Danilo Chiapello
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Al drama de sus calles anegadas se le suma una oleada de robos en casas de familia.
Danilo Chiapello
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En nuestra edición del domingo, dimos cuenta de la odisea que vivió una familia que esa mañana se encontró con ladrones dentro de su casa.
Mediante un correo enviado a este diario, hoy supimos que esos mismos delincuentes un rato antes habían actuado en otra vivienda.
Ruidos en la noche
Lo que sigue es el relato directo de Adrián, la víctima del hecho:
* “Todo esto fue a las 5:00 am. Primero quisieron entrar en mi casa. Estábamos todos durmiendo cuando sentí ruidos raros. Adentro estaba yo, mi mujer y nuestros pequeños hijos. Casi siempre tengo algo cerca de la mesa de luz para poder defenderme, porque no es la primera vez que intentan entrar.
“Estaba durmiendo y sentí ruidos raros. Dejamos la perra adentro por las dudas por eso pense que podía ser la mascota. Pero eran extraños..., muy medidos, puntuales. Eso me despertó y me dejó en vigilia.
“En un momento escucho ese ruido del vidrio cuando es golpeado con algo y luego el típico sonido de una ventana grande partiéndose en el piso. La habitación donde dormía está a unos metros de la puerta donde rompieron el vidrio para poder ingresar.
“Soy ex jugador de rugby, mido 1,94 m. Hoy, sin estar entrenado como cuando jugaba, peso unos 102 kg. Hice artes marciales y boxeo. Aparte de todo eso soy miope. Me levanté rapidísimo y en menos de un segundo estaba frente a la puerta con el vidrio roto a mis pies y descalzo. Sin mis gafas y en la total oscuridad, lo enfrenté con algo que había, que el delincuente había sacado de la puerta que rompió. Le tapé casi toda la puerta, con el objeto traté de atacarlo y lo insulté a viva voz. Eran tres. Salieron corriendo, hicimos sonar la alarma. Salió un vecino y nos ayudó.
“Llamé a la policía. Me dijo que el patrullero, una camioneta Ranger estaba en la calle pública entre San Francisco de Asís y Nuestra Señora de Guadalupe. Sin señal tuve que salir al medio de la calle, que hoy en día es un pantano, para poder seguir hablando con la oficial de guardia. Me dio los datos de en dónde estaba el móvil y me acerqué. Los policías estaban con la familia que dice la nota del diario El Litoral.
“Sonaron más alarmas bajando hacia San Francisco de Asís. Hablé con los oficiales para realizar la denuncia y descargo de lo sucedido, pero me dijeron que luego de atender las alarmas que sonaban en ese momento irían a mi casa”.
Policías empantanados
“Ahí fue cuando llegando a la esquina de San Francisco y calle pública, los policías se quedaron empantanados. Los fuimos a ayudar con palas y algunos elementos con los vecinos de la calle pública. Queríamos sacarlos para que pudieran seguir cumpliendo con su deber. No los pudimos sacar, porque el estado de las calles no permite superar tales obstáculos ni siquiera a una camioneta de ese modelo. Tuvieron que llamar a otro móvil para que los socorriera.
“Les dije a los oficiales que me disculparan, que no podía seguir ayudándolos, porque mi mujer e hijos estaban solos y debía volver. Les di mi declaración y que iba a hacer la denuncia.
“Me mudé hace unos meses. Casa y terreno propios, el sueño de todo hombre de mi edad (37).
“No soy un tipo que desconozca la realidad, del país, provincia, ciudad, barrio. Tengo muy claras las cosas. Tengo una ideología política, soy creyente pero no fanático. Tengo la mente abierta.
Pero no puedo dejar de pensar que los delincuentes, digase ladrón de casas, asaltante o uno de guante blanco, o un político corrupto, están mejor que uno.
“Viví toda la vida en barrio Sur, muy cerca de donde refería la otra nota que publicaron ustedes, sobre el robo a una vivienda en Francia y Amenábar.
“Me entristece ver cómo se degrada cada día más las sociedad. Sus valores, su educación, su civismo. También sé que todo no es tan oscuro, hay gente que ayuda, que se solidariza, que se junta, que trabaja para un mundo mejor”.
Estado ausente
“Lo que quiero decir, en definitiva después de mi historia, es que hoy el Estado no está presente. Desde lo que se entiende por Estado, organismos públicos hasta las fuerzas civiles de la ley.
“La falta de presencia en Colastiné es importante. Se quedaron con el barrio de hace 20 años, cuando era zona de quintas y algunos residentes. Hoy se debe haber quintuplicado la población, desde los que vinieron a hacerse su casa hasta gente que vino obligada por las crecidas de los ríos.
“Podría contar muchas cosas más, desde la crecida del río hasta estos días de lluvia y anegación. Pero la verdad es que este lugar no es más de quintas y casas de fin de semana. Es un barrio con habitantes, dueños estables de casas y terrenos, que pagan los impuestos y servicios y que reciben muy poco a cambio”.