La búsqueda silenciosa de Claudio "El Morocho" Mansilla, prófugo de la cárcel de Piñero desde hace más de cuatro meses, permitió a la Justicia dar con una poderosa banda de delincuentes, con base en la capital provincial, pero con una logística y capacidad de movimiento de alcance territorial, con nexos en el sur provincial.
"La investigación arranca a partir de una comunicación que hace una fiscal de Rosario, que estaba buscando al prófugo y escucha la planificación de un hecho criminal" en Santa Fe, explica el fiscal Agustín Nigro, que está al frente del caso junto a la Dra. María Lucila Nuzzo.
"La información era que al Morocho lo estaban aguantando en el barrio El Pozo, donde vivía un tal Paraguayo", cuya línea había sido intervenida para determinar si el dato era cierto. De allí surgió la planificación del robo de la recaudación de una farmacia de barrio Sur, donde funciona una caja de cobro de servicios, el cual no pudo ser evitado y que finalmente se concretó el 25 de agosto último.
Con la confirmación del atraco consumado, los investigadores locales detectaron un número de teléfono fijo que les permitió conectar al Paraguayo, con otro de los jefes de la banda, el Gordo Franco, el cual habitaba una casa alquilada del barrio Barranquitas.
No había pasado una semana desde que se dispusieron las primeras medidas, cuando surge un dato revelador e inquietante. "Se escucha en una de las comunicaciones interceptadas el sonido de una radio policial, el ruido de la frecuencia que se prende y se apaga, entonces comenzamos a trabajar con Asuntos Internos para la identificación de esta persona", apuntó el fiscal Nigro, que relató el paso a paso de las tareas de búsqueda que finalizaron el 31 de octubre con múltiples allanamientos y detenciones.
La confirmación de la participación policial fue rápidamente acreditada. Se trata de un personal con prestación de servicios en la Comisaría 4ta. identificado como Jesús Ojeda, el cual también realizaba servicios adicionales -Horas Ospe- en la zona donde tenía sucursal la entidad bancaria a donde se dirigía la recaudación del robo en la farmacia.
En definitiva, Ojeda "era el que proveía la información de inteligencia para llevar adelante los hechos", resumió el Dr. Nigro.
Mientras intentaban conocer más acerca de la estructura de la banda, los hechos se seguían cometiendo. Producto de las escuchas diferidas -las desgrabaciones llegan a la fiscalía con una diferencia de días-, se encontraron con otro hecho delictivo de características singularmente violentas: el robo a una carnicería de barrio Candioti el 31 de agosto y dos días después el ingreso a la casa del carnicero en Colastiné, del que "evidentemente tenían información de algún tipo de recaudación", indicaron los investigadores.
En el lapso de un mes, los fiscales tenían identificados a gran parte de los miembros de la banda liderada por el paraguayo Gerardo Mario Pérez y por Franco Ezequiel Acuña, alias el Gordo. Al policía Ojeda se sumaron el rosarino Paulo Kotoff -detenido en Fray Luis Beltrán-, Jonathan Moreira Salinas y Ricardo Abelardo V., éste último fue el único en recuperar la libertad bajo alternativas.
A ese grupo de seis cabe sumarle una mujer, pareja del Paraguayo, que fue arrestada esta semana y cuyo caso va camino a resolverse por la vía del juicio abreviado; y un hombre cuya identidad se reserva ya que se encuentra prófugo.
En medio del proceso de identificaciones y localización de las viviendas donde cada uno de los implicados se guarecía, el 27 de septiembre surge el dato de que estaban planificando el robo a otra farmacia, en esta oportunidad, una ubicada en la zona norte, en avenida Blas Parera al 6700.
La planificación apuntaba a una "entradera", la cual pudo frustrarse cuando al advertir la presencia de los asaltantes en las inmediaciones del comercio, policías de civil convocan al 911 para que realizara una identificación de calle, tratando de no despertar sospechas pero evitando que continuaran con el plan.
Tenés que leerEl gobierno de Santa Fe ofrece recompensa por datos que permitan recapturar al "Morocho" MansillaSin dudas el hecho más violento se produce el 8 de octubre, cuando en horas de la noche ingresan a un supermercado de barrio Guadalupe, donde se los puede ver a través de las cámaras de seguridad, encañonando a su propietario y aplicándole un golpe de culata con el arma, para luego despojarlo de una fuerte suma de dinero en pesos, dólares y yuanes.
"Después de eso empezamos a trabajar directamente en los allanamientos", explica el fiscal Nigro, y agrega: "cuando los hechos involucran mucha violencia hay que cortarlos, aún cuando pongamos en riesgo la investigación". A propósito, el investigador sostiene que "hay que buscar el equilibrio, siempre teniendo en cuenta el riesgo de vida. Si los hechos involucran armas de fuego o violencia, hay que cortarlos cuando se pueda".
Finalmente, los allanamientos y detenciones se produjeron en forma coordinada y simultánea en Santa Fe y Fray Luis Beltrán, el domingo 31 de octubre, entre las 5.30 y las 6 de la mañana. Como resultado se concretaron la mayoría de las detenciones, se secuestraron armas y se incautaron objetos de relevancia para la investigación.
Como se trata de una investigación compleja en cuanto al número de imputados, la audiencia imputativa se celebró recién el 4 de noviembre, donde la fiscalía atribuyó a la banda los delitos de asociación ilícita -Pérez y Acuña como jefes; Kotoff, Moreira Salinas, Ojeda y Ricardo V. como miembros-. También se les atribuyó la coautoría de cuatro robos, calificados por el empleo de arma y agravado por ser en poblado y en banda. Y dos fueron imputados por la tenencia indebida de arma de fuego de guerra.
La prisión preventiva fue tratada recién el miércoles de esta semana y ordenada para cinco de ellos por la jueza Susana Luna, quien estuvo al frente de una audiencia que comenzó a las 8 de la mañana y que se extendió hasta las dos de la tarde.