La Dra. Laura Trosch es especialista en Clínica Médica e integra el Equipo de Hiv/Sida Cemafe, en el que se fusionaron -desde 2019- los grupos que venían trabajando en la temática en los hospitales Iturraspe y Cullen de la ciudad de Santa Fe.
62 nuevos positivos en un año en el centro-norte de Santa Fe, casi la mitad con diagnóstico tardío. El miedo al resultado y la estigmatización. El preservativo como principal barrera para evitar contagios. Entrevista con la Dra. Laura Trosch.
La Dra. Laura Trosch es especialista en Clínica Médica e integra el Equipo de Hiv/Sida Cemafe, en el que se fusionaron -desde 2019- los grupos que venían trabajando en la temática en los hospitales Iturraspe y Cullen de la ciudad de Santa Fe.
Desde 1998 trabaja a pleno en este campo de la salud, aunque ya atendía pacientes en la sala de Clínica Médica del viejo Iturraspe desde cinco años antes. "Eran muy poquitos en ese entonces y los tratamientos muy complejos, con numerosos comprimidos y efectos tóxicos de la medicación, lo cual hacía muy difícil la adherencia de los pacientes a los mismos". Por entonces eran necesarias unas 16 pastillas por día mientras que ahora los tratamientos son de uno o de dos comprimidos diarios.
En el equipo que funciona ahora en Cemafe trabajan profesionales médicos, psicóloga, licenciada en trabajo social y administrativas. "El trabajo en equipo permite que abordemos integralmente la problemática del paciente que en la mayoría de los casos excede lo puramente médico. La enorme vulnerabilidad social que caracteriza este grupo hace que cada vez sea más difícil el abordaje de los casos", reflexiona Trosch.
Al servicio llegan pacientes que se han detectado en los consultorios de la red de atención primaria (Centros de Salud), desde las salas de internación en los hospitales, desde localidades de todo el norte y centro de la provincia y de otras provincias cercanas. "Nos preocupa profundamente la importante cantidad de pacientes detectados en salas de internación. Estos son pacientes que debutan con una complicación por su inmunodepresión lo cual significa que tienen al menos 6 años de infección con el virus HIV y es altamente probable que hayan transmitido el virus en ese tiempo".
Algunos de estos pacientes "fallecen a causa de la complicación", señala Trosch para insistir en la importancia de ofrecer el testeo "a toda la población durante todo el año, y desmitificar el miedo asociado al diagnóstico". De esta manera, sería posible detectar la infección en forma temprana y evitar la progresión de la enfermedad -y, con ello- el riesgo de enfermar y morir.
En ese punto, informa que el Cemafe ofrece testeo de HIV y ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) en el horario de la mañana, garantizando la confidencialidad. "Es importante remarcar para la mujer embarazada y su pareja la importancia de asistir a los controles de embarazo desde la detección del mismo. El testeo de ésta y otras enfermedades trasmisibles de madre a hijo, nos permite detectar tempranamente y de esta forma instaurar los tratamientos para evitar esa transmisión".
"Esta es una enfermedad que sigue muy vigente a pesar de que la pandemia desvíe la atención hacia su lado. Seguimos viendo con mucha frecuencia pacientes que al momento del diagnóstico se sorprenden, porque creían que el HIV/Sida ya había desaparecido".
Es allí donde cobra protagonismo el uso de preservativo como método de barrera y protección, "que no está limitado a algunas edades: vemos personas adultas que por su edad ya no temen al embarazo y por lo tanto ,no se cuidan y se infectan. Los jóvenes lo han incorporado un poco más, pero la mayoría admite no usarlo siempre".
Por Laura Trosch (*)
En estos 40 años de pandemia poco se ha avanzado sobre la implicancia social que tiene vivir con el virus HIV. La estigmatización de los pacientes hace que el temor a que se conozca su identidad como infectado-enfermo supere muchas veces al miedo de morir por esta enfermedad. Es por eso que a diario vemos a personas que no toman su medicación porque no quieren que en sus hogares encuentren los comprimidos.
Otras que nunca se lo cuentan a su/s parejas sexuales por temor al rechazo o a la agresión. Y muchos, muchos otros que no quieren hacerse el test por miedo a no poder enfrentar lo que se viene… y no precisamente en referencia a su salud física sino a sentirse potencialmente "señalado/a" en su entorno.
Pero, por otro lado, ese mismo miedo "no sirve" a la hora de cuidarnos. Seguimos siendo hipócritas a la hora del sexo y aún conociendo los riesgos siempre encontramos una excusa para no usar el preservativo. Hoy, a 40 años, podemos decir que podemos contra el virus como agente causal, pero seguimos siendo tanto o más vulnerables al virus de la indiferencia, la discriminación, la falta de solidaridad y de compromiso con el otro.
(*) Especialista en Médica Clínica, integrante del equipo VIH/Sida de Cemafe.