Este martes se realizarse los alegatos de clausura en el juicio seguido contra Carlos Marcelo Salas, acusado del femicidio de Gisela Bustamante, el intento de femicidio de una adolescente y de la promoción y explotación de la prostitución de su expareja. La fiscalía pidió que se lo condene a prisión perpetua.
Ante las juezas Susana Luna y Rosana Carrara, y el juez Sebastián Szeifert, los acusadores y el defensor de Salas expusieron sus alegatos finales. El tribunal dará a conocer su veredicto el jueves 17 de agosto, en horario a confirmar por la Oficina de Gestión Judicial (OGJ).
Luego de que los testigos declararan durante tres jornadas, y de que el imputado hiciera uso de la palabra, las partes reiteraron sus pedidos de condena y absolución, respectivamente.
Pericia contundente
"Toda la prueba producida no nos conduce a otro lugar, más que a la condena, ya que prueba con certeza los hechos por los cuales se trajo a Marcelo Salas a juicio", comenzó su alegato la fiscal Alejandra Del Río Ayala, quien durante el debate estuvo acompañada por su colega Matías Broggi.
Respecto al femicidio de Gisela Bustamante, cometido entre la noche del 5 y la madrugada del 6 de febrero de 2016 en la ex Estación Mitre, señaló que de los testimonios se pudo reconstruir que la trabajadora sexual estaba sola en su parada habitual -en la esquina de avenida Freyre y 3 de Febrero- cuando Salas la fue a buscar. Momentos antes, lo vieron merodeando la zona.
Convinieron un pase sexual, y caminaron juntos hasta el lugar donde sería asesinada. Ésto fue registrado por una cámara de seguridad, que una hora más tarde lo captó desandando sus pasos, solo. La mujer fue encontrada desnuda, con sus costillas fracturadas debido a fuertes golpes -se presume que utilizó un adoquín-, signos de haber sido asfixiada y su rostro desfigurado.
"La pericia genética fue contundente", señaló Del Río Ayala, "en la ropa de Gisela se encontró sólo el perfil genético del acusado", no de algún otro masculino. Otra cuestión que llamó la atención, fue que luego del femicidio Salas no volvió a la parada, la cual frecuentaba al menos una vez por semana desde hacía meses, razón por la cual las trabajadoras ya lo conocían.
A una adolescente
Respecto a la tentativa de femicidio a una joven trabajadora sexual de 17 años, ocurrida el 20 de julio de 2016, la fiscalía contó con el testimonio de la víctima y de los policías que intervinieron cuando Salas la sometía físicamente. Esa noche, en la parada de 9 de Julio y Mendoza, Salas convino un pase sexual con la chica, y se trasladaron en colectivo hasta la zona donde solía trabajar Gisela.
Salas (51) ingresó a la sala entre risas, el primer día de juicio. Cuando lo retiraron tras la última jornada, su expresión era completamente opuesta. Crédito: Archivo Flavio Raina.
Engañada, la llevó hasta un galpón ubicado en la esquina de avenida Freyre y 3 de Febrero, donde ella le reclamó que le diera los $400 que le faltaban -sólo le habrá entregado $100- y él comenzó a agredirla. La adolescente se resistió y comenzó a gritar, lo que alertó a una vecina, que llamó al 911. Cuando la policía arribó al lugar, encontraron a Salas arriba de la víctima, que estaba desnuda de la cintura para abajo.
"Presentaba lesiones en el rostro el cuello, intentó estrangularla", señaló la fiscal, los golpes fueron tan fuertes que "le sacó cuatro dientes". La intención era "causarle la muerte, no lesionarla", explicó, algo que no logró debido a la intervención policial.
Un patrón común
El femicidio de Gisela se cometió en un claro "contexto sexual", explicó la funcionaria, "la mató porque era mujer, joven, trabajadora sexual; pero sobre todo, porque podía matarla. En sus acciones Salas mostró lo desechable que era para él ese cuerpo". El mismo modus operandi se repitió en el caso de la adolescente, a la que no llegó a asesinar.
"Ambos fueron femicidios sexuales", en los que "la mujer resulta un objeto de consumo y deshecho". Sus características fueron similares, se dieron en la noche, en lugares descampados, sin luz, en circunstancias de control físico previo. El ataque fue dirigido al rostro y el cuello de ambas, y también al torso en el caso de Gisela, y hubo elementos sexuales.
Se pudo identificar "un patrón común en ambos femicidios -uno consumado y el otro tentado-, que de ser cuatro hubiera permitido hablar de un femicida serial", concluyó la fiscalía.
Violencias de todo tipo
Sobre los otros delitos acusados a Salas, la promoción y la explotación de la prostitución ajena, ambas figuras agravadas, la fiscalía repitió lo declarado por la víctima (su expareja) y los hijos y hermanas de ella.
Entre 2013 y 2014 la forzó a prostituirse en la esquina de avenida Freyre y Amenábar, a una cuadra de donde años después conveniría el pase sexual con Gisela y llevaría a la segunda víctima para intentar matarla. "La adoctrinaba en lo que tenía que hacer y la llevaba todos los días a trabajar" en esa parada, donde la vigilaba. Luego, se quedaba con la recaudación.
La causa fue llevada a juicio por los fiscales Alejandra Del Río Ayala y Matías Broggi, de la Unidad Gefas. Crédito: Archivo Flavio Raina.
En el caso se dieron "todos los tipos de violencia de género: sexual, psicológica, física, simbólica y económica", destacó la fiscal. "No voy a repetir las salvajadas que hacía, ya la escucharon a ella y a sus hijos", agregó, además de mencionar las amenazas con arma blanca y el abuso de la situación de vulnerabilidad en la que se encontraban tanto la mujer como sus hijos.
Los hechos fueron calificados como "femicidio", "tentativa de femicidio" y "promoción y explotación de la prostitución ajena, agravadas por violencia, amenazas, abuso de una situación de vulnerabilidad y convivencia". Los fiscales solicitaron que se aplique la pena máxima: perpetua.
Absolución
A su turno, la defensa insistió con que la fiscalía se vio "ensordecida" por la necesidad de encontrar un culpable, por lo que "demonizó, creó un Leviatán" en la figura de Salas. El abogado Martín Mazzeo consideró que existieron contradicciones entre los testigos que comparecieron al juicio, cuyos relatos presentaron "muchos baches", y cuestionó la investigación que llevó a la identificación de su cliente como el femicida de Gisela Bustamante.
Además, resaltó que las causas respecto a las víctimas 2 y 3 "estuvieron varios años dormidas ante la justicia", hasta que las "rescataron" para utilizarlas y agregarlas a la investigación del femicidio.
Para Mazzeo, la prueba producida en el juicio "no alcanzó el grado de certeza necesario para derribar la presunción de inocencia" de Salas, razón por la cual solicitó que se dicte la absolución de culpa y cargo, así sea por el beneficio de la duda.
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