Hospital de Niños de Santa Fe: ola de consultas por los presuntos abusos sexuales
Una veintena de alumnos del establecimiento educativo fueron llevados "por precaución" al hospital Orlando Alassia por sus padres. Los médicos constataron que no había lesiones en ninguno de los casos.
Gentileza Hospital Dr. Orlando Alassia
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El caso del profesor de educación física denunciado por presuntos abusos sexuales contra alumnas suyas del Jardín de Infantes "Ceferino Namuncurá" provocó un aluvión de consultas en el Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia, donde aproximadamente 20 chicos fueron llevados este fin de semana largo por sus padres ante el temor de que hayan sido víctimas. Los profesionales pudieron determinar que ninguno de los pequeños revisados tenía lesión alguna.
"Es comprensible el temor de los padres. Es como una psicosis lo que ocurre. Suele pasar. Me hace acordar a cuando había un chiquito con meningitis y todos los padres salían a preguntar qué antibióticos comprar y cómo darle. Vos le tratabas de explicar que no era necesario, pero igual los compraban por miedo al contagio. Esto es lo mismo. Es entendible, pero hay que tomarlo con calma", reflexionó este martes el director del hospital, el doctor Osvaldo González Carrillo.
Cabe recordar que este fin de semana, el juez Gustavo Urdiales le impuso al profesor de gimnasia imputado la prisión preventiva, al hacer lugar al pedido del fiscal del caso, Matías Broggi.
Durante la audiencia, hablaron las madres de las víctimas. "Una persona así no puede estar en libertad. Me da consuelo que otras nenas no van a pasar lo mismo. Los chicos no mienten. Mi hija no miente", dijo una de ellas.
También el imputado hizo uso de su derecho a manifestarse ante el magistrado. Él contó primero cómo estaba conformada su familia, con sus padres mayores, su esposa con la que mantiene una relación "idílica" y tres hijos (uno de 20 años y dos de 12). "No puedo creer como de un día para otro pueden haberme cambiado la vida así. No hice nada para merecer esto. Siempre trabajé. Veintiséis años de antigüedad en la docencia, jamás tuve ningún tipo de problemas con ningún niño ni adulto. Trabajé durante dieciséis años en el colegio Inmaculada, nivel primario, en colonia de vacaciones del ateneo. Trabajé en Alto Verde haciendo trabajo social, de catequesis" quince años en Cáritas en Santa Fe, como trabajo social. Conozco casi todos los barrios de esta ciudad, también en San Javier y Santo Tomé", enumeró.
"Mi casa fue destruida, a mis mascotas las mataron. Dicen que entraron y las mataron. Dicen que es una familia de las personas que denuncian. Escuché que tuvo que salir en un patrullero mi familia. En el jardín trabajo desde hace ocho años. Siempre trabajé con nivel inicial. Hay tres salas de cuatro y tres de cinco, mañana y tarde. Es un jardín grande", explicó.
Finalmente, contó cómo es la metodología de sus clases y por qué sostiene que es imposible que se haya producido abuso alguno. Las clases duran 25 minutos y los alumnos son llevados y retirados del lugar por su maestra. "Los docentes no podemos tocar a los alumnos, salvo para ayudarlos si se caen o golpean. Cuando vienen y te abrazan no los podes esquivar pero se les recuerda que no se puede", aclaró y agregó: "Cuando trabajamos en el salón las ventanas están abiertas y cuando trabajamos en el patio estamos a la vista de todos, porque solo hay un tejido".
"Sintomático"
El abogado Marcos Barceló, defensor del imputado, analizó lo sucedido en la audiencia y sostuvo: "El primer caso es el de una mamá que ante el dolor de una niña que llega con dolor inguinal por un golpe empieza con un proceso psicológico para proyectar su propia situación, a presionar, proyectar su propia situación a su hija. No tiene la respuesta esperada y entonces la lleva a la niña al Hospital de Niños, donde interviene un equipo de cuatro profesionales. Todos descartan abuso. Le dicen que no había nada, que la niña no había sido abusada. No conforme, a la madrugada vuelve al centro de salud. Una pediatra la revisa con una linterna y le dice hay una irritación, pero ningún signo de abuso sexual", señaló el profesional.
"Ahí ingresan, y es sintomático en estos casos, los operadores del sistema de abuso sexual que son funcionales al MPA (Ministerio Público de la Acusación), médico legista del AIC, equipo de niñez de la Municipalidad. El médico legista le hace decir a la nena, algo que no tiene que hacer. Le hace una pregunta cerrada. Inductiva: '¿El profesor te tocó la cola?' y ella responde que 'sí'. En el equipo de Niñez vuelcan todo lo que dice la madre. Cuando le preguntan a la niña no quiere hablar. No hay nada en ese primer caso. Luego se disparan los otros dos, que son más gravosos para el imputado. Porque dicen: 'el profesor me tocó la cola'. Eso es muy difícil de defender. ¿Ante quien declaran las segundas? Ante los operadores del MPA", disparó.
Fundamentos
Por su parte, el juez, al emitir su resolución descartó que pueda existir el proceso psicológico denominado "identificación por contagio". Urdiales señala que "existen denuncias paralelas y casi simultáneas en distintas dependencias policiales (…), cuestión que aleja la posibilidad de un eventual 'acuerdo' para denunciar".
"El hecho de que las niñas no se conozcan entre sí -agregó- por pertenecer a distintos grupos, que sus padres no se conozcan entre sí y que sean de tan corta edad, alejan la posibilidad (...) del proceso psicológico que invoca la defensa".
El magistrado también destacó, entre otros fundamentos, "el hecho de que todos los niños demuestran comportamientos de angustia o llanto, antes de conocer los hechos, esto no es compatible con una especie de copia de discurso de los demás".