"Las vacunas constituyen una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha producido y sigue produciendo a la humanidad, previniendo enfermedades que antes causaban grandes epidemias, muertes y secuelas, tales como el sarampión, la difteria, la hepatitis B, la parotiditis, la tos ferina, la neumonía, la poliomielitis, el cáncer cervical, las enfermedades diarreicas por rotavirus, la rubeola y el tétanos". Así comienza el documento difundido por la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), que advierte sobre la caída en los niveles de vacunación no Covid durante los años de pandemia.
El diagnóstico no corresponde sólo a la Argentina ni se limita a la provincia de Santa Fe: "Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se estima de 1 millón y medio de niños menores de 1 año en nuestra región no completan su esquema de vacunación en tiempo y forma, situación que se vio agravada por el confinamiento y la cuarentena producidos por la pandemia de Covid-19. Datos de la OMS y UNICEF indican que la pandemia produjo que a nivel global 23 millones de niños se perdieran las vacunas esenciales en 2020, un aumento de casi 4 millones respecto de 2019", argumenta la sociedad científica.
En este punto, vale la pena no perder de vista que "las vacunas benefician tanto a las personas vacunadas como a aquellas no vacunadas y susceptibles que viven en su entorno por el beneficio de la 'inmunidad de rebaño'. Mediante las vacunas se ha logrado erradicar la viruela, se está finalizando la erradicación de la poliomielitis en el mundo, el sarampión ha dejado de ser un problema frecuente en nuestro medio, no tenemos casos de difteria y otras enfermedades están siendo controladas como la tos ferina, el tétanos, la hepatitis A y las meningitis meningocócicas", afirmó la Dra. Florencia Lución, médica pediatra, presidenta de la Subcomisión de Epidemiología de la SAP.
Sin embargo, para lograr el control efectivo de cualquiera de las enfermedades inmunoprevenibles mencionadas, "es fundamental además sostener un programa de vacunación amplio y contar con una vigilancia epidemiológica adecuada y oportuna para evitar la aparición de brotes", apuntó, desde la Defensoría del Pueblo de la Nación, el responsable del Área de Salud, Acción Social, Educación y Cultura, Maximiliano Nitto.
Para la Dra. Elizabeth Bogdanowicz, médica infectóloga pediatra del Comité de Infectología de la SAP, la vacunación es una de las herramientas más importante de Salud Pública para el control de las enfermedades inmunoprevenibles. "Se requieren coberturas elevadas, homogéneas y sostenidas para mantener los logros y afrontar los desafíos de la prevención y eliminación de las enfermedades prevenibles por vacunación. Se considera que para que las coberturas de vacunación sean óptimas deben superar el 95%".
Erradicadas y controladas
Los principales riesgos asociados a la baja en las coberturas son la reemergencia de viejas enfermedades eliminadas en la región, como polio, tétanos neonatal, sarampión, rubeola y síndrome de rubeola congénita, y el aumento de casos de las enfermedades controladas como resultado de la vacunación masiva, como la hepatitis A, enfermedades invasivas por Haemophilus influenzae tipo b (Hib), coqueluche, difteria y tétanos.
"En la Argentina, gracias a la vacunación, no se registran casos autóctonos de sarampión desde el año 2000, de rubeola congénita desde 2009, poliomielitis desde 1984, difteria desde 2006, tétanos neonatal desde 2007 y se redujeron en más del 96% los casos de trasplante hepático por el virus de la hepatitis A. Si no tomamos medidas urgentes y se mantienen los descensos en los niveles de inmunización, estos logros pueden retroceder rápidamente", advirtió Lución.
Desde la SAP afirman que las vacunas más afectadas en nuestro país por esta disminución de las coberturas son la quíntuple (que protege contra coqueluche, tétanos, difteria, hepatitis B y enfermedad invasiva por Haemophilus influenzae b), la polio inactivada, el rotavirus (que previene cuadros diarreicos severos), el neumococo (prevención de neumonías y meningitis), la triple viral (sarampión, rubeola y parotiditis), la hepatitis A, varicela y meningococo (protege contra meningitis causadas por 4 tipos de meningococo: A, C, W e Y).
Respecto de los adolescentes, la más afectada es la vacuna contra el VPH (prevención de lesiones genitales y cáncer cervical), meningococo y los refuerzos correspondientes a difteria, tétanos y coqueluche, todas ellas incluidas en el calendario nacional de inmunizaciones, que es gratuito y obligatorio.
"Entre los factores que pueden haber contribuido durante la fase más agresiva de la pandemia a esta caída en los niveles de vacunación, se encuentran cuestiones vinculadas al acceso (dificultades económicas para llegar al centro de salud, escasez de recurso humano, vacunatorios con horarios acotados), disminución de las consultas y controles de salud que posibiliten la indicación de las vacunas correspondientes, desconocimiento o baja percepción de riesgo por parte de la población, falsas creencias sobre supuestas contraindicaciones y una falta de confianza en la seguridad de las vacunas", advirtió Nitto.
Al diagnóstico siguen recomendaciones. Entre ellas dar accesibilidad a los centros de vacunación con horarios amplios. aprovechar cada contacto de los pacientes con el sistema de salud para controlar los esquemas de vacunación e iniciar y completar programas focalizados en los menores de 18 meses, al ingreso escolar y a los 11 años, coordinar acciones desde los centros de salud con las escuelas o el área de educación correspondiente para facilitar el acceso a las vacunas, y no descartar lugares donde se realicen mega eventos como partidos de fútbol, recitales o centros de esparcimiento, entre otras.
Para pediatras y vacunatorios, se aconseja administrar de forma simultánea todas las vacunas posibles que correspondan por edad en lugares anatómicos distintos. Además, aplicar primero las vacunas que inmunicen frente a la patología de mayor riesgo con relación a la edad del niño y a la epidemiología de su entorno y las que lo inmunicen frente a enfermedades para las que no hubiese recibido ninguna dosis previa de vacuna.
Por otra parte, los intervalos de tiempo superiores a lo establecido en el calendario no reducen las concentraciones finales de anticuerpos. En ningún caso deben reiniciarse esquemas de vacunación.
Sólo las vacunas a virus vivos y atenuados de administración parenteral requieren respetar un intervalo de 4 semanas cuando éstas no fueron administradas en forma simultánea (por ejemplo, varicela, triple viral y fiebre amarilla). En tanto, la administración de vacunas a intervalos menores del mínimo recomendado puede disminuir la respuesta inmune, por lo que estas dosis no se considerarán válidas y deben reportarse como posible "Evento Adverso Supuestamente Atribuible a la Vacunación e Inmunización" (ESAVI), ya que pueden dar lugar a un aumento de las reacciones adversas locales o sistémicas.
En materia de inmunización, el 2022 arrancó con la novedad de una segunda dosis de vacuna contra la varicela que se añadió al esquema obligatorio. "Esta segunda dosis se coloca junto con las que corresponden al ingreso escolar (5-6 años)", recordó Sandra Lauto, presidenta de la filial Santa Fe de la Sociedad Argentina de Pediatría. La nueva disposición rige para niñas y niños que nacieron a partir de octubre de 2013. La primera dosis se coloca al año de vida.
¿Cómo actuar si hubo coronavirus?
Una de las preguntas frecuentes es cómo se debe actuar con la vacunación obligatoria (incluida en el calendario) si el niño o niña transitó Covid-19. Al respecto, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) indica que:
- Los pacientes que han padecido Covid-19 pueden recibir la vacuna una vez que hayan resuelto el cuadro clínico de la enfermedad con alta clínica y epidemiológica.
- Los contactos estrechos de un caso de Covid-19 deben vacunarse 10 días después de haber iniciado el aislamiento, siempre y cuando no hayan desarrollado síntomas.
- Las vacunas para Covid-19 pueden administrarse simultáneamente con otras vacunas, el mismo día o días diferentes sin requerir intervalos entre dosis.
El inicio escolar como oportunidad
La Dra. Sandra Lauto está al frente de la filial Santa Fe de la SAP, y coincide en que "la recomendación sobre la importancia del cumplimiento del calendario de vacunación es permanente y es el tema sobre el que llamamos la atención cada vez que se habla de Covid".
Como en otros lugares del país y del mundo, ocurrió que durante la pandemia, "cuando se dejaron de hacer los controles periódicos, la gente se olvidó de ese consejo que el médico realiza a cada paciente para recordarle la importancia de la vacunación. También hubo algún temor y por eso se dejó de asistir a los vacunatorios, a pesar de que siempre mantuvieron horarios diferenciados para la atención Covid y no Covid".
Con el inicio de clases a la vuelta del calendario (en algunos casos ya comenzó), aumenta la chance de controlar y completar el esquema de vacunación. Es uno de los documentos solicitados en la escuela y esa es una buena oportunidad para verificar su cumplimiento. De la misma manera, cada visita al consultorio médico comienza o termina con un control del esquema. En ese punto, la profesional recordó que "las vacunas pueden administrarse en forma conjunta con la que previene Covid".