Liliana Guadalupe Sala (57), la mujer que fue hallada sin vida el lunes en su vivienda de Sauce Viejo, fue ultimada mediante dos acciones combinadas: un fuerte golpe en la cabeza y la asfixia.
Así quedó precisado en un informe preliminar de autopsia. A su vez se ordenaron peritajes biológicos y de huellas para determinar el perfil del sospechoso.
Liliana Guadalupe Sala (57), la mujer que fue hallada sin vida el lunes en su vivienda de Sauce Viejo, fue ultimada mediante dos acciones combinadas: un fuerte golpe en la cabeza y la asfixia.
Esto es lo que quedó precisado en un informe preliminar de autopsia, el que ya obra en poder de los fiscales que entienden en este delicado asunto, Alejandra del Río Ayala y Martín Broggi.
A su vez se ordenaron una serie de peritajes en material biológico que fue hallado en la escena del crimen y en huellas, en un procedimiento que tiene por objetivo determinar el perfil de uno o más sospechosos.
La primera luz de alarma sobre el destino de Sala se encendió la mañana del lunes cuando, sin aviso previo, no concurrió a su lugar de trabajo en el Correo Argentino, donde se desempeñaba como jefa del Salón de Ventas.
El estado de sospecha se acrecentó cuando el teléfono celular de la mencionada no respondió a ninguno de los llamados que le hicieron sus compañeros de tareas. La situación fue comunicada a un hijo de la mujer (un hombre de 36 años) quien tampoco se pudo comunicar.
Y fue precisamente éste último quien, en medio de la incertidumbre, decidió ir hasta la casa de su madre, en Avenida Banderas 1700, esquina Magnolias, en jurisdicción de Sauce Viejo.
Una vez en el lugar nadie contestó sus llamados. Así las cosas el hombre decidió forzar el portón de entrada e ingresar al inmueble donde se encontró con una escena de horror.
Sobre la cama de uno de los dormitorios yacía sin vida su madre. El cuerpo estaba envuelto con sábanas y cobijas y atado en uno de sus extremos con el cable de un secador de cabellos.
El interior del inmueble lucía en perfecto orden, lo que en principio permitió descartar la hipótesis de robo. Lo único fuera de lo normal que se observó fue un bolso propiedad de la víctima, cuyo contenido había sido desparramado sobre una mesa. Eso sí faltaba la documentación personal como así el teléfono celular de la infortunada.
Las puertas de la casa estaban cerradas por dentro y el o los asesinos dejaron el aire acondicionado encendido.
El médico policial que examinó el cuerpo dejó constancia que presentaba heridas múltiples en la parte superior (rostro y cabeza) como así lesiones corto punzantes a la altura del abdomen.
Desde la escena del suceso los investigadores secuestraron almohadas, un toallón de baño, sábanas y demás prendas de vestir, las que serán sometidas a peritajes.
También se levantaron muestras de sangre y de cabellos, como así se procedió al secuestro de una cuchilla y un teléfono celular que fue hallado en la parte externa de la propiedad.
Ya sea el asesino o quien estuvo en la escena del crimen, escapó del lugar a bordo del vehículo particular de la víctima, un moderno Jeep Renegade, de color blanco.
En su fuga este individuo protagonizó un alocado raíd que incluyó dos choques; uno en la zona del bulevar Pellegrini y otro en Circunvalación Oeste, a la altura del rulo del Hipódromo.
En este último lugar el fugitivo fue perseguido por el hombre al que había chocado, ante lo cual optó por arrojarle la tarjeta verde para continuar con su huída.
Finalmente el Jeep Renegade fue encontrado por personal policial poco después abandonado entre unos pastizales, en un camino lindero al recicladero de basura.