El 5 de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Espondilitis Anquilosante, una enfermedad reumática que afecta principalmente a la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas, causando dolor crónico y rigidez en jóvenes.
Una profesional explica cuáles son los síntomas, factores de riesgo y tratamientos de esta enfermedad que causa dolor crónico, rigidez en la columna vertebral y las articulaciones.
El 5 de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Espondilitis Anquilosante, una enfermedad reumática que afecta principalmente a la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas, causando dolor crónico y rigidez en jóvenes.
“En general afecta a hombres en plena actividad, entre los 15 y 30 años, siendo menos común en las mujeres”, explicó a El Litoral, Gabriela Bortolotto, Reumatóloga.
Los síntomas son insidiosos y crónicos, caracterizados por un dolor sordo y nocturno en la zona lumbar, caderas y glúteos, así como rigidez matinal y dolor articular en otras partes del cuerpo.
Aunque no se conoce la causa exacta de la enfermedad, se sabe que la genética y los factores ambientales como las infecciones y el estrés pueden desencadenarla.
“La mayoría de estos pacientes tienen un gen que es el HLA B27 y está asociado con la aparición de la enfermedad. Los familiares de primer, segundo y tercer grado de personas con espondilitis tienen un riesgo superior de padecer la enfermedad cuando se lo compara con la población general”, puntualizó la profesional.
Bortolotto contó que la enfermedad “aparece siempre en gente joven, por lo general menos de 45 años de edad. Quienes la padecen tienen un dolor insidioso y crónico que suele aparecer mientras duermen. Hacia la segunda mitad de la noche el paciente se despierta y necesita caminar para aliviar el dolor. El malestar mejora con el ejercicio y empeora con el reposo prolongado”
Por otro lado, la Reumatóloga, dijo que los pacientes se levantan con mucha rigidez matinal en la zona de la cintura, suele durar entre 30 a 60 minutos. También pueden verse afectados el intestino generando dolor abdominal y diarreas. Además, de los órganos internos como el corazón y los pulmones.
A pesar de que no existe una cura para la espondilitis anquilosante, hay tratamientos que pueden mejorar la calidad de vida del paciente, previniendo el daño permanente y la discapacidad. El ejercicio físico, la postura adecuada y el peso son vitales para el manejo de la enfermedad, junto con los tratamientos farmacológicos como los antiinflamatorios, las drogas inmunosupresoras y las drogas biológicas.
En cuanto a la actividad física, la doctora recomendó que deben ser ejercicios que fortalezcan la espalda, cuello y ayuden a mantener o mejorar la postura. Los ejercicios aeróbicos y los de respiración permiten mantener flexibles el pecho y tórax. La natación es una buena forma de ejercicio porque ayuda a conservar la flexibilidad de la espalda, cuello, hombros y caderas.
“Es importante siempre efectuar un calentamiento antes de empezar la actividad física, comenzar despacito y estirar al terminar. Se debe tener en cuenta que los ejercicios nunca deben provocar dolor y si son guiados o recomendados por un kinesiólogo que sepa del tema, siempre es mucho mejor”, puntualizó Bortolotto.
La educación del paciente es esencial en el manejo de la enfermedad, ya que es necesario que él conozca los aspectos de la misma. Además, los primeros 10 años de la enfermedad son cruciales para prevenir el progreso y los daños importantes que puede causar.
Este padecimiento puede tener un gran impacto en la vida psicológica, emocional, laboral y familiar de los pacientes. Incluso puede provocar jubilaciones tempranas, ausentismo laboral y depresión.
Es por eso que en este Día Mundial de la Espondilitis Anquilosante, se busca concientizar a la población sobre esta enfermedad, sus síntomas y tratamientos. Como así también hacer hincapié en la importancia de la detección temprana y el manejo adecuado de la enfermedad.
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