Una familia de Arroyo Leyes, localidad ubicada sobre la ruta provincial 1, pocos kilómetros al norte de la capital provincial, fue blanco de un violento asalto perpetrado por dos delincuentes encapuchados y armados.
Encapuchados golpearon al propietario con la culata de un arma de fuego y lo maniataron con precintos. Todo pasó frente a su esposa y los hijos pequeños del matrimonio.
Una familia de Arroyo Leyes, localidad ubicada sobre la ruta provincial 1, pocos kilómetros al norte de la capital provincial, fue blanco de un violento asalto perpetrado por dos delincuentes encapuchados y armados.
Todo pasó en jurisdicción de la Subcomisaría 20a, más precisamente en el cruce de calles Santa Rosa y N° 18, donde las víctimas -un matrimonio y sus pequeños hijos- comían juntas cerca de las 22 de este martes en su propio hogar.
Según se pudo reconstruir, dos delincuentes irrumpieron en la escena con rudeza. Estaban encapuchados y uno de ellos tenía un arma de fuego en sus manos. Rápidamente pusieron "fuera de combate" al hombre, un empleado público de 43 años. Para reducirlo, le pegaron un culatazo en la cabeza. Aturdido, fue maniatado con precintos. Su esposa, de 39 años, y sus hijos menores de edad observaron aterrados toda la secuencia.
Los ladrones, que tenían más de 30 años y estaban vestidos completamente de negro, pedían a los gritos que les entreguen el dinero que supuestamente tenían guardado así como todos los objetos de valor.
Finalmente, sólo se llevaron un teléfono celular, un televisor de 32 pulgadas, una cartera y un bolso con billeteras y documentación. Escaparon en dirección al sur a bordo de un vehículo color negro. Algunos rumores señalan que el auto fue visto cuando ingresaba a la ciudad de San José del Rincón.
Las víctimas llamaron poco después a la Central de Emergencias 911 y una patrulla llegó a la casa de la familia, cuyos integrantes seguían en estado de shock por lo ocurrido. La conmoción se extendió rápidamente a los vecinos, a medida que la zona se llenaba de móviles policiales y se enteraban de lo que había pasado.
El hecho dio origen a una causa por robo calificado que fue puesta en manos del fiscal Arturo Haidar, quien ordenó las primeras medidas y dispuso que las actuaciones sean derivadas a la Agencia de Investigación Criminal.