De la Redacción de El Litoral
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La Justicia entrerriana decidirá el martes 18 si uno de los casos más escandalosos de abusos sexuales en la órbita de la Iglesia Católica quedará impune o irá a juicio. Se trata de las violaciones de seminaristas adolescentes ocurridas entre 1984 y 1992 y atribuidas al sacerdote Justo José Ilarraz, que quedaron al descubierto por una investigación periodística avalada por la propia Arquidiócesis de Paraná apenas se revelaron los hechos, informó en su edición de hoy el diario La Nación.
Al momento de la denuncia pública, Ilarraz era párroco en Monteros, Tucumán. Actualmente, está suspendido. Cuando el caso tomó estado público, en 2012, uno de los primeros en condenar los hechos fue el entonces cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco.
A Ilarraz se lo acusa de haber abusado de decenas de menores seminaristas que vivían internos en el Preseminario de Paraná, donde él ocupaba el cargo de prefecto y preceptor de los chicos que cursaban estudios secundarios con miras a continuar la carrera sacerdotal.
Los testimonios de los seminaristas víctimas motivaron el inicio de un juicio diocesano que quedó en la nada y el cura Ilarraz fue enviado al Vaticano.
El procurador general de Entre Ríos, Jorge Amílcar García, inició una causa judicial en 2012, cuando la revista Análisis, de Paraná, reveló la historia del violador serial. La carátula de la causa es “Ilarraz, Justo José s/Promoción de la corrupción agravada”, y en ella confluyen ya los primeros testimonios de víctimas que comprometen el cura.
Pero los sucesivos planteos de la defensa de Ilarraz, que piden que se declare prescripta la causa, no hicieron más que retrasar la posibilidad de llevar el caso a juicio.
La Cámara de Casación Penal, conformada por los jueces Rubén Chaia, Elisa Zilli y Elvio Garzón, deberá resolver ahora si queda firme el rechazo a la prescripción, que ya fue declarado en instancias anteriores. La Cámara de Apelaciones se mostró a favor de la imprescriptibilidad de los delitos investigados.
Las violaciones habrían sido cometidas por Ilarraz entre 1984 y 1992, con víctimas de entre 12 y 16 años. “Ilarraz era nuestro confesor, profesor, prefecto, director espiritual durante el día; por la noche, era nuestro abusador. Además, tenía mucho poder, al punto de manejar buena parte de la economía del Seminario”, dijo una de las víctimas a La Nación.