Un médico policial de amplia trayectoria fue condenado por abusar sexualmente de una joven en el marco de un examen físico, luego de que ella fuera golpeada. Sucedió a principios de agosto pasado, y por esto el galeno aceptó una pena de 3 años de prisión condicional y la inhabilitación especial perpetua para desempeñar cargos públicos.
La causa estuvo en manos del fiscal de la Unidad Especial se Violencia de Género, Familiar y Sexual, Roberto Olcese, quien presentó el escrito según lo convenido con la defensora pública Gisela Alemandri.
La mañana del 2 de agosto de 2020, en la oficina de la División de Medicina Legal de la Unidad Regional Nº 1, el médico policial Walter Héctor Padilla (41) realizó una serie de tocamientos de índole sexual sobre una mujer que había acudido luego de ser golpeada en el rostro.
La jueza Sandra Valenti admitió el acuerdo de juicio abreviado y el 10 de febrero emitió su resolución en la que impuso al galeno la pena acordada, de 3 años de prisión en suspenso por el delito de "abuso simple", así como una inhabilitación especial perpetua para desempeñar cargos públicos ya que el hecho ocurrió mientras cumplía sus funciones. La condicionalidad de la pena está sujeta a una serie de reglas de conducta.
La madrugada del 2 de agosto la mujer fue víctima de una agresión física seguida de amenaza de muerte por parte de su hermano, lo que derivó en que se ordenara su traslado a una dependencia policial. Desde allí, la llevaron a la oficina de la División de Medicina Legal de la URI, ubicada en calle Primera Junta 2459, para que el galeno en turno examinara sus lesiones.
Eran aproximadamente las 7.30 cuando ella conoció al médico policial Padilla, con jerarquía de Subinspector, quien la hizo pasar a un consultorio y, sin interrogarla respecto de qué había sucedido y sus posibles dolencias, abusó de ella. La hizo desvestirse, requiriendo que también se quitara la ropa interior y, "sin relevancia alguna para el acto médico que debía desempeñar" le tocó los pechos.
Al retirarse del lugar, la víctima le comentó a uno de los policías encargado de su traslado lo que había sucedido, manifestando "me hizo sentir re mal el tipo". Padilla fue imputado como autor de "abuso sexual simple calificado por ser cometido por un miembro de la fuerza policial en ejercicio de sus funciones" y, meses más tarde firmó un acuerdo de juicio abreviado aceptando su responsabilidad en el acto.
Dentro de las reglas de conducta con las que debe cumplir se encuentra la prohibición de contacto por cualquier medio y restricción de acercamiento de 500 metros en relación a la víctima, su grupo familiar y domicilio, así como someterse al cuidado del Patronato de Liberados y abstenerse de usar estupefacientes o bebidas alcohólicas.
Padilla se aprovechó de la situación de vulnerabilidad en la que se encontraba la mujer, que acababa de ser víctima de un hecho violento, así como de su rol de funcionario público.