Danilo Chiapello - dchiapello@ellitoral.com
Varios delincuentes dieron un certero golpe en las instalaciones del Banco Macro donde, tras violentar numerosas cajas de seguridad -se hablaba de un número de entre 10 y hasta 50-, fugaron con un millonario botín.
Si bien del hecho se tuvo noticias hoy minutos después de las 7 (cuando un guardia de seguridad se comunicó con la policía), se supo que el robo comenzó a ejecutarse anoche, cerca de las 20.
El lugar elegido por los rufianes para “atacar” el banco fue una playa de estacionamiento y lavadero de autos ubicada en San Jerónimo al 2400, la que linda con los fondos de la entidad bancaria.
A dicho lugar los malvivientes arribaron en dos vehículos: un maltrecho VW Bora (después se supo que ese coche tiene una gran pérdida de aceite) y una Renault Kangoo, de color blanco. Se cree que en este último vehículo los cacos transportaron gran cantidad de herramientas para utilizar durante el “trabajo”.
Utilizando una escalera metálica (la que todavía esta mañana podía observarse en el lugar), los cacos llegaron hasta el techo del banco.
Ventana sin rejas
Según trascendió, el ingreso de los delincuentes a la entidad se produjo por una ventana balancín, la que no tiene rejas de protección y que comunica con el 2º piso del banco.
Un guardia de seguridad privada fue quien se topó con los delincuentes, ya adentro del banco, los que no le dieron tiempo a reacción alguna. El trabajador recibió un golpe en su rostro y además fue blanco de severas amenazas y presiones. Finalmente quedó fuera de acción tras ser maniatado con precintos plásticos.
Es de hacer notar que igual suerte corrió un colega del vigilador que llegó poco después y dos fleteros que aparecieron pasada la medianoche.
Resta aún determinar cómo fue que los ladrones lograron neutralizar los sistemas de alarma y comunicaciones que posee la institución.
Una vez logrado el control total del lugar, los malvivientes fueron por su objetivo principal. Descendieron a la planta baja y realizaron un boquete en una pared que comunica con el sector donde se encuentran las cajas de seguridad.
En esta parte, ardua fue la labor de los cacos para violentar gran cantidad de cajas, las que fueron atacadas con máquinas y herramientas de alta tecnología.
Premio mayor
No conforme con lo hecho hasta allí, los ladrones decidieron ir por el “premio mayor”. Fue entonces cuando arremetieron contra la bóveda del tesoro.
No obstante, los delincuentes fracasaron en este último objetivo.
Si bien lograron hacer en la bóveda un hueco de unos 50 centímetros de diámetro, no pudieron penetrarla. Quizás apremiados por el tiempo los cacos desistieron de intentarlo.
En el interior del banco quedaron abandonados todos los elementos que los delincuentes utilizaron durante el hecho.
Estamos hablando de amoladoras; gran cantidad de discos de acero; sierras, taladros y martillos hidráulicos; mechas de grandes dimensiones, máquinas soldadoras, cuatro tubos de acetileno, etc.
Según se cree, los ladrones dieron por finalizada su labor poco antes del amanecer y fugaron ya con las luces del nuevo día.
Una vez que se conoció el hecho, arribaron al lugar las máximas autoridades de la Policía, además del juez de instrucción en turno.
El trabajo de los peritos (huellas y rastros; fotógrafo; planimétricos, etc.) se desarrolló ante la mirada de los apesadumbrados clientes del banco, los que comenzaban a agruparse frente a las puertas de la entidad, en la peatonal San Martín al 2400.
Cerca de las 9, una veintena de personas eran las que daban muestras de su incertidumbre. Pero pasado el mediodía, más de un centenar de clientes eran los que reclamaban, a viva voz, algún tipo de explicación.
En horas de la siesta, voceros policiales confirmaron que sobre la autopista Brigadier López (pasando Aires del Llano) fue encontrado abandonado un VW Bora, que se cree fue el utilizado por los malvivientes.
La manzana del banco Macro