"El principal problema de la ley de Salud Mental es que no se la aplica"
El especialista explicó por qué es necesario desterrar mitos, para poder abordar tratamientos efectivos de los trastornos severos. El impacto de la pandemia y una curva que sigue creciendo, más allá de la disminución de casos de Covid-19.
En el país y en el mundo, los principales efectos de la pandemia sobre la salud mental se vinculan con el aislamiento, que aumentó la sintomatología clínica. Foto: Pablo Aguirre
"La salud mental ha quedado escindida de la atención de la salud general". Lo afirma, categórico, Luciano Grasso, psicólogo y vicepresidente del sistema integrado de salud pública de Tandil, quien estuvo en la ciudad de Santa Fe para participar del foro organizado por la concejala Adriana Molina.
El psicólogo y vicepresidente del sistema integrado de salud pública de Tandil, quien estuvo en la ciudad de Santa Fe para participar del foro organizado por la concejala Adriana Molina
Y sigue: "Esta escisión tiene que ver con concepciones históricas desde el punto de vista legal, pero también de la medicina, al plantear lo que hoy llamamos trastornos mentales severos. Que para el imaginario social es la locura, como algo no entendible, no curable y crónico que vuelve peligrosa a la persona que padece y cuya única respuesta es el encierro. Y esa es la justificación del manicomio.
- La ley de Salud Mental plantea la desmanicomialización, ¿se está cumpliendo con este objetivo?
- No. En el año 2010, cuando se sancionó la ley, había 42 hospitales monovalentes o psiquiátricos públicos y hoy son la misma cantidad. Claro que se externaron pacientes, incluso previo a la ley: la llegada de profesionales con otra formación generó cambios en el interior de los hospitales con experiencias como La Colifata o el Frente de Artistas del Borda. Sin embargo, cuando se habla del cierre del hospital psiquiátrico aparece cierto temor a que los trabajadores se queden sin trabajo y los pacientes, en la calle. Y, en realidad, se trata de transformar la atención; pero eso se está cumpliendo a medias.
- ¿Por qué? ¿Por falta de presupuesto, de decisión política?
- Creo que la razón es multicausal. Es necesario que haya decisión política y también que se trabaje con la sociedad para deconstruir estos mitos, porque muchas veces se han externado pacientes que fueron a vivir a una casa de medio camino y el propio barrio es el que, por desconocimiento, salió a protestar. Hay que trabajar con la sociedad y la formación de referentes de todas las profesiones. Porque, en general, formamos profesionales de salud y salud mental con un modelo que no se condice con este paradigma.
Entonces, son distintas causas, pero la principal es la decisión política que también es evidente en los casos exitosos: cuando hubo procesos integrales de transformación del sistema de salud es porque una gestión decidió tomar esto como un verdadero problema y avanzar en un proceso cuyo fin es un modelo comunitario, en red, sin manicomio y con dispositivos financiados por el Estado.
"Es necesario y urgente que se presente un plan de acción que culmine con el modelo del hospital cerrado: es un imperativo legal pero también ético, porque la vulneración de derechos es muy grave", advierte Luciano Grasso. Foto: Flavio Raina
Por otra parte, no es un tema presupuestario. Cuando estuve en la Dirección Nacional de Salud Mental hicimos un estudio para comparar el costo del tratamiento en un hospital siquiátrico y en un dispositivo comunitario, por ejemplo, una casa de medio camino, y se concluyó en que esta última alternativa es levemente más económica. Por supuesto que al principio se necesita un grado de inversión y es una tarea que no se hace de un día para el otro: pero la ley se sancionó en 2010, es decir que ya pasaron 12 años.
Entonces, es necesario y urgente que se presente un plan de acción que culmine con el modelo del hospital cerrado: es un imperativo legal pero también ético, porque la vulneración de derechos es muy grave.
- La ley de salud mental parece generar más opiniones que certezas.
- Más opiniones que acciones también.
- Y también más opiniones que conocimiento, porque no se sabe bien qué dice pero todo el mundo opina, sobre todo para decir que está mal planteada. ¿Qué se puede corregir de la ley?
- En estos debates trato de plantear una postura que en mi caso no es fundamentalista ni de una defensa como si la ley fuese una panacea: toda ley es perfectible. Lo que digo es que lo que está fallando es su no implementación. Hasta desde el punto de vista legislativo o de políticas públicas la prioridad no puede estar en la modificación de una ley que no se aplica.
Creo que hay una falla en cuanto a la manera de comunicar y hacer docencia del contenido de la ley. Y también que se ha aplicado mal en algunos casos porque hubo intereses creados para militar en contra de la ley que, de alguna manera, viene a generar un proceso de democratización en el campo de la salud mental, un modelo comunitario donde se priorizan dispositivos de tratamiento intersectoriales, complejos y no medicalizantes. Ahí hubo resistencias por un lado y una política de comunicación que le hizo decir a la ley lo que la ley no dice.
- Uno de los aspectos que se cuestiona, siempre hablando de opiniones, es que no se sabe adónde recurrir ante una crisis.
- Es urgente implementar la ley y saber que cuando una persona tiene una situación de crisis por salud mental o por un consumo problemático, puede ir a una guardia, tiene que saber dónde llamar, que el personal que la reciba esté capacitado, que si atraviesa una descompensación con un brote y un estado de excitación psicomotriz en situación de agresividad tienen que llamar a las fuerzas de seguridad que deben estar preparadas para saber qué hacer.
La ley otorga un marco y después están el decreto reglamentario y los protocolos.
Para consumos problemáticos el hospital funciona muy bien en una primera respuesta porque cuando hay una intoxicación hay una situación clínica. Entonces, en la desintoxicación y en el período de abstinencia la sala de salud mental de un hospital general es la opción correcta. En algunos casos se requiere un tiempo más largo para generar adherencia en el tratamiento ambulatorio; en esas situaciones se necesitan dispositivos residenciales que en la práctica fueron reemplazados por comunidades terapéuticas que muchas veces están a cargo de una Ong que ha reemplazado el rol del Estado.
Pero cuando vemos los presupuestos de salud mental que integran la asignación de salud vemos que son muy bajos, de menos del 2 %, cuando la ley habla del 10 % y esto tiene que ver con la subestimación que existe, en general en el tema de salud.
"El suicidio es un grave problema de salud pública"
El sábado 10 de septiembre fue el día mundial de prevención del suicidio. Y este año, como pocos antes, el tema se abordó con todas las letras en medios de comunicación y desde ámbitos oficiales, en acciones de concientización y difusión de estrategias para su abordaje.
"Los casos de suicidios aumentaron en los últimos años y no lo planteo desde una perspectiva alarmista sino como un grave problema de salud pública sobre el que es necesario hablar", explicó el psicólogo Luciano Grasso con el dato concreto de morbilidad y mortalidad de los años 2019 y 2020, el último certero con el que se cuenta. Sin embargo, estudios específicos y de investigación más actuales revelan que el riesgo suicida está en aumento.
"A partir de ahí es necesario tomar decisiones", advierte el profesional y cita recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización Panamericana de la Salud para trabajar "fuerte" en la prevención. "Tenemos una ley de prevención del suicidios y datos concretos que indican la urgencia de actuar".
Pero "hay que entender que, como se trata de un fenómeno complejo, las respuestas tienen que ser múltiples" y un primer paso para trabajar en prevención es "hablar del tema". "Es cierto que los medios de comunicación tuvieron históricamente algunas acciones 'no buenas' a la hora de informar sobre esta temática, pero también es cierto que existen recomendaciones para su abordaje de manera adecuada".
"Hay que hablar del suicidio, plantear que es un problema, informar sobre los lugares donde se puede pedir ayuda, difundir las pautas de alarma para familiares y para el entorno de una persona que puede estar anticipando una conducta suicida porque siempre hay alguna señal más o menos explícita; es necesario incentivar a la persona que está atravesando una crisis para que pida ayuda o acercarse, como familiar o amigo, al sistema de salud para saber cómo actuar".
"La pandemia aumentó los padecimientos mentales"
- ¿La pandemia por Covid-19 aceleró la visibilidad acerca de la importancia de abordar la salud mental?
- La pandemia aumentó los padecimientos mentales y eso está probado tanto en el análisis de la demanda de los servicios públicos y privados como en estudios epidemiológicos. Ocurrió en otros países y en el nuestro, y estuvo vinculado con la cuarentena: el aislamiento incrementa los factores de riesgo de problemas de salud mental y en este caso aumentó la sintomatología clínica como depresión, ansiedad y consumos de todo tipo, incluidos psicofármacos, tecnología y drogas legales como el alcohol.
También aumentó la visibilización de los temas de salud mental porque los medios de comunicación empezaron a abordarlos y por el hecho de tener más cerca el problema, de empezar a darnos cuenta de que nos pasó a nosotros y que tuvimos conductas, pensamientos y sensaciones de malestar (tristeza, miedo, ansiedad, insomnio).
Esto debería ir de la mano de cambios en los gobiernos y de nuestras actitudes para establecer que ya no alcanza con darnos cuenta de que tenemos un malestar o un dolor psíquico, sino que tenemos que hacer algo con eso.
- ¿Hay espacios donde hablar sobre salud mental además de la visita a un profesional en su consultorio? ¿Se tendrían que facilitar ámbitos para que este tema sea abordado en escuelas, clubes, grupos de amigos?
- La escuela tiene un rol fundamental en la llamada educación emocional. Las empresas también, con la salud laboral y en ese sentido están empezando a invertir un poco más en ese campo porque lo sienten de cerca con la cantidad de licencias por problemas de salud mental. Pero más allá de hacerlo por una razón económica, es indispensable generar bienestar en el lugar de trabajo porque muchas cuestiones laborales pueden incrementar el malestar psicológico.
Entonces hay que invertir más, generar nuevos espacios de abordaje y cambiar el modelo de atención, no solo en las carreras de Psicología sino también en las gestiones de salud para pensar en estos dispositivos.
La respuesta no es solo la terapia individual porque cuando hablamos en términos poblacionales con un tema tan prevalente hay que pensar en dispositivos grupales en los centros comunitarios, escuelas, sociedades de fomento, clubes.
- ¿Por cuánto tiempo van a ser evidentes los efectos de la pandemia en la salud mental?
- No hay un tiempo establecido para la aparición de casos, que son efectos de situaciones traumáticas vividas en la pandemia, porque los del psiquismo no son tiempos lógicos. Ya se observan esos efectos: aparecen a través de un hecho coyuntural que despierta una situación traumática vivida por esa persona desde lo singular.
Estamos saliendo de la pandemia, la curva de contagios decreció y es muy baja, pero la curva de padecimientos mentales va a seguir creciendo por mucho tiempo.
Hay una sintomatología clínica que se manifiesta con depresión y ansiedad en todas las edades pero los números más altos se observan en jóvenes, mujeres y sectores de mucha vulnerabilidad.
El contexto
Luciano Grasso, psicólogo, ex director Nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud, vicepresidente del sistema integrado de salud pública de Tandil y autor de artículo en publicaciones de medios nacionales, estuvo en la ciudad de Santa Fe para participar del foro sobre "Salud mental y consumos problemáticos. Desafíos de una construcción colectiva".
La actividad, organizada por la concejala Adriana Molina (UCR-Juntos por el Cambio), se desarrolló el 12 de septiembre y contó con la participación de referentes de instituciones locales y profesionales vinculados a la temática para aportar a un enfoque territorial, socio–político, que pueda explicar la situación actual, el rol de los estados: nacional, provincial y municipal; el rol de las ong e instituciones públicas y privadas y experiencias que recogen el espíritu de la ley.
Dónde acudir
Dos líneas gratuitas están a disposición de la comunidad para recibir ayuda y asesoramiento:
- 0800-9990091 (las 24 horas, todos los días).
- 0800-5556549 (de lunes a viernes, de 8 a 20).
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