Parto Respetado: la lucha por sostener la humanización madre-bebé en pleno Covid
Las personas gestantes tienen el derecho garantizado a un parto seguro, el respeto a su intimidad y a no sufrir discriminaciones. Con la pandemia, los protocolos debieron adaptarse. El desafío: asegurar el vínculo físico entre la madre y su bebé. El caso de la maternidad del Iturraspe, donde hay unos 10 nacimientos por día.
Archivo La maternidad, momento único: Es como silenciar todos los rincones que habitan dentro de una misma para que ese momento, ser madre, sea lo único que se escuche , dice la médica.
Hasta el 22 de mayo se conmemora la Semana Mundial del Parto Respetado. El lema de este año es "El respeto por las necesidades de la madre y su bebé en cualquier situación", y busca promover la importancia de contemplar los derechos de las personas gestantes y sus bebés en las medidas de cuidado contra el Covid-19.
El Parto Respetado -recuerda Unicef Argentina- hace referencia a la observancia de los derechos de las madres, niños y niñas y sus familias en el momento del nacimiento. Promueve el respeto a las particularidades de cada familia -etnia, religión, nacionalidad-, acompañando a éstas en la toma de decisiones seguras e informadas.
En la Argentina rige la Ley Nacional N° 25.929 de Parto Humanizado. La norma garantiza el derecho a un parto normal; que se respeten los tiempos biológicos y psicológicos de la persona gestante; que ésta sea informada sobre las distintas intervenciones médicas que pudieran tener lugar, para que opte libremente cuando existieran diferentes alternativas.
También se garantiza la no discriminación y el respeto de la intimidad hacia la madre; que ésta elija a la persona que la acompañará durante el trabajo de parto, el parto y el posparto; que su bebé esté en la cuna a su lado durante toda la internación (a menos que necesite cuidados especiales); que conozca los beneficios de amamantar y los cuidados que necesita tanto el recién nacido como ella misma, etcétera.
Con el Covid-19 (hoy en su momento más álgido), los procesos para asegurar las garantías de un parto respetado debieron protocolizarse. "En este contexto, hubo luchas y desencuentros, porque nadie estaba preparado para enfrentar esta crisis sanitaria, que genera miedo en todas las embarazadas", pone en contexto en diálogo con El Litoral la Dra. Milagros Cuenca, ginecóloga y obstetra, quien además de trabajar en el Hospital Iturraspe coordina el área Maternidad de ese nosocomio.
El hospital se preparó desde el inicio de la pandemia hasta hoy, tratando de seguir una dinámica en la cual se respete el parto respetado, el nacimiento y el acompañamiento. "Hubo procesos de 'negociación'; pero ganó y primó siempre garantizar los derechos de las madres", subraya.
Protocolizar
Antes de que apareciera el coronavirus, el personal de maternidad del hospital podría tener un contacto mucho más cercano con las embarazadas, con sus controles, y llevarlas a las visitas previas para hacer el recorrido dentro del hospital. "Estas cuestiones se volvieron cada vez más lejanas y más virtuales", dice la médica.
El Covid forzó así a adaptar los protocolos, justamente para fortalecer el "blindaje" de la salud obstétrica de las personas gestantes. ¿Y cómo fue esa protocolización, siempre con el objetivo de garantizar el contacto físico, humano, entre madre y bebé? "La mujer que está por dar a luz tiene que realizar sus controles de embarazo previo. Se ofrecen los cursos prepartos y la consejería de lactancia por vía virtual. Eso le da mucha información a cada mujer embarazada", explica Cuenca.
Si una embarazada tiene síntomas asociados a coronavirus, se le realiza el hisopado correspondiente. De dar positivo, deberá seguir todas las indicaciones de la autoridad sanitaria y cumplirá con el aislamiento. Recibe una atención especializada. Pero si no tiene ningún síntoma y tampoco estuvo expuesta a un contacto "positivo" confirmado, no tiene indicación de PCR.
Guillermo Di Salvatore La Dra. Milagros Cuenca coordina el área de Maternidad del Hospital Iturraspe.
La Dra. Milagros Cuenca coordina el área de Maternidad del Hospital Iturraspe. Foto: Guillermo Di Salvatore
Cuando llegan a la maternidad del hospital, se evalúa cada situación de las mujeres por dar a luz, "es decir, si esa mujer tiene indicación médica de parto o de cesárea. Esto se define además prestando atención a los deseos de cada embarazada", subraya la obstetra.
En un primer momento de la pandemia se puso en duda el acompañamiento a la mujer embarazada. "Se habló de desestimar esta instancia clave, hasta que logramos tener un protocolo de Nación, adaptarlo a nuestro hospital y poder así garantizar que se respete este derecho: esto es, que alguien acompañe a la madre por dar a luz, y que sea el familiar que la paciente desee", aclara la especialista.
-¿Hay más conciencia social sobre el parto respetado entendido como derecho?, preguntó El Litoral a la Dra. Cuenca.
-Creo que sí, hay mucha más conciencia. La sociedad construye esa conciencia, pero también el personal de salud, permanentemente, sabiendo que debe adherir a los procesos que implica un parto respetado.
Pero la variedad social que tenemos (al hospital llegan mamás gestantes de toda la región centro-norte) no es la misma. Hay personas que están en situaciones de mucha vulnerabilidad social, que por ahí no tienen toda la información a tiempo. Y desde el hospital se trata de informar: hay todo un equipo médico (parteras, enfermería, etcétera) que está preparado para esto.
-¿Cuál es su mensaje para aquella mujer que está cerca de dar a luz y que seguramente está angustiada y preocupada por lo que pasa con la pandemia?
-Como médica y como madre, la maternidad es un momento muy importante en la vida de una persona. Siempre la bienvenida de un hijo es una instancia larga, que involucra desde todo el embarazo hasta la gestación y la crianza posterior. Una mujer piensa y sueña mucho sobre cómo será su hijo o hija, cómo será su carita, sus manos, sus piecitos.
A veces esto se vive con miedo. Pero la maternidad debe ser un momento especial: es como silenciar todos los rincones que habitan adentro de esa mujer para que ese momento, el ser madre, sea lo único que se escuche. Y que sea en un contexto seguro, agradable. Y la mamá debe tener la seguridad de que todos quienes participamos a su alrededor es sólo para que ella y su bebé estén bien. Nosotros estamos ahí para lo que nos necesiten. La idea es acompañar siempre desde lo mejor que tenemos como profesionales de la salud, y como seres humanos.