Cinco integrantes de una banda de delincuentes locales fueron condenados hoy en tribunales. Si bien las penas son exiguas en relación al daño material causado, la fiscalía y la defensa acordaron un resarcimiento.
Juliano Salierno
El Ministerio Público de la Acusación y la defensa particular de cinco miembros de una banda que cometió una decena de entraderas en la ciudad, acordaron hoy condenas que van de los 3 años a los 4 años y 8 meses de prisión; así como el resarcimiento para las víctimas mediante la entrega de tres autos de media gama patentados entre 2014 y 2015.
Si bien no se estableció aún la manera en que se materializará la entrega de los vehículos, la fiscal del caso, Milagros Parodi, informó al juez Penal Sergio Carraro, que condujo la audiencia de juicio abreviado, que ya se encuentran en poder de la fiscalía la documentación registral de un Citröen C4 Lounge patente OJB-782; un Volkswagen Fox patente OMT-424 y un Peugeot 208 matrícula OJB-599.
Los tres coches fueron secuestrados en ocasión de los allanamientos realizados en el marco de la investigación, puesto que según datos obtenidos de las cámaras de seguridad privadas se deduce que fueron utilizados para cometer los robos.
Un total de diez robos a viviendas particulares -9 consumados y 1 en grado de tentativa- quedaron enmarcados dentro del acuerdo mediante el cual Lucas Iván Ifrán (32), Carlos Raúl Quartucci (26), Diego Ismael Zabala (41), Roberto Luis Presser (43) y Rodrigo Rufino Bustos (44) recibieron condena por los delitos de “asociación ilícita” y “robo calificado, por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudo ser acreditada, agravado por ser en poblado y en banda”; además se les imputó a Quartucci e Ifrán “resistencia a la autoridad”, y a Presser “portación indebida de arma de fuego”.
Las penas
Los imputados, representados por los abogados Rodolfo De Aguirre y Juan José Patiño, aceptaron las penas de 4 años y 8 meses de prisión en el caso de Ifrán; 3 años y 8 meses de cárcel efectiva para Quartucci; y 3 años de prisión efectiva para Zabala, Presser y Bustos.
Asimismo, la fiscal Parodi puso en conocimiento al juez que cuatro de los cinco imputados cuentan con antecedentes condenatorios, dos de ellos con condenas en suspenso -Zabala y Quartucci- y otros dos con sanciones de prisión efectiva -Ifrán y Bustos-; tanto es así que éste último se encuentra cumpliendo condena de 13 años y 9 meses por un delito más grave. Para Ifrán y Bustos, la Fiscalía solicitó se declare la “reincidencia”.
Si bien no siempre estuvieron todos en los diez episodios delictivos, para la Fiscalía los cinco imputados “formaron parte de una asociación o banda” que “mediante previo acuerdo” protagonizaron una serie de hechos delictivos, cuyo registro más viejo se remonta al 6 de junio de 2015. El grupo cometía los robos bajo la modalidad de “entraderas” ya sea “al azar” o luego de haber realizado “inteligencia previa”; y lo hacían de manera indistinta con personas en la casa o sin ellas.
Dinero y oro
Por lo general, los objetos sustraídos se basan en dinero en efectivo en moneda nacional o extranjera, joyas -en su mayoría de oro- y artículos de electrónica como celulares, notebooks, cámaras de foto, juegos, etc., aunque también sustrajeron perfumes importados e indumentaria, entre otros.
Fueron incluidos en el acuerdo los robos cometidos el 6 de junio de 2015 en una casa de calle Seguí al 1700; el 11 de junio en Gobernador Candioti 1300; el 28 de agosto en dos viviendas ubicadas en calle Talcahuano al 7700 (uno en tentativa); entre septiembre y octubre en una vivienda de calle San Lorenzo al 4100; el 14 de noviembre en una casa ubicada en calle Juan del Campillo 2600; y el 22 de noviembre en Lisandro de la Torre al 3000. La seguidilla continuó a comienzos de este año con un robo el 5 de enero 2016 en Entre Ríos 2700; el 18 de febrero en otro inmueble de la misma calle (Entre Ríos al 2700); y el 8 de abril de 2016 Chacabuco al 1200.
Las víctimas Si bien en algunos de los casos las víctimas no estaban en casa, en otros fueron testigos directos del ingreso de los desconocidos, que actuaban ingresando a las viviendas por el frente y reduciendo a los moradores. Sometidas a presión psicológica, a veces con armas y otras solamente por la fuerza, presionaban a los habitantes para que indicaran los lugares donde se encontraban los ahorros o efectos de valor. Una media en la boca, una funda de almohada en la cabeza y precintos plásticos en pies y brazos fue el método empleado para despojar de un cuantioso botín a una de las damnificadas. En otra oportunidad, una pareja de hermanos que estaba en su casa de barrio Sur también fue maniatada mientras los desconocidos recorrían la casa. También los cables de los cargadores de los celulares fueron un objeto recurrente entre los utilizados para atar a las personas, a las que por lo general les tapaban la cara para que éstas no pudieran reconocerlos. Afortunadamente, las cámaras de seguridad privada fueron de vital importancia para suplir a los reconocimientos en rueda de personas, y así permitir ubicar a los encartados en los diversos domicilios en ocasiones en que fueron cometidos los robos.
Allanamientos y detenciones La banda dedicada a perpetrar cuantiosos robos a casas de familia fue desbaratada a fines de abril de este año, cuando tras dos meses de trabajo, la Policía de Investigaciones (PDI) allanó siete domicilios en Santa Fe y Santo Tomé, donde fueron detenidos cuatro de los integrantes -el quinto estaba preso por otra causa- y se secuestraron los vehículos y numerosos objetos de valor, algunos de los cuales fueron devueltos a las víctimas. Los allanamientos se produjeron en domicilios de La Rioja al 4100, Fonavi San Jerónimo (dos viviendas), Vieytes al 2000, Pietranera al 3100, Mariano Cabal al 4000, todos de la ciudad de Santa Fe, y en Libertad al 1900 de Santo Tomé. Respecto de los detenidos, son todos hombres mayores de edad y, según indicó el jefe de investigación regional de PDI, Mario Monzón, “son personas que ya han sido mencionadas o que habrían participado en algún hecho (ilícito) anterior”. El comisario señaló que “es una investigación que viene realizándose desde hace dos meses aproximadamente” cuya modalidad “es lo que se denomina entradera, es decir sorprender a las personas dentro del domicilio o cuando están ingresando y mediante amenazas, en la mayoría de los casos con armas de fuego, se las introduce adentro del domicilio para reducirlas, privarlas de la libertad y sustraer todo elemento que pudieran llevarse del lugar”.