Entre las pruebas ofrecidas por las víctimas figuran largas “conversaciones” vía mensajes de texto, que comenzaron con un intercambio amistoso en pos de una transacción para la compra de divisas. Aquí una breve reseña.
Víctima: “Hola J., te llamé por el mail que mandaste de los dólares muy interesada. Soy (...) llamame cuando puedas!”.
Abogado: “Tanto tiempo. Estoy en reunión. Si querés adelantame para cuándo querrías y cuántos querés y te voy pasando cotización. Saludos”.
Víctima: “Compro hasta 50.000 dólares, pasame la cotización”.
Abogado: “Se podría hacer a 4,80. Hoy y mañana está”.
Víctima: “Avisame cuándo te puedo llamar y arreglamos”.
Abogado: “Dale. Más tarde te aviso y coordinamos. Por lo pronto le voy a avisar que te reserve porque me llaman varios. Saludos”.
Víctima: “Ok gracias!”.
Abogado: “Llamame cuando quieras”.