental positivo. Es que al fabricarse las utilidades mediante aceites de cocina usados, se evita que las mismas sean desechadas directamente sobre la tierra desde los domicilios particulares, locales gastronómicos e industriales. Según explicaron, la nocividad de las ACU es tan fuerte que un litro llega a contaminar 1000 de agua. “Es lo que consume una persona al año. Es un desecho silencioso y al cual estamos acostumbrados, pero pocos saben que es muy nocivo. Por eso es interesante convertirlo en 100% biodegradable”, contó Biolatto.
Además, el creador de la iniciativa destacó que al llegar a las aguas abiertas como ríos y lagunas, el aceite forma una capa que impide el paso de la luz solar y el oxígeno, poniendo en riesgo la flora y fauna del lugar incrementado su mortandad. En tanto, al arrojarlas sobre desagües cloacales y pluviales, su acumulación obstruye conductos que favorecen la reproducción de roedores e insectos.
Pero no sólo el beneficio es ambiental. También tiene un lazo social mediante su instalación en comunidades vulnerables o instituciones. “El fin es generar la colaboración entre los ciudadanos. Siempre se dan muestras de detergentes a quienes aportan ACU. Nadie dona aceites, sino que aportan materia prima”, consideró.
Otro de los objetivos de ESPUMA busca avanzar en los canales de comercialización de la producción para lograr independencia económica. El líder de la iniciativa destacó que se puede participar de jabonerías comunitarias junto a poblaciones socialmente vulnerables o emprender la propia fábrica personal. En este último caso, una parte de la ganancia de las ventas debe ser destinada a una institución social, definida por quien emprende. “No es el caso de la escuela de la ciudad de Sastre, donde los réditos quedan para los chicos de quinto año”.
Municipio recicla vidrio, lo vende y lo hace retornar en forma de bolitas para los niños.
La política medioambiental impulsada en la ciudad de El Trébol sigue desarrollándose sin pausa. Los envases son recuperados y comercializados con la empresa Tinka, única fábrica de canicas de Sudamérica. Parte de pago se hace con dichos productos que más tarde ingresan al circuito social para actividades lúdicas.
El Municipio de El Trébol avanza en sus tareas medioambientales para reducir el impacto en el planeta. Con el objetivo de acompañar y fortalecer la reinserción de los desechos que pueden volver a tener nuevas oportunidades en el ciclo productivo como insumos, desde la planta de reciclaje de dicha localidad y mediante la separación en origen comenzaron a recuperar envases de vidrio transparente para venderlos a Tinka, la única fábrica de bolitas de Sudamérica y con base en la ciudad de San Jorge. Parte de pago lo recibe con los propios productos de la firma, que luego son distribuidos de manera lúdica para los jóvenes. “Una fracción de esa venta decidimos canjearla para destinarlas a los niños y así cerrar el proceso de economía circular. La canica vuelve a los pequeños y se le termina poniendo el moño a este sistema”, explicó la intendente, Natalia Sánchez, en diálogo con este medio.
Es regresar al terreno, al patio, que los chicos salgan de las pantallas, regresen al aire libre. El proyecto tiene, entre otras cosas, esa lógica. Es que el juego de bolitas forma parte de la vida cotidiana de algunas generaciones, las no contemporáneas.
Por eso, los residuos que se separan en los domicilios de la ciudad de El Trébol se clasifican en la planta de recuperación, luego se venden y pasan nuevamente a formar parte del proceso productivo como insumos. “Tenemos recolección diferenciada donde dos veces por semana se recogen residuos secos. Entre ellos se encuentra el vidrio transparente”, destacó la funcionaria.
Analizando la oportunidad, el Municipio le buscó la veta lúdica a los desechos. Es que los envases de vidrio transparente recuperados en el último tiempo fueron vendidos a la fábrica de bolitas Tinka, ubicada en la ciudad de San Jorge. Y una parte de dicha comercialización se canjea por las propias canicas que allí se fabrican. “Desde el área social, mediante diferentes infraestructuras en barrios donde se realizan tareas comunitarias, o en las colonias de vacaciones, se aprovechan los momentos para que los pequeños jueguen en dichos espacios. Las bolitas se entregan de manera gratuita para que se transformen en una actividad lúdica”, contaron desde el Ejecutivo.
La empresa de San Jorge utiliza como insumo los envases de vidrio descartados. La firma tiene como pilar la importancia del cuidado ambiental y un fuerte compromiso con el proceso de reutilización y reciclado, ya que la obtención del producto final lo realizan en base a los residuos desechados por la sociedad. “Cada vez es mayor la cantidad de basura seca que llega a la planta. Ya vendimos en dos oportunidades, nos han entregado canicas y resta otra entrega”, indicó Sánchez.
Desde el Área de Ambiente de la Municipalidad, y con el objetivo de acompañar y fortalecer la reinserción de los desechos que pueden volver a tener nuevas oportunidades en el ciclo productivo como insumos, continúan trabajando y acompañando a empresas que permiten desde su trabajo minimizar los riesgos ambientales.