Otra mañana de furia en La Carbonilla.
Otra vez hubo detonaciones de arma de fuego en el lugar. Los vecinos reclaman desesperados que terminen los enfrentamientos.
Otra mañana de furia en La Carbonilla.
Eran cerca de las 9 cuando los vecinos de barrio Siete Jefes se vieron sobresaltados al escuchar detonaciones de arma de fuego, las que provenían del asentamiento ubicado sobre los terrenos ferroviarios, a la altura de Vélez Sarsfield, entre Pedro Ferré y Colodrero.
Tras los llamados al 911 varios patrulleros llegaron al lugar. Hubo algunas corridas aunque no se concretó ninguna detención. En el lugar los uniformados entrevistaron a un hombre que actualmente vive en uno de los galpones ferroviarios que están usurpados, quien denunció que varios sujetos le habían tiroteado su vivienda.
El denunciante es Hernán Arduvino, un cuestionado individuo que asegura encabezar un proyecto de huerta comunitaria en el lugar.
Lo de cuestionado refiere a que se sabe que el nombrado (a quien todos conocen por su apodo Wilson) ya protagonizó distintos episodios violentos y que incluso (en agosto del año pasado) hasta fue detenido por un hecho de amenazas calificadas y abuso de armas.
Pero mientras la policía continuaba con el procedimiento y realizaba averiguaciones entre los ocupantes del asentamiento, un grupo de vecinos cruzó calle Vélez Sarsfield e hizo conocer, a los gritos, su reclamo.
"¡ Por favor dejen de tirotearse ! ¡Algún día un balazo de ustedes va a matar un inocente !", vociferaron en medio de los involucrados en el incidente y delante de los uniformados.
"Estamos cansados de sus enfrentamientos y peleas. Anoche hubo tiroteos en las inmediaciones de Vélez Sarsfield al 3600. El primero fue a las 20 y luego a la medianoche otro. También incendiaron una casilla y debió venir bomberos y policías", apuntaron.
"Esta zona es un desastre, no sabemos si está liberada o qué pasa en realidad. No podés andar sola por la calle porque te asaltan, a cualquier hora. Todos los días nos enteramos que entraron (ladrones) a alguna casa. ¡¡ Por favor... basta !!", sentenció una mujer.
"Acá el problema desde hace tiempo sigue siendo el mismo. Hay dos grupos que dirimen sus cuestiones a los tiros. El riesgo es que una bala perdida mate un inocente", graficó con contundencia Gabriel Crespo, presidente de la vecinal Siete Jefes, en diálogo con El Litoral.
Para colmo de males todo se agrava por un vacío legal que no permite ordenar la cuestión de esos terrenos que fueron usurpados.
Consultado al respecto el dirigente explicó que "si bien los terrenos son nacionales, nunca se terminó el trámite de cesión a la provincia. A partir de entonces se generó una zona gris donde 'nada es de nadie'. Y eso es 'pasto' para los aprovechadores".
En otra parte Crespo señaló que "como las autoridades nunca tomaron cartas en el asunto, hubo un avance del delito. Detrás de todo esto hay un negocio inmobiliario. Muchos de estos enfrentamientos tienen como origen la disputa de terrenos. Sabemos que los venden como así también tenemos conocimiento que hay tráfico de sustancias ilícitas".
"Las usurpaciones están a la orden del día. De noche vemos que hay movimientos de vehículos y personas. Se generan hechos de violencia de todo tipo. Todo esto ocurre en el centro de la ciudad y a la vista de todos", remarcó.
Más adelante Crespo indicó que "venimos trabajando muy fuerte con el municipio y con el ministerio de Seguridad. Notamos que hay buena predisposición. Pero lo real y concreto es que las soluciones no llegan. Seguimos igual o peor".
"La sensación que tenemos con esos asentamientos es que son una bomba de tiempo. En cualquier momento estalla y hace un desastre. No hay que esperar a que explote. La idea es desactivar la bomba antes", concluyó.