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La joven tenía 19 años cuando desapareció en Fortín Olmos, en el norte provincial. En el marco de la investigación permanece detenido un profesor de educación física con quien ella tuvo una bebé en una relación clandestina.
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Rosalía Jara tenía 19 años y una pequeña beba de apenas 2 hace un año, cuando fue vista por última vez en su pueblo, Fortín Olmos. Ella se mostraba muy preocupada por esos tiempos. Hasta llegó a amenazar con quitarse la vida, en medio de una crisis de nervios. Hacía poco que se había separado de su pareja, quien tenía dudas sobre la paternidad de la pequeña Alma y había recurrido a la justicia para comprobarlo.Incluso había pedido un estudio de ADN que, según estaba previsto, iba a realizarse el 3 de julio de 2017.
La joven sabía que su beba era hija de otro hombre bastante mayor que ella, Juan Oscar Valdéz (que ahora tiene 37 años), a quien conoció porque fue su profesor de Educación Física en la escuela, cuando completó sus estudios primarios. Él era casado, por lo que la relación entre ambos quedó en la más absoluta clandestinidad.
Rosalía llamaba prácticamente a diario a Juan por teléfono, según pudo constatarse luego con distintos peritajes. Esa constante cambió el sábado 1° de julio de 2017, el día que ella desapareció. Esa jornada, él la llamó dos decenas de veces.
Garita
Por la noche, Rosalía fue al bar de Vázquez. Habitualmente concurría a ese lugar, porque le gustaba jugar a las cartas, al “9”, según cuentan sus conocidos. Después de algunas partidas, cerca de las 22, la joven habló con su madre para asegurarse de que su beba estaba bien y salió caminando en dirección a la garita de colectivos, a 150 metros.
A partir de allí, nunca más nadie supo nada de ella. Su teléfono se “murió”. Entonces comenzó una búsqueda desesperada de familiares y vecinos. De inmediato, descartaron la posibilidad de que se haya ido por propia voluntad. “Jamás hubiese abandonado a su pequeña”, aseguran desde su entorno.
Coartada
Por el caso, los investigadores rápidamente posaron sus ojos en Valdéz, quien la noche de la desaparición se ausentó de su casa entre las 22 del sábado y la 1 del día siguiente. En ese período de tiempo, no atendió su teléfono ante los insistentes llamados de su esposa.
Algunos testigos aseguran haber visto por esas horas su Toyota Corolla a orillas del arroyo Golondrina y también cuando circulaba a gran velocidad por la ruta 40.
Cuando los fiscales del Ministerio Público de la Acusación, Gustavo Latorre y Martín Gauna Chapero, pudieron secuestrar su celular, él ya había “reseteado” el aparato.
Alguien le avisó que era sospechoso e iban a detenerlo el jueves. Por eso, fueron allanadas las casas de dos policías locales. También se realizó un operativo similar en un centro público de salud local, ante la presunción de que tiempo atrás Rosalía pudo hacerse un aborto.
Recompensa
La sospecha más grande entre los familiares de Rosalía es que Valdéz mató a la joven. Este hombre permanece detenido en una celda de la Alcaidía de la Unidad Regional XIX, imputado por “retención y ocultamiento de persona para coaccionar, agravado por la calidad de la víctima”.
Meses atrás, el análisis de ADN confirmó que él es el padre biológico de Alma.
El gobierno provincial ofreció una recompensa de 1 millón de pesos para quien aporte datos que permitan determinar el paradero de Rosalía, pero hasta el momento todo sigue en el más absoluto misterio.
Marcha
Este lunes estaba prevista una nueva audiencia en los tribunales. “Los abogados de Vázquez están tratando de que lo dejen en libertad. Están cuestionando la validez de algunos testimonios”, señaló Mónica Pérez, tía de Rosalía.
Este domingo, al cumplirse un año, la comunidad de Fortín Olmos marchó acompañando a la familia de Rosalía. “Nos vamos a manifestar en la plaza del pueblo. Espero que toda la sociedad de Fortín Olmos nos acompañe, para que la voz de Rosalía siga con vida”, enfatizó la mujer en vísperas de la reunión.
Por otra parte, la mujer pidió a las autoridades que se realice “de una vez por todas” el peritaje de geolocalización, para “determinar con precisión dónde estaban los teléfonos de Jara y Valdéz cuando se realizaron las llamadas y cuándo se apagó el teléfono celular de ella y quién estaba a su lado en ese momento”.
“Rosalía era una chica tímida, sumisa, pero de carácter fuerte. Hoy tendría 20 años, porque nació el 12 de septiembre de 1997, en Fortín Olmos. Conoció al profesor de gimnasia cuando iba a la escuela para completar sus estudios primarios. Nosotros no sabíamos nada de la relación de ellos. Ni sospechábamos. Nos enteramos cuando salió lo del ADN de la beba”, contó Mónica tiempo atrás.
“Ella vivía por su familia -agregó la mujer-, que era su mamá, sus hermanos y fundamentalmente su Alma. Los adoraba a todos, pero se desvivía por su chiquita. Yo tengo un kiosco y ella venía todos los días a comprar. Siempre era lo mismo: un juguito, un pañal, una bolsa de ‘tutucas’ y si le quedaba alguna moneda un cigarrillo para ella. A veces, no le alcanzaba para el cigarrillo”.
Atentado
“El jueves fuimos víctimas de un atentado. Le aflojaron las tuercas de una de las ruedas del auto a mi marido y no ocurrió una tragedia de casualidad”, relató Mónica Pérez, tía de Rosalía.
“Horas antes, él había declarado ante la PDI porque es testigo en otra causa que se abrió contra Valdéz porque tiempo atrás amenazó al fiscal. Luego de una audiencia, con las manos esposadas y a través de la ventanilla del patrullero que lo llevaba le hizo señas al fiscal, con los dedos, como si fuese una pistola. Mi esposo lo vió, al igual que otras personas. Mi marido fue el jueves a Reconquista con sus hijos y bajó para comprar algo. Luego, cuando volvía para Vera, el Renault Fluence negro comenzó a temblar y la rueda delantera izquierda se desprendió. Afortunadamente, sólo fue un susto, pero pudo ser un desastre”, aseguró la mujer.