“Alguien del diario puede venir a ver una foto que saqué con mi celular. Aparece un fantasma”. La llamada llegó a media mañana y, en principio, fue una más de las cientos que se producen a diario.
Tras recibir las indicaciones del caso salimos en dirección a barrio Sur. A los pocos minutos arribamos a una vivienda ubicada entre la Casa de Gobierno y el templo de Santo Domingo.
“Ah... ustedes vienen por la foto que sacó mi hijo”, dijo una amable mujer cuando nos presentamos como periodistas.
Al cabo de un rato apareció un joven, el que sin prólogo exhibió la imagen que captó con su teléfono celular.
Y las bromas que cruzamos mientras íbamos en camino, se transformaron en asombro.
Lo que sigue es el relato del joven (que pidió reserva de su identidad) dando cuenta del momento en que obtuvo esa imagen.
“Estaba anoche jugando a las cartas con un amigo cuando se cortó la luz. Entonces se me ocurrió utilizar la función linterna de mi teléfono celular para poder continuar. Mi teléfono alumbra 1 minuto y hay que reiniciar. Lo que ocurrió es que cada vez que apretaba la tecla para reiniciar la luz, también tocaba la tecla para sacar fotos. Así saqué sin darme cuenta varias fotos a la mesa.
“Al otro día un amigo me quiso pasar un tema musical. Para hacerle lugar en la memoria del teléfono le dije que iba a borrar algunas fotos que tenía.
“Y fue allí cuando me encontré con la sorpresa de las fotos sacadas la noche anterior. “Pero lo peor vino cuando observé mejor las imágenes.
“En el ángulo inferior derecho, sobre lo que es un mazo de cartas, veo el rostro de un niño que aparece como dormido. Su carita no está de frente, sino acostada. Ustedes lo ven?”, nos preguntó.
El viaje de regreso a la redacción fue en silencio.