"Ella creyó que era mi voz", aseguró Nancy que debió regresar de urgencia a la localidad de Videla, luego de que su madre fuera estafada en una importante suma de dinero en dólares, al pagar un secuestro virtual en el que creyó ciegamente que su hija corría peligro de muerte.
Todavía bajo el efecto del shock, la mujer de 83 años no pudo precisar con exactitud si le dijeron "que estaba secuestrada o que entraron a mi casa".
Lo que sí recordó fue que le dijeron "que me tenían atada" y que "me pusieron al teléfono y ella escuchaba una persona gritando -que se hacía pasar por mí- y que le decía que me habían roto la boca". Y lo que más la horrorizó y en algún punto la decidió a pagar el rescate fue cuando la amenazaron con que "si no les entregaba la plata me cortaban la pierna con una moto sierra".
Hubo dos llamadas, la primera al teléfono de línea y luego al celular. Fue alrededor de las tres de la mañana del jueves 4 de marzo, y los delincuentes tuvieron a su favor el efecto sorpresa que paralizó a la víctima, que sólo atinó a cumplir con el pedido de los falsos secuestradores.
Primero le pidieron 100.000 dólares, a lo que la mujer dijo que no tenía esa suma. Comenzó una tensa negociación que duró alrededor de media hora y se definió en cuestión de tres minutos, cuando un auto no identificado entró al pueblo por ruta 11, frenó a media cuadra de la casa de la víctima y una persona alta y delgada recogió de la puerta de calle una bolsa con todo lo que la mujer pudo reunir en ella.
Su hija, de 53 años, vive y trabaja en otra ciudad y apenas se enteró de lo ocurrido regresó a Videla para acompañar a su madre. En diálogo con el Litoral, Nancy se preguntó "cómo tenían el celular de mi madre", si se trata de una persona cuyas relaciones se encuentran acotadas a la vida de pueblo. Y aunque no acusó a nadie, cree que alguien pudo haber facilitado datos sobre la familia.
A pensar de la importante pérdida económica, su hija agradece que "en ningún momento nadie entró a mi casa", sino que la fueron llevando para que "cuando tenga todo preparado, lo deje en la vereda y entre". Lo único que alcanzó a ver cuando salió a la puerta fue un auto blanco estacionado hacia el sur, del que descendió "alguien todo tapado, alto y delgado. Que levantó el dinero y se fue".
Mientras esto ocurría, por teléfono la amenazaban para que no llame a la policía porque "me volaban la cabeza", recordó su hija.
Si bien no fue la víctima la que hizo la denuncia, otro vecino que casualmente pasaba a esa hora por el lugar, advirtió el movimiento y alertó a la comisaría. "A los dos minutos que se habían ido (con la plata) cae la policía en mi casa", recordó Nancy.
Fueron hasta mi casa y una vez que mi mamá se tranquilizó, me llamó. Yo estaba durmiendo, no me había pasado nada", lamentó. A partir de ese momento emprendió viaje y "empezamos con las denuncias" y "el pedido de las cámaras a la jefa comunal", las cuales detectaron que el auto sospechoso "entró y salió del pueblo en 3 minutos".
Por el caso tomó intervención la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Unidad Regional XVI, bajo las órdenes del fiscal de San Justo, Guillermo Persello, quien ya venía investigando casos similares ocurridos en la zona.