Danilo Chiapello
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La policía trasladó a cinco personas hasta la sede de Homicidios. Cuatro de ellos ya recuperaron su libertad.
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Este jueves por la noche, cerca de las 20, una mujer se comunicó con un agente que investiga el crimen de Cejas para darle el siguiente mensaje: un automóvil con sospechosos del hecho estaba circulando por la costanera santafesina.
Como es lógico suponer la versión disparó todas las alarmas y de inmediato se puso en marcha un operativo de seguimiento para ubicar el vehículo.
El rodado en cuestión era un Fiat Siena, de color gris, el que la fatídica noche del lunes (cuando mataron a Cejas) habría sido observado en una zona próxima donde se consumó el hecho -Neuquén al 6400- en el corazón de barrio Yapeyú.
Minutos después una comisión de la Policía De Investigaciones (P.D.I.) con apoyo de personal de la Policía de Acción Táctica (PAT), interceptaron dicho automóvil en la intersección de Avda Galicia y Las Heras.
A bordo del coche se conducían 4 hombres (de 19 y 30 años, junto con dos menores de 16) y una mujer, (18), todos oriundos de Barrio San Lorenzo.
Las primeras versiones indicaron que algunos de ellos serían miembros de la temible banda conocida como Los Maraqueros.
Uno complicado
La novedad fue comunicada de inmediato al fiscal regional, doctor Jorge Nessier, quien ordenó que el Fiat Siena como sus ocupantes sean trasladados hasta la sede de Homicidios de la PDI, a fin de proseguir con las diligencias pertinentes.
Ya avanzada las averiguaciones hubo una nueva comunicación con el magistrado quien dispuso que los menores como el resto de los trasladados recuperen su libertad, con excepción de un joven de 19 años, que quedó alojado en calidad de arrestado.
Sobre éste último trascendió que su situación sería bastante comprometida por cuanto estaría vinculado a otro homicidio, además que se sospecha su participación en lo ocurrido con Cejas.
Un tiro a traición y luego “rematado”
Pablo Cejas fue asesinado a tiros la noche del lunes en un confuso episodio ocurrido en la zona de Neuquén al 6400, en barrio Yapeyú.
Tanto la secuencia del crimen como los motivos que llevaron al policía hasta ese lugar, son hasta el momento materia de investigación.
Una primera versión indicó que Cejas llegó hasta allí para saldar una disputa que su hijastro (un joven de 21 años) mantenía con otros individuos del barrio.
A su vez otros piensan que Cejas cayó en una trampa. Que dicho conflicto estuvo “armado”, y que fue una especie de “carnada” para que el policía acuda a dicha zona con el resultado ya conocido.
Además se tiene la firme sospecha que el primer disparo que sorprende a Cejas fue hecho a traición (por la espalda), lo que refuerza esta segunda hipótesis. Luego, ya herido de muerte, fue arrastrado unos 30 metros hasta un terreno baldío donde lo “remataron” con más de diez disparos.
El escenario del crimen poco contribuye a su dilucidación. El homicidio se consumó en medio de la noche, en un oscuro callejón rodeado de ranchos que lindan con un apestoso basural.
Las personas que residen en ese sector se niegan a brindar cualquier detalle, toda vez que aseguran estar amenazadas de muerte.