La noche del jueves una joven de 22 años fue blanco de un salvaje asalto en las calles de barrio El Pozo. Tras el hecho se produjo un feroz cruce entre los vecinos del barrio y los habitantes del asentamiento.
La víctima regresaba de la facultad cuando un delincuente la atacó en plena calle. La revolcó por el piso y le robó un celular. La joven resultó herida en una pierna y en el rostro. Luego hubo un fuerte cruce entre vecinos del barrio y habitantes del asentamiento.
La noche del jueves una joven de 22 años fue blanco de un salvaje asalto en las calles de barrio El Pozo. Tras el hecho se produjo un feroz cruce entre los vecinos del barrio y los habitantes del asentamiento.
La víctima, que regresaba de la facultad, se vio sorprendida por un delincuente que la atacó de atrás, la revolcó por el suelo (esta situación le causó heridas en su rostro y en una pierna) y le robó su celular.
Cometida la demencial agresión su autor escapó en dirección al asentamiento que se ubica en uno de los extremos de la playa conocida como Los Alisos.
Los gritos de la joven sobresaltaron a algunos vecinos que salieron de sus hogares y de inmediato fueron en su auxilio. Minutos después se sumaron otras familias y todos juntos decidieron ir hasta la garita policial para reclamar por lo acontecido.
Pero la situación se puso mucho peor cuando numerosos individuos que viven en el cuestionado asentamiento, también decidieron tomar parte del asunto.
Lo que siguió fue un feroz enfrentamiento entre las partes, el que incluyó acusaciones cruzadas, insultos, y amenazas de muerte. La “sangre no llegó al río” gracias a la intervención de los policías que evitaron males mayores.
Lo que sigue es el relato de un vecino del lugar que resultó testigo directo de lo ocurrido.
“La chica asaltada se llama Luisina y tiene 22 años. Un tipo la agarró de atrás y la tiró al piso. La nena se lastimó la pierna y la cara (se rompió la boca) y le robó el teléfono. El tipo se fugó en dirección al asentamiento.
Después vino gente del barrio y fue a reclamar donde está la garita de los policías. Al mismo tiempo también salió la gente del asentamiento y se produjo un enfrentamiento
Se gritaron de todo… se dijeron cosas fuertes, se amenazaron, hubo empujones y forcejeos. La policía tuvo que intervenir para que las cosas no pasen a mayores.
A todo esto la nena con su madre hablando con los policías, mientras los demás se peleaban.
Acá ya no se puede vivir en paz. Estábamos tranquilos después de la cena cuando empezamos a escuchar los gritos en la calle. Me asomo y veo a la nena toda lastimada. Podría haber sido mi hija, o la hija de cualquiera. Esto es una locura”, se lamentó.
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