Por Pablo Benito - Laura Kretschmen
El Dr. Gabriel Martínez Door advirtió que los menores que llegan a la guardia del hospital son cada vez más chicos y presentan cuadros de alcoholismo pero con “mezclas” de drogas prohibidas. En tres años, se triplicaron los dosajes que detectaron estupefacientes en pacientes intoxicados de forma grave.
Por Pablo Benito - Laura Kretschmen
El Dr. Gabriel Martínez Door, Jefe de la Guardia del Hospital “José María Cullen”, se refirió al ingreso de jóvenes y preadolescentes de entre 13 y 17 años que son incentivados al consumo de alcohol en fiestas denominadas “Canilla Libre”. Lo hizo al ser entrevistado en el programa radial “Un Día Perfecto” que se emite por Radio Sol 91.5 y también por CYD Litoral.
Martínez Door aclaró desde el principio de la charla que la gravedad de lo que pasa y se ve en la Guardia no puede nombrarse con eufemismos ni metáforas. “Lo que ocurre hoy no lo vi en mis 42 años de experiencia en trauma”, manifestó el médico.
“Lo más grave no es el alcohol: los menores -cada vez más chicos- que ingresan a la guardia es por alcohol mezclado con drogas prohibidas, que cada vez son de más fácil acceso. Esto es lo terrible y nos preocupa lo que estamos viendo”.
-¿Se incrementó el ingreso a la Guardia de intoxicados?
-A partir de este 2022, a la guardia del Cullen los intoxicados no llegan sólo los fines de semana. Sábado era cuando yo empecé; después fue viernes, sábado y domingo. Hoy tenemos al menos uno o dos intoxicados por día.
Claramente, hay un vínculo con la salida de la pandemia. Los psicólogos lo podrán ver mejor que yo, pero desde el punto de vista estadístico, este incremento que vemos en nuestra guardia se reproduce en todos los lugares del mundo. La ecuación de la estadística es sencilla, y el único fenómeno fuerte que marca la época es una población que de estar encerrada dos años, sale de golpe y toda junta.
-En términos médicos, ¿por qué tomar se toma al alcohol como una droga?
-El alcohol en el cuerpo humano actúa como vasoactivo. Produce un aumento e hiperactividad en la persona -en un primer momento- y, a medida que van aumentando los niveles en sangre, culmina en un cuadro de depresión sensorial hasta llegar al coma y, eventualmente, termina en la muerte. Esto se da por una caída de la glucosa a nivel neurológico.
Desde nuestro lugar vemos la etapa final de la dependencia de las drogas, incluido el alcohol. Recibimos a pacientes con un cuadro agudo de intoxicación traducido en excitación psicomotriz, depresión sensorial, disartria -qué es cuando no se pueden manejar adecuadamente las palabras ni los reflejos- y que culmina con un cuadro de depresión respiratoria con insuficiencia grave, lo cual lleva a la intubación del paciente.
-¿Ven incremento en el ingreso de menores?
-En menores la intoxicación no es puramente alcohólica, siempre va acompañada de otras drogas. Nosotros tenemos estadísticas, del 2017 a la fecha, con respecto al ingreso vinculado a consumo cocaína, marihuana, éxtasis, casi siempre vinculadas al alcohol. A partir de 2020, nos encontramos con números que llaman la atención.
Revisando las estadísticas de septiembre de 2020, 2021 y 2022, los números fueron triplicándose de manera interanual en los dosajes que tuvimos que realizar debido a pacientes intoxicados gravemente. En septiembre, la última estadística que tabulamos, tenemos 98 pacientes de los cuales el 68% nos da dosaje positivo -en la interacción con estas drogas-. Más de la mitad de ese “positivo” es de pacientes de entre 15 y 20 años. Entran con politraumatismos, con heridas de arma blanca o de fuego. Generalmente, hay vínculos de esos pacientes con elevados niveles de intoxicación.
-¿Qué es lo más llamativo de los últimos tiempos?
-Estamos alarmados por los intoxicados que son personas que, por algún inconveniente, tomaron 20 (comprimidos de) diazepam juntos. Nosotros lo vinculamos a intentos de suicidios, aunque parezcan encubiertos. Si alguien ingiere drogas reiteradamente y de manera temeraria hay algo en ese cerebro que lo lleva a atentar contra su propia vida.
Desde el lugar en que nosotros estamos podemos hablar del intento cotidiano de salvar vidas, pero vemos que hay batallas que están perdidas, porque el esfuerzo de disminuir la comorbilidad es sumado a dejar a ese paciente con la menor incapacidad posible para salir del cuadro.
-¿Cuál es la relación de intoxicados con menores?
-Lo preocupante y que nos deja atónitos es la cantidad de jóvenes que llegan a la guardia. No puede ser sorpresa para nadie la cantidad de chicos que matan aquí en Santa Fe. Todo está concatenado y esto no se puede pasar por alto.
Yo tengo 65 años y hace 42 que hago trauma y realmente nunca vi esto, sobre todo lo que ocurre en los últimos 10 años a la fecha. Nunca lo vi.
El alcohol también es una droga, si alguien lo quiere negar arrancamos mal. Es una droga y cumple funciones similares a la marihuana o la cocaína. Antes se decía que el alcohol era la “puerta de entrada” a otras drogas. Lo que vemos hoy es que vienen juntas y lo vemos a la hora de los pacientes a los que intentamos salvarle la vida.
Es muy, pero muy grave lo que está pasando. Por eso creo que mejor es hablar crudamente y alertar de lo que vemos aquí.
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