El que pasó fue un año que trasctocó los modos de vincularnos en todo el mundo. Se paralizaron los vuelos, los viajes, los encuentros. Nos quedamos en casa, aislados, sin poder abrazarnos para compartir un rato. Aprendimos a esperar, a atravesar la angustia, y aprendimos también a vincularnos de otro modo.
Aparecieron las pantallas, las reuniones por Zoom y otras plataformas, las clases virtuales, las videollamadas con amigas o amigos, compañeras y compañeros de trabajo, de estudio, el rostro de la abuela allí, del otro lado de la pantalla iluminando el rostro en la noche. El futuro todavía sigue siendo incierto. Vuelven los miedos, nos recorren el cuerpo. Pero luego aparece la esperanza para cambiarlo todo, para empujar hacia adelante, para saber que hay un mañana.
Los directores del hospital José María Cullen e Iturraspe brindaron sus apreciaciones acerca de cómo fue vivir este año en plena pandemia. Además, los recursos que llegaron a la provincia y la tarea vital del personal de enfermería.
Confinados en un edificio céntrico, la familia Casorran fue protagonista de uno de los primeros vuelos que hizo el drone de El Litoral para mostrar una imagen de la ciudad capital inédita: vacía y silenciosa.