Joaquín Fidalgo
Se trata de maestras esperancinas que tuvieron de alumno al niño presuntamente abusado por sus abuelos y un tío. Durante la jornada de este lunes, también ofreció su testimonio la directora de la Comisaría de la Mujer del departamento Las Colonias.
Joaquín Fidalgo
Con la declaración de cuatro docentes y una suboficial de policía continuó este lunes por la tarde el juicio oral que se sigue contra Víctor Hugo Baraldo, su esposa Nidia Noemí Morandini y el hijo de ambos, Juan Pablo Baraldo, acusados de abusar sexualmente de un niño, nieto de los primeros y sobrino del último.
El tribunal, integrado por los conjueces Jorge Luis Silva (presidente), Alfredo Martín Olivera y Néstor Darío Pereyra, siguió con atención los relatos de estas personas, ofrecidas como testigos por la fiscalía, a cargo de los doctores Omar De Pedro y Daniel Filippi.
Como se recordará, lo que se trata de determinar en el caso es si existieron delitos contra la integridad del menor de edad cuando él tenía entre 6 y 9 años. Las denuncias fueron presentadas por su madre meses después, cuando su hijo ya tenía entre 10 y 11 años. Por su resguardo, el niño no pisará la sala y su testimonio ya se escuchó días atrás en el recinto sólo a través de las dos cámaras Gessel que le realizaron y los relatos de cuatro peritos que le tomaron declaración en distintos momentos.
Este lunes, en primer lugar pasó al estrado la subcomisario Clarisa Farioli, directora del Centro de Asistencia a la Víctima de Violencia Familiar y Sexual (Comisaría de la Mujer) del departamento Las Colonias que impulsó la Investigación Penal Preparatoria. Ella fue la encargada de tomar una ampliación de denuncia a la madre de la víctima en 2015.
Farioli debió responder a innumerables preguntas de parte de la abogada defensora Alejandra Forte, quien -con sus interrogantes- cuestionó varias facetas del procedimiento realizado en aquella oportunidad y marcó supuestas contradicciones. La policía, que reconoció que pudo tener alguna falencia en su proceder, se enteró en esta audiencia que el encuentro con la madre de la víctima y su pareja (padrastro) había sido grabado por este último. El extenso audio (casi una hora) -que fue aportado como prueba por la fiscalía- fue reproducido por pedido de la defensa, también integrada por el doctor Eduardo Jauchen.
Maestras
A continuación, fue el turno de cuatro maestras que dieron clases al pequeño en una escuela primaria de Esperanza.
Ellas hicieron referencia a la víctima como un niño “conflictivo” prácticamente desde el jardín y la primera en prestar declaración marcó un cambio abrupto en su conducta que coincidiría con le fecha de la primera denuncia, cuando el menor fue apartado de sus abuelos.
Lo recordaron como un chico muy activo, distraído, muchas veces agresivo con sus compañeros, que profería insultos y que le costaba mucho formar vínculos con docentes y compañeros. Una de ellas hizo referencia a un episodio ocurrido durante un viaje de estudios en el que el pequeño tuvo una muy inusual actitud vinculada a cuestiones sexuales que llamó la atención de alumnos y maestros. Todas marcaron que por estas cuestiones debieron convocar a la madre en muchas oportunidades y también dejaron en claro que la progenitora siempre colaboró con ellas y se ocupó de las cuestiones vinculadas al menor.
Visita llamativa
Por otra parte, un extraño incidente fue declarado por una joven que dio clases a la víctima en 5° grado, cuando fue reemplazante del curso en 2014. La docente relató que el episodio ocurrió cuando a ella ya le habían informado que había una medida de restricción que resguardaba al niño y que sus abuelos y su tío no podían acercarse a él. “Me llamó la atención porque pasó un sábado al mediodía, cuando yo estaba en mi casa. Se presentó el tío del nene, Juan Pablo Baraldo, en mi domicilio. Yo lo conocía porque habíamos estudiado juntos. Él era policía y llegó uniformado, en el patrullero. Me preguntó los nombres y direcciones de las maestras de su sobrino. Dijo que quería hablar con ellas. Como yo sabía que había una medida de restricción me limité a decirle que vaya a la escuela. Fue muy insistente, pero yo siempre le respondí igual”, aseguró. Al ser consultada, señaló que se sintió “temerosa” y “desconfiada” por esa visita.
La querella estuvo representada en esta oportunidad sólo por la abogada Carolina Walker.
El proceso continuará jueves y viernes de esta semana, cuando deberán declarar como testigos la madre de la víctima y su padrastro.