Juliano Salierno
jsalierno@ellitoral.com
Tres puntos de sutura en su antebrazo izquierdo recibió Jorge Maldonado, tras protagonizar una lucha cuerpo a cuerpo con una mujer de 50 años que le reclama la devolución de $ 800.000. La señora es la última víctima conocida de un presunto estafador serial sin condena.
Juliano Salierno
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Jorge Maldonado llevaba una semana sin contestar sus llamadas cuando Susana decidió ir a buscarlo a la casa. Montó guardia en la esquina de 3 de Febrero y Dr. Zavalla alrededor de la una de la tarde, decidida a no moverse de allí hasta que apareciera. En su cabeza daba vueltas la idea de cobrarse la deuda o escarmentarlo.
Susana conoció a Jorge dos años atrás, por referencias de un tercero, y por cuestiones de negocios entablaron relación. “Yo fui a buscar a este señor que se llama Jorge Maldonado”, reconoció la mujer horas más tarde en la comisaría 2da. donde declaró con detalle los motivos por los cuales decidió abordarlo la siesta del viernes 31 de marzo, en la puerta de su casa.
“Hace un año, me ofreció un negocio para que invirtiera dinero en la compra de divisas”, le dijo la prestamista al oficial de policía que le tomaba declaración, mientras se quejaba de un golpe en la cabeza. “Le prestaba el dinero a las 12 de lunes a viernes y él lo devolvía a las 19 hs del mismo día con un 20% de interés”, continuó.
Reconoce que aceptó el negocio porque le daba buenos dividendos, pero eso fue hasta el 8 de diciembre del año pasado, cuando “se llevó de la oficina 800 mil pesos entre dólares y moneda nacional”, aseguró la prestamista. “Fue el día que más dinero se llevó porque había conseguido nuevos inversores”, dijo al policía, que entre incrédulo y asombrado tipiaba la versión. El problema fue que a partir de entonces “no volvió más”.
Falsas promesas
En los 40 minutos que duró la vigilancia, Susana se preguntó cómo fue que cayó en la trampa y en los avatares de los últimos meses, en los que él regresaba con nuevas y vanas promesas de pago.
En enero llegaron a un acuerdo para que él devolviera 5 mil pesos por día de lunes a viernes, hasta completar la deuda con intereses y todo. Pero durante ese mes sólo le habría entregado 20 mil pesos, porque le devolvía de a mil y dos mil pesos y sólo dos veces cumplió con los 5 mil diarios.
Cada vez que pensaba en la hipoteca que debía pagar para no perder su casa de barrio San Martín, Susana levantaba el celular y marcaba el número de Maldonado con alguna esperanza, pero ésta se desvanecía cuando la llamada iba a para al buzón de voz de manera sistemática.
En febrero no lo vio, pero el mes pasado retomaron las negociaciones. La primera buena noticia llegó una semana antes del ataque, cuando la citó para el 23 de marzo en la esquina del Banco de Santa Fe de Tucumán y 25 de Mayo, bajo la promesa de entregarle cien mil pesos que ella debía repartir entre los inversionistas, que le reclamaban su parte. Ella asegura que estuvo parada en esa esquina desde las 8 a las 11 de la mañana “pero él nunca apareció ni atendió el teléfono”.
Si hasta lo fue a buscar a tribunales y a la Facultad de Derecho porque recordaba que Maldonado le había dicho que trabajaba en el Poder Judicial y que era profesor universitario, haciendo uso y abuso de la prosapia de su apellido en el ámbito académico.
Amenazas de muerte
Eran las 13.40 del 31 de marzo cuando Maldonado se asomó a la puerta. Puso un pie en la vereda, miró a uno y otro costado para asegurarse de que el camino estuviera limpio. Hacía varias semanas que recibía amenazas telefónicas y el sigilo a la hora de entrar o salir de su casa era una manera de evitar un escándalo frente a sus vecinos.
“Soy destinatario directo de un cúmulo de amenazas de muerte”, reconoció más tarde, cuando denunció por “lesiones leves dolosas” y “amenazas” a la mujer ante el Ministerio Público de la Acusación. Una hora antes del ataque, Maldonado recibió un mensaje premonitorio: “de hoy no pasa”.
Sin dudas el acto más grave que recuerda se produjo en vísperas de Navidad: “Estafador, te voy a matar a vos y tu familia”, le habría gritado Susana S. desde la vereda, mientras golpeaba a su puerta. Expresión que además, habría puesto por escrito en un papel que lanzó por la hendija de la correspondencia, porque las palabras se las lleva el viento. El hecho también fue denunciado en su momento por Maldonado en la Comisaría 3ra.
“¡Jorge, Jorge!”
Para su desventura, esta vez el sigilo no fue suficiente y a poco que se calzó la mochila a los hombros y dio unos pasos hacia el este, desde la esquina pronunciaron su nombre: “¡Jorge, Jorge!”.
Maldonado apenas atinó a darse vuelta cuando reconoció, en esa figura robusta que se le precipitaba, a la mujer que por todos los medios y desde hacía varios meses intentaba evitar.
“Cuando lo veo salir empiezo a correr hacia él”, se agita Susana en el relato; él intentó escapar, pero ella lo alcanzó a mitad de cuadra y protagonizaron un feroz forcejeo que terminó con Maldonado herido de arma blanca en el antebrazo izquierdo. En medio de la confusión él alcanzó a subir a un auto rojo, donde logró esconder la mochila y escapar por calle Gobernador Freyre en contramano, en dirección al Hospital Cullen. Tres puntos de sutura le colocaron en la guardia del nosocomio público y le dieron el alta. Afuera, lo esperaban dos uniformados que lo trasladaron a la comisaría 2da., donde quedó demorado hasta la medianoche, hasta que recuperó la libertad.
"Curial caco"
Tras tomar conocimiento de este nuevo episodio criminal que involucra a Jorge F. Maldonado, el abogado Jorge Daniel Pedraza se presentó este lunes ante el Ministerio Público de la Acusación, para por derecho propio radicar la denuncia. Lo hizo en su carácter de representante legal y querellante en otras tres causas judiciales que tienen como imputado a Maldonado y a los fines de informar al fiscal de probables nuevos casos, que todavía no han sido evaluados por la Justicia.
En su escrito informó que “Maldonado está con dos procesamientos firmes en las causas acumuladas de la Caja de Jubilaciones de la Provincia (cesanteado por decreto 1.654 del 19 de agosto de 2012) y la estafa contra mis clientes V. y F. cuando quisieron comprar dólares”, en un expediente que se encuentra en el sistema de conclusión de causas penales y sobre el cual todavía no se dicta sentencia.
“Asimismo Maldonado fue denunciado por estafa, por haber desapoderado ilegalmente de un seguro mutual” a una viuda y su hijo, “en una investigación a cargo de la fiscalía del Dr. Gustavo Urdiales en la que soy pretenso querellante y por lo que pido sea dirigido este legajo por conexidad subjetiva”, reclamó Pedraza.
En definitiva, el denunciante solicita que se lo cite a él y a los supuestos damnificados a radicar denuncia, “atento al peligro público que significa el obrar impune del curial caco, con matrícula subsistente”.